Capítulo 5: ¿Los conozco? [parte 2]

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CAPITULO CORTO.

Ya era sábado. El sol resaltaba por la ventana de mi habitación dejando una linda y tranquila sensación de comodidad y llenando de un color alegre sobre mis mantas, ropa, suelo. Decidí ir a bañarme por un largo tiempo para relajarme, después de salir de la ducha me coloqué ropa cómoda y bajé a tomar desayuno. Consistía en dos ricas tostadas y un capuchino.

Entré a la cocina. Viendo a papá ya sentado sobre su puesto junto a la mesa.

-Hola papá. -lo saludé dándole un beso en su frente un poco arrugadita.

-Buenos días. -dijo leyendo el periódico mientras le daba un sorbo a su café con leche.  Sin su periódico no hay diversión.

Serví mi taza y tomé las tostadas dejándolas en la mesa. Abrí la nevera sacando margarina y mermelada de frutilla. Las dejé sobre la mesa y me senté al lado de mi hermoso padre el cual no despejaba su mirada de su periódico de las típicas mañanas.

Mientras servía mis tostadas observé a mi padre. Su cabello aún no estaba canoso, claro que no era tan viejo. Sus ojos eran achinados y un rastro de ojeras de no haber dormido interrumpía bajo sus ojos. Muy pocas veces lo veía en ese estado, siempre cuando estaba así era por el cansancio de su trabajo, pero últimamente solía tener más horarios libres. Y aprovechaba el máximo de mantener una buena relación conmigo.

Papá es un muy buen hombre, siempre me apoya en todo, bueno "casi". Porque a veces suele enfadarse pero es por mi bien y protección, la separación no consiste en que él me quiera más a mi que a Addy.

-¿Alguna nueva noticia? -pregunto dándole otra mordida a mi tostada o lo que queda de ella.

Amo las tostadas. Al igual que el chocolate y los jugos de naranja. Mejor dicho. Amo la comida.

Soy una glotona.

-Solo un par de críticas políticas, alguno que otro comentario de la farándula y comentarios de fútbol. -mira la mesa neutral sin pestañear.

Asentí levemente terminando mis tostadas y café. Dejé la taza en el lavabo, la lavé y luego la sequé dejandola en el estante de la loza. Guardé uno que otro cubierto y plato en su respectivo lugar y alguna cacerola con comida de hace días la fui dejando en un lado de la encimera para lavarla después.

Caminé hacia el salón sin saber que hacer, observando las cortinas que aún no se abrían desde la noche anterior. Decidí abrirlas y mirar un poco hacia afuera, para admirar la belleza del entorno que me rodeaba esta mañana. Al abrirlas me encuentro con un niño pequeño jugando al frente en la placilla con un chico.

Creo que ya sé quién es ¿por qué no vamos a hechar un vistazo?

Claro. Sigo viendo como juegan ambos chicos con una pequeña pelota naranja. El pequeño la lanza mientras que él busca la pelota. ¡Una mascota!

Reí ante el hecho de imaginar al chico con la cara de mascota corriendo tras la pelota con la lengua afuera. Tomé la casaca que estaba tirada en el sillón y tomé el picaporte de la puerta para salir.

-¿Dónde vas Jamie? -mi padre se asoma por el marco de la puerta de la cocina mirándome curioso.

-Iré... a mirar... al frente, eso. -dije dándole una sonrisa rápida e inocente para luego cerrar la puerta tras de mi.

Toda una malula querida, toda una malula. ¿Qué falta ahora? ¿Que seas una asecina en serie como el asecino de Texas?

Solo me faltaría una motosierra de marca, y unas cirugías de algún lunático en mi cara. Esa película es una de las mejores de las que se conocen en este querido lugar. Me imagino que será tener un asecino así aún aqui, pero que sea muy joven y bonito, no sé, quien sabe. Grr.

Caminé hasta la placilla donde los chicos estaban sentados en una banca descansando, al lado de un árbol muy bonito de bellas hojas verdes y vivas, como si aún fuera solo uno de esos primeros días de primavera en que las mariposas y los pájaros salen a hacer de las suyas junto a los abejorros tras las flores coloridas y olorosas.

Ambos alzaron sus miradas del columpio en donde una pequeña niña jugaba junto a su otra hermana, hacia la persona que se dirigía hacia ellos con paso largo. En ese caso... soy  la única chica.

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