Capítulo 26

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Regresamos al auto de Martijn, me llevó hasta el hotel y esperó hasta que abriera la puerta del cuarto.

- Adiós pequeña, esta vez no te caíste - susurró, estaba atrás mío. Al abrir la puerta ví a Giane, estaba en el sofá mirando una película y comiendo pizza con Eduardo.

Voltié y en un impulso besé a Martijn, Giane volteó y nos vió, Dios su cara mostraba confusión y sorpresa, era en cierta parte graciosa.

- Adiós pequeña - volvió a repetir, él también estaba sorprendido.

  Cerré la puerta, tenía una sonrisa taaaa.....n grande.

- ¡Me voy a dormir chicos! - dije dirigiéndome a Giane y Edu...

- ¡Nosotros también! - respondieron, entré a la ducha primero que todos y dormí con una gran sonrisa.

- ¡Mañana me cuentas todo! T-O-D-O - dijo Giane apuntándome con el dedo.

- En el desayuno - respondí relajada.

Al día siguiente, mientras desayunábamos, le conté todo a Giane y Edu..., bueno a exepsión de lo que pasó en la laguna, eso se lo contaría a solas a Giane.

- ¡MALDITO CABRÓN! - gritó Eduardo enojado - espérate a que me lo encuentre y se las verá conmigo, ¡Con una mujer no se mete!

- Ay... Ross... siento todo esto que a pasado pero... ¡Mírale el lado bueno! ¡Conociste a Martijn!

- Y a Julian.

- Si a Julian ahh... él es tan sexy.

- ¡Oye! ¡Tranquilas!, ¡Me pongo celoso! soy como su hermano mayor, nos abrasamos los tres, éramos como una familia.

- Los quiero - dije.

- Chicas... - dijo Eduardo después del emotivo momento, estaba cabizbajo - me tendré que quedar en Las Vegas, no me quedaré esos seis meses, anteayer que fuimos a mi trabajo me dijeron que hubo fuertes problemas con el que se suponía era mi reemplazo así que me pidieron que regrese, pero... estos pocos días que los e pasado con ustedes han sido los mejores - dijo triste.

- Ohh... Edu..., sabes que nosotras siempre te apoyaremos - dijo Giane abrasándolo.

- Te comprendemos y sabemos que tu trabajo vale mucho para tí - dije yo - así que no te culparemos, te puedes quedar - dije algo triste.

- Pero con una condición - dijo Giane.

- ¿Cual? - preguntó Eduardo.

- Que nos acompañes al aeropuerto.  

- ¡Por supuesto que sí! - los tres nos abrasamos muy fuerte casi con lágrimas en los ojos.

- Las extrañare - dijo Eduardo aún abrasándonos y con lágrimas en los ojos.

- Y nosotras a tí - respondimos al unisono con Giane.

- Gracias por todas las sorpresas y por haber estado con nosotras durante estos días - dije.

  Luego de eso Giane puso una mascarilla que bajaría la hinchazón y untó crema en todos los rasguños, me trajeron el almuerzo a la cama, mmm... pizza y helado.

  El lunes paso tan rápido, la pasamos Edu, Giane y yo, decidimos tomar ese día para pasarla con Eduardo por última vez, como toda una familia.


¿Por obra del destino? (Julian Jordan, Martin Garrix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora