Con el plan de acción en marcha, la familia de Rebeca y María Elisa comenzaron a prepararse para el enfrentamiento final. La mansión estaba llena de libros antiguos, reliquias familiares y artefactos que se habían acumulado a lo largo de generaciones. La tensión en el aire era palpable, pero todos sabían que esta era su única oportunidad para detener al Santa diabólico.
"Tenemos que ser rápidos," dijo Kira mientras hojeaba un libro grueso y polvoriento. "Este ritual requiere precisión, y el tiempo es esencial. Cuanto más tiempo pase, más fuerte será el Santa."
Rebeca asintió, su mente trabajando a toda velocidad. "¿Qué más necesitamos para completar el ritual? ¿Estamos todos listos?"
María Elisa, quien había estado investigando los textos antiguos, se adelantó. "Lo primero que necesitamos es encontrar la 'Llama Eterna'. Es un artefacto muy poderoso que se encuentra en las profundidades de la mansión. Con eso, podremos canalizar la energía necesaria para sellar al Santa diabólico."
"Y luego," añadió Eloa, "debemos activar el talismán que tú, Rebeca, llevas contigo. Ese talismán, cuando se combina con la 'Llama Eterna', puede abrir una puerta de purificación."
"Es nuestra última oportunidad," dijo Raissa, la tía de Rebeca, con una mirada grave. "Debemos tener fe en lo que estamos haciendo. Si fracasamos, el mal se expandirá."
El grupo se preparó para adentrarse en las profundidades de la mansión, donde se decía que la 'Llama Eterna' había estado guardada durante siglos. La mansión, un laberinto de pasillos y habitaciones secretas, parecía más oscura que nunca, como si el propio lugar estuviera consciente del peligro que se cernía sobre ellos.
Andrés, el asistente de Acidz, quien se había unido al grupo debido a su conocimiento en antiguas reliquias y hechizos, estaba listo para ayudar en lo que pudiera. "Lo que necesitamos hacer es llegar a la cámara secreta. Según los textos, solo un descendiente de la familia puede abrir la puerta. Rebeca, este es tu momento."
Rebeca asintió, sintiendo la responsabilidad sobre sus hombros. "Vamos a hacerlo," dijo con determinación.
Mientras caminaban por los pasillos oscuros de la mansión, comenzaron a escuchar susurros en el aire, como si algo o alguien los estuviera observando. Un escalofrío recorrió la columna vertebral de todos. La atmósfera era densa y cargada de maldad, como si el propio Santa diabólico estuviera cerca, acechando en las sombras.
De repente, llegaron a una puerta antigua, custodiada por símbolos que solo los miembros de la familia de Rebeca podían descifrar. "Aquí es," dijo Kira, señalando los símbolos en la puerta. "Rebeca, es tu clave."
Rebeca se acercó y, con una mezcla de nerviosismo y determinación, colocó su mano sobre el símbolo familiar. La puerta comenzó a abrirse lentamente, revelando una cámara en lo profundo de la mansión.
En el centro de la cámara, una llama azulada brillaba intensamente. "La Llama Eterna," susurró María Elisa. "Es más poderosa de lo que pensaba."
Pero antes de que pudieran acercarse más, un ruido ensordecedor resonó a través de la cámara, y una sombra oscura emergió del suelo. El Santa diabólico apareció ante ellos, su figura más grande y aterradora que nunca. Su rostro, distorsionado y lleno de ira, los miraba fijamente.
"No creen que pueden derrotarme," dijo con voz profunda y resonante. "Nada de lo que hagan podrá detenerme."
El Santa diabólico alzó la mano, y una energía oscura comenzó a envolver el aire, haciendo que todos en la sala se tambalearan. Pero Rebeca, con el talismán en mano, dio un paso al frente.
"¡Es ahora o nunca!" gritó, mientras activaba el talismán. En ese instante, la Llama Eterna comenzó a brillar con una intensidad cegadora, y el poder del ritual comenzó a tomar forma.
El Santa diabólico gritó de furia, pero la energía combinada del talismán y la llama comenzó a envolverlo. "No... no puede ser..."
La figura de Santa empezó a retorcerse, como si la luz pura de la llama estuviera purificando todo su ser, arrancando la oscuridad que lo había poseído. Con cada segundo, su forma se hacía más y más débil, hasta que finalmente, con un último grito de desesperación, desapareció en una explosión de luz.
Un silencio pesado llenó la sala. La Llama Eterna parpadeó una vez más antes de apagarse, dejando atrás una sensación de calma que nunca antes se había sentido en ese lugar.
"Lo logramos," dijo Rebeca, mirando a todos, su voz llena de incredulidad. "Lo hemos detenido."
María Elisa se acercó, aliviada. "Pero esto no termina aquí. El Santa diabólico puede haber desaparecido, pero su oscuridad seguirá existiendo en muchos otros lugares. La lucha no ha terminado, pero ahora tenemos una ventaja."
Rebeca asintió. "Sí, pero al menos sabemos que juntos, podemos derrotarlo. Y ahora tenemos el conocimiento para hacerlo."
La familia de Rebeca, junto con sus amigos, se miraron unos a otros, sabiendo que el mal había sido detenido por ahora, pero que el camino que tenían por delante aún estaba lleno de desafíos.
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Jesús mata
Misterio / SuspensoDios cree que por fin la humanidad se va a poder salvar con su nuevo plan y todo va a salir bien, pero todo sale mal.