Mientras mis padres hacían lo suyo... cocinar, ya saben. Yo y mi hermana estábamos en mi habitación. Decidió preguntarme todo sobre mi vida, pues claro no podía mentirle, ella me conocía muy bien y yo era pésima haciendo mentiras.
Pasamos la hora confesándonos todo, ella, había conocido a un chico. Pero resulta que era un pobre de hambre, un desgraciado hijo de vaca.
Estábamos sentados todos en la mesa. Papá decidió hablar primero.
-Bien -dijo ansioso -mi pequeña hija hermosa y chaparrita -lo miré mal -mi hija cuello largo -mi mamá le frunció el ceño -bien, bien. Eres la única que no se había enterado, querida hija... sufriste tanto que por eso he decido contarte todo ahora que estamos juntos.
Asentí completamente.
-Tu madre y yo decidimos juntarnos a cenar el primer día -prosiguió -pero con ese día empezamos a juntarnos mucho más y necesitarnos mucho, pero mucho -empezó a reír. Pero yo solo lo miraba esperando a que siguiera -hm... entonces pasaron dos meses y decidimos que... tuviéramos un tiempo a solas para solucionar todo, y... pues bien...
-Decidimos casarnos -terminó mi madre con una gran sonrisa.
-¿Enserio? -dije mirándolos fijos - ¿es broma verdad?
Ambos se miraron extrañados y luego rieron.
-No sirves mintiendo -dijo mi padre.
Lo miré negando. Sonreí al final.
-Pensamos vender nuestras casas -dijo Addy.
-Pero yo no quiero vivir en la calle -les dije preocupada -no soy una callejera.
-Últimamente salías sin mi permiso Jamie -aclaró la garganta mi papá -además con tres chicos y una chica.
Mi mamá me miró impresionada -Jamie -regañó.
-Eh... no se preocupen -les dije tranquilizándolos -solo son mis amigos.
O excepto uno.
-Bien, no quiero tener chicos con hormonas revolucionadas en mi puerta en busca de mi pequeña bebé -advirtió papá -porque si no, los mando a esterilizar.
-¡Albert! -gritó mi mamá.
La única que reía era Addy. La estaba pasando muy bien por lo que se veía, mientras que yo estaba completamente sonrojada y avergonzada.
-Que histérica mujer-dijo mi padre elevando la copa con vino -entonces un brindis por mi familia.
Todos levantamos nuestras copas al aire. Claro que siempre como en las fiestas o cumpleaños.
Después de que termináramos de comer y lavar los platos, tocaron la puerta de entrada.
Fui rápidamente a abrir la puerta para encontrarme con el dueño de los ojos más bonitos que había visto en toda mi vida, el dueño de mis sonrisas, Christian. Llevaba una camisa azul debajo de su casaca de cuero, unos jeans negros y sus zapatillas de lona.
-Hola -dije sonriendo.
Pero no me di cuenta cuando me besó tiernamente y de una forma nueva y bonita para después entregarme un ramo grande de unas rosas rojas hermosas. Eran muy hermosas, lo miré y tenía una sonrisa formada en sus labios. Como quisiera seguir mirándolo...
-¿Me he perdido de algo? -giré y me di cuenta que papá estaba tenso, mamá atrás de él mientras Addy me guiñaba un ojo.
¿Planeta tierra? Les informamos que tenemos un caso diez, kin Kong en camino.
-Hola señor -dijo alegremente Chris estrechándole su mano.
-¿Quién eres tú? -dijo mi papá serio.
-Soy el novio de esta hermosísima mujer -sonrió Chris.
Miré a mi papá quien aún seguía con la mirada fija en mi novio. Si las miradas fueran terremotos Chris ya sería ciudad sepultada a doscientos mil metros bajo tierra.
-Creo que no es el mejor momento -dijo Chris dándome una mirada asustada -creo que me tengo que ir familia Winsley -luego miró más atrás de mi padre, encontrándose con la mirada de mi madre -oh, hola señora Dalton -dijo dándole una sonrisa a lo que mi madre le sonrió de vuelta.
Dicho esto miró a mi padre y quitó su mirada y su sonrisa a una fatal. Lo despedí lo más rápido que pude para salvarlo cerrando la puerta después y girándome a sus vistas.
No pude evitar darles una sonrisita nerviosa a todos mientras olía las rosas.
Querida, estas en problemas
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Anoche tuve que darle muchas explicaciones a mi padre, mamá me entendía pero papá era el terco. Hasta quería cerrarme bajo llave en mi habitación, lo bueno era que teníamos que mudarnos. Y justo a mi lugar favorito, a casa de la abuela. La casa de la abuela Gaby tenía demasiadas habitaciones, además que era muy bonita.
Agregando que queda cerca de la casa de Christian...
Ahora íbamos de camino a nuestra casa. "Nuestra" eso me da risa y nervios, le había mandado un mensaje a Chris diciéndole que lo sentía demasiado, pero él lo entendió... por otro lado mis amigos sabían de nuestra relación con Chris, lo que me extrañaba era Victoria quien no respondía mis llamadas y mensajes.
Me preocupaba saber que le pasaba, a lo mejor estaba mal. Debería ir a visitarla, no quisiera empeorar las cosas pero tengo que arreglarlo. Una amistad vale demasiado cuando es alguien importante.
-Llegamos a nuestro nuevo hogar -comentó mi padre estacionando el vehículo atrás de la casa, en el garaje -acomódense, tomen sus maletas y ordenan todo.
Abuela apareció en la puerta trasera haciendo un movimiento con sus manos en modo de saludo lo que mamá la imitó.
Bajé mis maletas del auto caminando hacia dentro sin antes saludar a mi abuela, quien me abrazó y me susurró al oído.
-Espero ver luego a nuestro nuevo integrante de la familia -dijo dándome un guiño.
-Te aseguro que no vivirá por mucho si viene -agregué dándole una última mirada para adentrarme a mi habitación.
Dejé mi bolso encima de la cama. Lo bueno de mi habitación nueva era que tenía un baño propio, lo que hacía un pequeño cambio agradable, ya que tenía mi propia privacidad.
Me dirigí al baño para darme una ducha, me encantaba la sensación que me daba, tranquilidad, relajación. Era lo mejor que podía hacer al llegar el primer día a mi nueva casa.
Al terminar de ducharme me coloqué unos jeans gastados, una polera suelta, unos converse y un jersey azulado. Me maquillé un poco y luego tomé mi celular para poder salir, encontrándome con mamá.
-¿A dónde vas hija? -preguntó.
-Voy a ver a Victoria, mamá -dije sin demostrar sentimiento alguno en mi frase.
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Dedicado especialmente a @Valeeh_24
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Cree en ti.
Novela JuvenilLa vida trae diferentes problemas, y a veces, no todo gira alrededor de ti. A Jamie le tocará pasar por algo mucho más que amistad, amor, y conflictos. Atente a las consecuencias, las verdaderas amistades no son fáciles de olvidar, y tampoco muy di...