Cap. 2-¿Me atrevería a llamar?

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28 de Marzo de 2012

Me levanto. No, no quiero volver a fumar. Qué sensación más extraña cuando el humo salió. Tengo la necesidad de eliminar todo aquello de mi cuerpo, de mi mente.

Por otro lado, el tabaco es lo único que me acerca a él. A Trey.

Vuelvo a mi rutina. Me quedo empanada mirando el sitio vacío.

Observo por la ventana, las nubes se mueven demasiado lento. El tiempo pasa demasiado lento en general.

Llaman a la puerta.

¡Será Trey!

Pensé eso en un momento de debilidad. La decepción fue cuando solo era un alumno más llegando tarde.

Empecé a dibujar sobre mi cuaderno para relajarme.

Al principio solo eran garabatos, después, les empecé a dar forma.

Una casita en medio de un río. Se hunde y se la comen los peces, con la gente dentro.

¡Oh dios!

Como he sido capaz de dibujar eso. No soy así de oscura, de verdad que no.

¿Y si me estoy volviendo loca por aquel chico?

En realidad sí. Es una locura enamorarse de dos veces que has visto a alguien, o tres. Una auténtica locura. Pero no lo podía evitar. Lo necesitaba. Lo necesitaba como el humo de un cigarro en mi interior.

Llegó la hora del recreo, y salí a la calle.

Todos fumaban a mi alrededor. Aspiré con fuerza llenándome fuertemente los pulmones. Me sentía aliviada, como si Trey me abrazara.

La verdad, me sentía como una fumadora pasiva. Lo era. Eso era muy perjudicial para mí.

¡No puedo permitírmelo!

Me repliqué.

Entré al establecimiento de nuevo. Ya estaba a salvo, de alguna manera.

Entonces, vi a la chica rubia con la que Trey hablaba el otro día. No lo podía creer. Cogí fuerzas y fui a hablar con ella.

-Hola, soy Adel, una amiga de Trey, ¿tú eres..?

-¿Amiga de Trey? -Me miró extrañada. -Trey no tiene muchas amigas por aquí.

-Bueno, seré la excepción. -Sonreí nerviosamente.

-Pues hola Adel. Yo soy Cris, su... hermanastra.

-Ah, yo pensé que vosot-No me dejó terminar la frase y se rió descaradamente.

-Trey será muy apuesto para ti, pero para mí es solo un hermano con derechos.

¿Qué querría decir con derechos?

-¿Derechos?

-Sí, cosas a cambio. Yo le hago favores como hacerle la comida, y él me los devuelve como trayéndome al instituto. Ya sabes, favores que nos hacemos entre hermanos.

-Ah, entiendo. -En realidad no entendía una mierda, no tenía hermanos, ¿cómo narices entendería eso? -Y... ¿Dónde está él?

-Pues, no suele venir mucho clase porque le coincide con el trabajo. ¿Sabes? A él nadie le mantiene. Tiene su propio piso.

Iba a hacer una locura aún mayor. Estaba decidida.

Sin batería #Parte1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora