Capítulo 22: ¿Progreso?

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Me juntaría con Victoria hoy, les había contado todo a los chicos por el grupo de WhatsApp. Ellos entendieron la mayor parte de lo que les había comentado, incluso Anthony se puso a llorar por audio, que tierno es este chico. Todos estaban de acuerdo con el tiempo que pasaría con Victoria, ella realmente tenía cuatro meses, claramente no se le notaba porque usaba ropa únicamente suelta y era delgada. No se veía mal, lo que todos habíamos creído que solo era un cambio de look o algo así por el estilo.

Llegué a su casa. Toqué el timbre con el típico sonido.

-¿Vamos? -dijo Victoria. Llevaba puestas unas calzas de polar negras, con unos botines rojos, una polera suelta linda y un abrigo rojo con un cinturón a la cintura, con su cabello suelto a ambos lados de sus hombros.

-Vamos. -respondí sonriéndole.

Caminamos en busca de un taxi. Llegamos a un tipo así de restaurant, claro que Victoria se quería llevar todo.

Estábamos en una mesa un poco acomodada a un ventanal dejando ver el paisaje hermoso que teníamos en frente. Se veía a un lado la ciudad y al otro lado un pastizal verde al lado de un pequeño río, a su alrededor lo completaban granjas, molinos y puentes.

-Es hermoso. -dijo Victoria mirando lo mismo que yo.

-Si. -respondí, cuando un camarero se acerca a nosotras para tomar la orden.

-¿Qué van a elegir señoritas? -dijo sosteniendo su libreta y una lapicera.

Miré a Victoria para que escogiera primero, a lo que ella divertida miró el folleto.

-Quiero el combo dos, el de las patatas fritas con una hamburguesa doble. -y luego siguió mirando más abajo del folleto -el combo tres de las bebidas y postres. Una bebida con gas, el postre de manzana con relleno de crema. Ah... también quiero un licuado de frutas frescas y unos langostinos.

La miré sorprendida y luego mirando al camarero quien estaba algo pálido.

-Una salsa italiana y unos ricos tacos a lo mexicano. -levantó su vista sonriendo emocionada, viéndonos a ambos.

-Disculpe que le moleste la pregunta. -dijo... Félix por lo que decía en su chaqueta -usted está...

-No, claro que no molesta -dijo Vick -pues... sí. Mejor no pido mucho, puede salir demasiado caro.

Me miró avergonzada.

-Oh... señorita, no se sienta así. -dijo Félix sonriendo -cortesía de la casa, ahora que pedirá su amiga.

Me miro esperando mi orden.

-Unas patatas fritas y una hamburguesa, nada más. -dije.

El asintió y se marchó. Miré a Victoria quien tenía una sonrisa al igual que el gato de Alicia.

-Ups. -dijo sonriendo tímidamente.

Después de haber esperado un buen tiempo, nuestra orden llegó. Victoria empezó a comer con unas ganas inmensas que jamás había visto en mi vida. Mi hermana era de las que comían como puerca y no engordaba nunca.

Al cabo de un rato se los ocurrió ir a un parque de diversiones. Nos sentamos en una de las bancas y comimos algodón de azúcar.

Mirábamos la gente y a los niños que hacían fila para poder montar uno de los juegos que consistían en subir a una gran ruleta. Miré a Victoria quien había dejado de comer algodón de azúcar.

-¿Qué pasa Vick? -pregunté.

Estaba murmurando algo, que no alcancé a entender. Luego recuperó la voz.

-Él... él está aquí. -afirmó segura sin demostrar ningún efecto.

Traté de mirar a su dirección. Estaba afirmado a uno de los postes, conversando con sus amigos. Llevaba unos jeans negros y una camiseta de pool. Mientras le daba una chupada a su cigarro cambió la posición de su vista.

Nos atrapó viéndolo. Victoria y yo giramos rápidamente nuestras cabezas, nos paramos rápidamente para irnos cuando su voz nos llamó.

-Victoria. -dijo mostrando sus dientes de un tono amarillo pálido en una sonrisa torcida.

-Vámonos Jamie. -Victoria se veía sinceramente espantada.

Tomé su brazo en una forma protectora para poder afirmar que estaba con ella, tratamos de caminar lo más rápido que pudimos. Pero se atravesó en nuestro camino, con una sonrisa horrible que podría darte hasta náuseas.

-¡Eh! -Dijo deteniéndonos. Mientras colocaba su cigarro en su boca y le daba una calada- charlemos un poco amigas ¿Cómo estás Victoria?

-Primero. -dijo Victoria con tono de voz para nada lindo -no somos tus amigas. Segundo ¿acaso te importa?

Hizo un gesto de burla.

-Claro, como no linda. -sopló tirándonos humo y luego comenzó a reír.

Me preocupe en ese mismo instante por la salud de Vick quien tocía de una forma brusca.

-¡Ey! Basta -dije enfadada - dices que te preocupas por ella ¿Sabes lo que le estás haciendo sentir, estúpido?

-Mira. -dijo apuntándome amenazante -quien te crees que eres para llamarme estúpido ¿eh? Tú eres la estúpida aquí.

-No la llames así imbécil. -dijo Victoria a mi defensa -tu, eres el que no tiene derecho a llamarla así. Ella tiene todo su derecho a defenderme, no como tú.

La miró sorprendido. Luego negó con la cabeza sonriendo.

-Basta Victoria. ¿Ahora la defiendes, cuando antes hablabas mal de ella a sus espaldas? -enarcó una ceja divertido.
La miré al igual que ella a mí, su mirada era de completa tristeza.

-Eso era antes. -dijo tratando de ser firme -sé que ella no puede ser la mejor persona que conozco, porque nadie puede serlo. Pero sé que ella tratará de apoyarme aun cuando tú no lo hagas.

-Creo que el embarazo te hace efecto, más inteligente. -rió, no le encontraba la gracia en ningún sentido. Era cruel, era un bastardo.

-Y a ti más estúpido. -dije defendiéndola, la tomé de la mano para poder hacerla sentir apoyada -lo único que hiciste con ella fue aprovecharte, eres un mezquino imbécil..

-Yo que tu no hablo con esta... suelta. -dijo apuntando a Victoria -y tú con esta vendida estúpida -me apuntó a mí de una forma brusca.

Dicho esto se marchó con la sonrisa más horrible que había visto en toda mi vida, mientras Victoria... caían lágrimas por su cara de una forma incontrolable.

Entonces algo hace clic en mi cabeza. El mensaje, era de él.


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