Cap. 24 -El número al que llama, no existe

152 21 5
                                    

31 de Julio de 2013

Me levanto tarde de la cama. ¿Y Trey?

Me estiro y bostezo. Observo a mi alrededor.

Lo único que veo, es una hoja doblada por la mitad en mi mesilla de noche, y comienzo a leer:

Hola, no sé como empezar. Siempre es difícil despedirse, por eso no lo quería hacer en persona. Una carta puede ser algo más que raro, pero creo que me voy a expresar mejor escribiendo. No sé si ir directamente al grano, o primero decirte todo lo que te quiero, que aunque ya lo sabes me gustaría recordártelo para que nunca se te olvide. Eres lo más bonito que he visto en mucho tiempo. No quiero olvidarme de tus grandes ojos color café, pero tu sonrisa, tu estúpida sonrisa me vuelve loco. No sé que haré fuera sin ti. La verdad es que sí se me está haciendo complicado. Digo fuera porque me voy, y no puedes venir. No me busques ni intentes sacar el por qué, porque no lo hay. Simplemente tengo que irme lejos, y no creo que vuelva. Te quiero tanto que pensaré en ti cada noche, aparecerás en cada sueño. Jamás pensé que pudiera amar a nadie como te amo a ti.

-T

Abrí mis ojos como platos. ¿QUÉ?

Bajo corriendo las escaleras sin tropezarme. Ya sabéis mi problema con las escaleras.

-¡Papá! ¿Has visto a Trey? -Mi respiración está muy agitada y apenas puedo respirar.

-¿Adel? ¿Estás bien? Se fue temprano, dijo que tenía cosas que hacer.

-¡No! ¡No puede ser! -Me puse mis zapatos lo más rápido que pude y no me importó ir en pijama corriendo hasta su apartamento.

En realidad mi pijama era un pantalón negro corto y una camiseta rosa de tirantes de hello kitty. Sí, he dicho Hello Kitty.

Llegué afixiándome y cogí un poco de aire antes de llamar a la puerta. Me tranquilizo y llamo.

Diiiiiiiiin dooooon

Espero unos segundos y vuelvo a llamar. La paz en la que me había quedado desaparece. Empiezo a llamar seguidamente y golpear la puerta como si no hubiera mañana.

-¡Trey, ábreme! ¡Sé que estás ahí! -La lágrimas empiezan a recorrer mis mejillas, hasta tal punto que no las puedo parar. -¡Qué abras, mierda!

Sigo llamando fuerte, mis puños están con rozaduras y mis brazos tiemblan con apenas sin fuerza, al igual que mis piernas.

Finalmente caigo en el suelo apoyada en la puerta. -Trey por favor... -Mi voz está quebrada de tanto llorar.

Sigo así durante horas, pero nadie me contesta.

Me levanto poco a poco con los ojos rojos, y vuelvo a casa a paso lento con los pies arrastras.

Antes de nada, lo llamo.

El número al que llama, está apagado o fuera de cobertura. Por favor, intente llamar en otro momento.

Vuelvo a llamar.

El número al que llama está apagado o fuera de...

Todo el rato lo mismo.

Yo: ¿Dónde estás? ¿Y esa carta?

Yo: Trey... Contéstame.

Sin batería #Parte1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora