Capítulo 10: Llamadas y Sorpresas.

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-Hola cariño. -mi madre -¿Cómo has estado?

-Bien... ¿por qué me llamas a esta hora?

-Quería asegurarme de que estabas durmiendo y no en parrandas. -dijo juguetona, empecé a temblar nerviosa por lo dicho de mi madre.

-Oh... si... durmiendo.- reí nerviosa -¿Cuándo te veré? Te echo de menos.

-Yo también cariño. Muy pronto, ahora tengo que irme. Cuídate... te quiero demasiado.

-Bueno... yo te quiero mucho más. -finalizó la llamada, guardé mi celular y luego miré a Chris.

Qué rayos le dio a este chico...

Estaba mirándome serio. ¿Examinándome? Mejor dicho.

-¿Quién era, Jamie? -se cruzó de brazos.

-¿Por qué te colocas así? -le sonreí extrañada.

-Respondiendome con otra pregunta. Genial.-se dio vuelta recostandose en una banca.

-Porque te colocas así... -este chico va a matarme.

-Te vengo a ver. Sonríes inocentemente. Te llaman. Dices que lo quieres y que lo extrañas. -hizo una mueca frunciendo el ceño.

-Chris... -me río por lo que dijo.

-Te conozco hace un mes Jamie. Y no has contado nada.-dejó de mirarme.

-Chris ¿Te das cuenta de lo que dices? -me ignora -¿Estás celoso?

Sigue ignorandote.

Me arrodillé frente la banca, buscando su mirada. Estaba mirando en un punto fijo pero yo lo interrumpo. Me mira y luego sonríe.

-Jamie... ¿Qué haces? -Ahora yo trato de ignorarlo, me siento en el mango de la banca -entiendo... ahora tu me ignoras.

Se sienta en la banca y luego me empuja hacia él quedando a su lado. Coloca su cabeza en mis hombros, lo miro fingiendo estar molesta.

-¿Qué? Así está más cómodo. -cierra los ojos.

-Chris... -digo mirándolo.

-Ajá. -responde con los ojos cerrados aún.

-Jhonny...

-¿Jhonny qué? -esta vez se estira.

-Jessica y Jhonny nos están viendo. -ambos nos miraban con los brazos cruzados, no pudieron evitar sonreír y se sentaron frente a la banca nuestra.

-Con que se las dan de sapo -sonrió.

Los chicos reían en la otra banca. Cuando Jhonny se despidió y se fue caminando a paso lento por la vereda.

-Chris. -Lo sacudí suavemente -tienes que irte... ya es tarde.

-Un ratito más. -hizo un puchero, abrió los ojos dándome una sonrisa somnolienta.

-No lo creo... Brave ya se fue.

-Rayos... bueno, adiós Jamie. -me dio un beso en la mejilla luego para despedirse de Jessy.

Ambas nos despedimos entrando a nuestras casas. Subí a mi habitación dando brinquitos. Cerré la puerta con cuidado y me cambié a un pijama.

Me adentré en la cama, sonriendo como patética. Dormiré como un angelito, pero vibró mi celular, encendiendo la pantalla para ver un mensaje de Chris.

"Buenas noches pequeña elfo..."

Ahora si dormiré como una reina. Sonreí y le contesté el mensaje. Esperen, hay otro mensaje.

Número Desconocido.
Eres una bastarda. Así tal cuál. ¿Qué crees tú? Eres una vendida, menos mal que no tienes novio jaja veamos cuanto duras feliz, como tu amiguita.

Esto hizo que me llegaran una mezcla de sentimientos al mismo tiempo, pero el mayor era... odio. Odio de quien lo había escrito y sorpresa del mensaje.

Llegaban y se iban pensamientos.

¿Alguien me espiaba? ¿Era alguien que conocía? ¿Quién me trataría así? ¿Que había hecho yo para que respondiera de esa manera?

Pero pronto lo sabría. Todo a su tiempo.

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Desperté en un lugar suave, aunque tenía frío. Tantié pero no tenía tapas. Esperen... abrí un ojo y luego levanté la cabeza de a poco, todo me daba vueltas. Pero lo que más me llamaba la atención era que estaba durmiendo en el suelo.

Los extraterrestres nos atacan ¡Corran por sus vidas!

Quité un poco de cabello que tenía en la cara, me coloqué de pie estirandome. Me sobé la espalda que me dolía como un corte de cuchillo, caminé hasta el baño entre durmiendo chocando con la pared torpemente.

Lavé mis manos y cara, me miré en el espejo.

¡AY POR LA MADRE DEL CORDERO!

¡Había un cerdopotrigalliguana mutante!

¡Tenía ojeras mas negras que el trasero de una vaca!

Mi rostro se veía cansado, como si no hubiese dormido hace años. Volví a lavarme la cara y la sequé con una toalla. Me doy asco.

-¡Jamie! -grita papá desde la primera planta.

-¡Dime!

Me refregué un ojo al que tenía medio pegado.

-¿Ya estás de vacaciones para no ir al colegio?

¡Por la cachimba de mi abuela! Se me olvidaron las clases. Miré la hora, entramos hace media hora. Corrí hacia mi habitación buscando ropa para colocarme, busqué una polera con tiras gruesas color pastel y unos jeans negros.

Hice todo lo que tenía que hacer así que bajé rápidamente hacia la puerta.

-Lindos zapatos cariño. -apuntó a mis pies. Estúpida. Andaba con pantuflas.

Subí nuevamente en busca de mis estúpidos zapatos. Busqué bajo la cama, pero solo estaba uno. Revisé por todas partes, iba saliendo de mi habitación cuando caigo de barriga en el suelo.

Lo que me faltaba ¡Tirenme una gaviota!

Me puse de pie viendo mi zapatilla la cuál no la había abrochado, cuando algo en la ventana...

¿Ventilas las zapatillas en la ventana?

¿Cómo llegaron ahí? La agarré de un tirón y me la coloqué. Bajé rápidamente tomando mi bolso, me despedí de papá y salí corriendo.

A los quince minutos llegué de carrera a la siga mía perros casi alcanzandome y una vieja rechoncha persiguiéndome en un triciclo. Normal.

¿Qué le pasa hoy a todos?

Abrí la puerta principal de golpe escabulléndome por los pasillos. Corrí hacia mi casillero, buscando las llaves en mi cartera.

-Señorita Winsley ¿Qué hace en los pacillos? -una voz ronca hizo que me paralizara.

La directora.

Pues sí. La directora tenía una voz petrificante lo que hacía que los bellos se te erizaran en un ssegundo. Es doña Tronchatoro.

-Yo... -piensa Jamie piensa -vine... a buscar algo que se me olvidó.

Solté rápidamente dándome la vuelta para estar frente a ella.

-Bien, pero no faltes a clases. -dijo seria, se dio la vuelta y avanzó hacia otro pacillo.

Uf... eso estuvo cerca. Me volteé de nuevo hacia el casillero.

-¿Haciendo cimarra? -susurró en mi oído lo que también me petrificó.





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