Capítulo 26: ¿Incomodidad?

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Hoy era el último día del año en el instituto. Como de costumbre, todos los últimos días se hacían fiestas. Los familiares de los estudiantes llegaban a sus casas para celebrar. En mi caso, solo seriamos mi familia y la familia de Chris.

A mis padres o a mi madre mejor dicho, se le había ocurrido hacer una cena o algo parecido a una fiesta en una playa hermosísima.

Yo, sentada en una de las mesas del comedor... saboreaba el gran postre que las cocineras hicieron. Nos habían preparado puré de papas, manzana, entre otros. Había carne asada, hamburguesas y hot dogs. Para el postre, un flan de vainilla con crema de chocolate, luego seguía la colación. Era algo así como un regalo gastronómico que quedaría guardado no por mucho en nuestros estómagos. Pues claro que todo esto era solo para el último y penúltimo curso.

Ya que nosotros salíamos más temprano.

-Bien, creo que terminaste tu postre. –Chris me abrazó por atrás del asiento dándome un beso en mi cabeza.

-Quisiera repetir el postre. –dije dándole una última cucharada a mi flan.

-Ven, vamos. Hay que ir por la colación. –dijo mientras yo me levantaba de mi puesto.

-Dicen que está muy bueno. –dije. Que mejor, podría repetirme la colación.

-¿Quién, yo? –dijo Chris sonriendo burlón.

-No. –dije riéndome.

Se detuvo y me miró mal. Lo miré divertida para luego darle un abrazo apretado de oso.

-Eres una pesada. –dijo mientras pasaba sus manos por mi cintura.

-Era solo una broma. –lo miré, aún seguía con el ceño fruncido –eres tan lindo cuando te enojas.

Me miró y luego hizo una media sonrisa torcida. Aun no se convencía.

Puse mis brazos en sus hombros pasando mis manos por su cabello castaño acariciándolo de a poco. Me miró algo tenso. Esta vez me acerqué de apoco a sus labios haciendo que me mirara fijamente, aun así no pestañaba.

Me detuve cuando ya estaba muy cerca de él, quien me miraba los labios. Me alejé sonriéndole burlona. Seguí caminando con una sonrisa, bien, tenía hambre pero de colación.

Y volví a mirar hacia atrás. Chris estaba aún en el mismo lugar sonriendo pícaro cuando observa que lo veo. Empieza a caminar hacia mí de una forma moderada, empecé de nuevo a caminar pero un poco más rápido. Algo así que tuve que correr.

No pude evitar reírme de los puros nervios. Nunca me había gustado este juego del "corre que te alcanzo". Me ponía demasiado nerviosa y era algo que me causaba temor y risa al mismo tiempo.

No pude evitar dar un grito ahogado cuando siento que me elevan del suelo. Chris empezó a darme vueltas en el mismo lugar.

-¿Quieres venganza, o no Jamie? –dijo luego para empezar a hacerme cosquillas.

-¡Basta! –no podía parar de reír. Realmente no merecía la venganza.

-Claro que no. –dijo, mientras me hacía cosquillas en el cuello y el estómago.

Ya pensé que me iba a faltar el aire. Necesitaba oxígeno, lo necesitaba.

¿No que te gustaba jugar pequeñaja? toma un poco de tu propio chocolate.

-Está bien, está bien. –dije a lo que se detuvo.

Mientras trataba de respirar bien, sus ojos se centraron en los míos. Esta vez se acercó a mí colocando sus manos en mi cara, eché un vistazo en su rostro. Sus ojos azules, uno de los mejores detalles que me podía dar era ver como el cielo o el mar reflejado en sus ojos azulados profundos. Cada detalle que provenía de él era hermoso.

Sentí como sus labios toparon con los míos, mi pulso estaba algo acelerado. Le devolví el beso en segundos. El beso se forzó un poco, haciéndose pesado. Aun me faltaba oxígeno por las cosquillas, lo necesitaba.

-Necesito oxigeno. –dije dándole un leve empujón hacia atrás.

-Está bien. –dijo mientras daba una linda sonrisa con sus labios.

Tomé dos bocanadas con suerte cuando Chris volvió a besarme de una manera tierna mientras que sus manos acariciaban mi cara o más bien mis mejillas. Nuestros latidos se hicieron más fuertes y cada vez más acelerados. Cuando algo volvió a mi cabeza.

La colación se acabará si no vas.

Estuvimos así un poco más, cuando lo detuve.

-Tengo... tengo que ir por la colación. –dije separándome de él sintiéndome completamente extraña. Mis labios al igual que el de él estaban hinchados y rosados.

-¿Ocurre algo? –dijo mientras me miraba extrañado.

-No. –dije con una sonrisa fingida –tengo hambre.

Asentí para mí misma y empecé a caminar. Me dirigí hacia una señora pecosa, de cabello rojo para pedirle una colación. Miré la bolsa.

Había un sándwich mediano, dos barras de cereal, un jugo en caja, una manzana, un yogur y una bolsa de galletas oreo.

Tomé la bolsa y me encamine a casa.

No podía entender que era lo que me hizo sentir tan extraña. Había algo que me hacía sentir rara, incómoda, como si no me sintiera bien. Quería a Chris, lo quiero. Pero hay algo de él que me obliga a llamarme la atención como si algo malo pudiera pasar.

Quizás era la razón de que alguien más se acercara y que tal vez todo era un juego como le había pasado a Victoria, no quería estar decepcionada y tampoco triste por el hecho de sentirme así y no haberle dicho la verdad a Christian.

Él sabía que algo me había pasado y en la forma que me miró noté su decepción. Pero de alguna manera, no todo sigue como uno quiere ni menos quería hacer sentir mal a Chris.

No sabía cómo reaccionar. No era que yo no quisiera estar con él, podría ser solo mi imaginación. Trataré de dejar mis pensamientos en el pasado.

Cuando llegué a casa me di una ducha larga, fui a mi habitación para colocarme vestuario para después ir a la fiesta que mis padres nos tenían. Me colocaría un vestido negro que mi abuela me había regalado, mas unos zapatos altos que Addy me había regalado para navidad.

Después de todo tenía que estar bastante formal para nuestra propia celebración. Después de todo era para nosotros, por nuestro éxito y esfuerzo.

Iba a ser una gran noche llena de sentimientos y emociones extrañas.






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