Abrí los ojos, aun algo desconcertada por lo que había sucedido. Busque a Mateo con la vista pero no lo encontré, así que como pude, me senté en la cama.
— Mateo, ¿donde estas? — interrogué bajando la mirada a la herida provocada por Uriel y que ahora estaba cubierta por una venda. La quite con cuidado y me di cuenta de que estaba perfectamente cosida.
¿En que momento había pasado eso?
El morocho ingresó a la habitación tarareando una melodía, y sosteniendo un vaso con agua y una pastilla.
— Por fin lucecita, ya estaba pensando en que iba a tener que hacerte respiración boca a boca o algo así — bromeó, extendiéndome el recipiente y el calmante
— ¿Cuanto tiempo me... desmaye? — interrogue mientras metía el remedio a mi boca y luego tomaba un trago de agua
— Dos horitas solamente — contestó sentándose a mi lado y apoyando mi cabeza en su abdomen — ¿cómo te sentís?
— Me duele un poco nada más... hablando de eso, ¿vos trataste la herida y la cosiste? — dude cerrando los ojos al sentir sus suaves caricias en mi cabello.
Él formuló un "aja" que me hizo sentir más tranquila, aunque todavía me intrigaba saber porque no había sentido nada. De repente, una sensación de culpa se apoderó de mi, tensó mis músculos e hizo que las lágrimas se acumularan en mis ojos.
— ¿Soy una mala persona por no haberte detenido cuando mataste a Uriel? o ¿por ordenarte indirectamente que hicieras lo mismo con Roxxane? o ¿por nunca haber llorado a mi mamá a pesar de que se murió hace meses? — interrogué apoyando mi rostro en la suave tela de color negro de su remera — soy una persona horrible
— No lo sos, morocha — susurró — solo actuaste según las opciones o razones que tenías.
— Me siento como una mierda — titubee entre sollozos que sacudían mi cuerpo incesablemente.
En mi cabeza se repetían en loop aquellas tres muertes; el golpe seco que dio el cadáver de Uriel junto a sus ojos marrones que aún reflejaban un gran terror, o, como Roxxane se retorcía en su jardín y luego caía entre los yuyos, o, el recuerdo del día en el que mi mamá me dejó y en como le habían quitado la vida injustamente. Tal como habíamos hecho Mateo y yo con las otras dos personas.
Aunque Uriel no era del todo alguien inocente.
— Fui yo quién los mató... vos no podías hacer nada — evocó pasando su mano por mi brazo, acariciándolo — menos a tu mamá... aunque tampoco digo que soy un angelito porque algo de culpa tuve.
Me levanté de la cama, secando mi rostro. Me sorbí la nariz y luego suspire, sintiendo que se liberaban varias de las tensiones acumuladas en mi espalda. Inconscientemente, me toque el collar que relucía impoluto adornando la zona entre mis clavículas, dándome un aspecto pulcro e inocente.
Luego recordé cuando Mateo me dijo "reina mía". Las dudas acerca del significado resurgieron así que me giré hacia él, preparada para recibir la respuesta y aclarar mi cabeza.
— ¿A que te referiste cuando me dijiste "reina mía" o cuando me preguntas si quiero ser tu reina? — consulté viendo una expresión de sorpresa por parte del morocho quien había vuelto a su forma demoniaca y tenía las alas extendidas hacía arriba, ocultándolo.
— ¿Escuchaste alguna vez las palabras "mater tenebrarum"?— interrogó con un tono algo serio que me asustó y provocó que la piel se me erizara.
Me acorde entonces de lo que había sucedido días antes de que Mateo llegara a mi vida, y de aquella voz que me repetía esas dos palabras una y otra vez.
— ¿Que significan? — dude observando cómo se paraba de la cama y se acercaba a mi, posicionándose detrás. Apoyo su cabeza en mi hombro permitiéndome sentir lo cálido que era su aliento, todo lo contrario a su piel helada.
— Madre de las tinieblas — susurró rodeando mi cintura con sus manos — ¿sabes que quiere decir eso?
Negué con la cabeza, notando que todos mis músculos se ponían rígidos. Él río mostrándome los dientes mientras apretaba sus dedos contra mi piel por unos pocos segundos.
— ¿Gobernarías el infierno conmigo? — me pregunto en voz baja. Percibí el sonido que hacía su garganta cuando tragó saliva con dificultad y me giré aunque sus manos no se separaron de mi cuerpo sino que se deslizaron y aferraron aun más a mi espalda baja.
Sus ojos rojos como la sangre misma me observaban, anhelando una respuesta de mi parte, pero no la obtuvieron.
— Llévame con Dame de la Nuit — le pedí escuchándolo suspirar — necesito hablar con ella primero... Monique me dijo que iba a ser la próxima, ¿se refería a esto?
— Es tu destino, lucecita... el nuestro en realidad — titubeo pasando una de sus manos por mi mentón — es tu deber ser su gobernante... han esperado por siglos que la joven bruja de piel blanca como la luna, con ojos color esmeralda y cabello oscuro como la noche los libere de la tiranía y les de un trato justo... no puedo hacer esto sin vos.
Negué una y otra vez con la cabeza, retrocediendo hasta que mi espalda chocó con la pared. Mateo dio unos cuantos pasos hacia mi y me agarro de la muñeca. Lo escuche bufar irritado antes de aparecer frente a la casa de Monique.
— ¿Vas a buscar en ella las respuestas que ahora yo puedo darte? — consultó soltando el agarre lentamente y jugueteando con mis dedos — no voy a obligarte a ir conmigo cuando llegue el momento... tenes que hacerlo por tu propia voluntad
No respondí. Empecé a caminar hacia la puerta que golpeé unas pocas veces, lo suficiente como para que la mujer apareciera en el umbral mirándome con cierto pánico por culpa del morocho que me esperaba detrás.
No sé a qué se debió el cambio repentino de actitud, pero ella se hizo a un lado permitiéndome el paso y posteriormente, cerró la puerta, hundiéndonos en el silencio de su gran hogar.
━━━━━━✧❃✧━━━━━━
si alcanzo a empezar y terminar el próximo cap lo subo hoy, sino lo tienen mañana en la tardecita pq cómo les dije en el canal d difusión d whatsapp no tuve tiempo d escribir ni ayer ni hoy así que pido disculpas 😔☝🏻
