Capítulo 28: Nadie nos puede separar.

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No pude esperar para ver el regalo de Victoria que en esta mañana. Abrí el papel de regalo encontrándome con una cajita y una carta color rosa.

"No pude ir a tu fiesta por problemas Jamie. Espero que lo hayas pasado bien, ojalá te guste el regalo tanto como me gustó el tuyo.

Te quiero."

Abrí rápidamente la cajita encontrándome con un collar plateado hermoso. Tenía forma de sol y en medio tenía algo escrito.

"Friends Forever"

Miré al revés de este donde tenía nuestras iniciales.

Era un hermoso regalo de su parte. Me alegraba que le gustara el mío. De hecho le había regalado un cuadro con una de nuestras fotos y una pulsera.

De hecho, mejor la iría a ver para saber cómo estaba.

Así que me di una refrescante ducha. Y luego bajé a desayunar.

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Ya estaba de camino a casa de Vick. Decidí comprar unos deliciosos chocolates para endulzar la vida. Bajé del coche para tocar la puerta de entrada. Escuché unos tacones tras la puerta.

-Oh... hola Jamie. -dijo la mamá.

-Mmm... quisiera ver a Victoria.

Asintió para luego dejarme pasar. Me apuntó a la habitación de Vick, así que me dirigí hacia ella.

Estaba sentada con su portátil encima, tecleando. Me acerqué a ella, dándose cuenta de mi presencia cerró la tapa del portátil dejándolo encima de su cama.

-Hola Jamie. -dijo abrazándome fuertemente.

-Hola. -dije devolviéndole el abrazo.

La guatita resaltaba su polera celeste. Vi la pulsera que le había regalado en su muñeca izquierda.

-Oh... está hermosa. -dijo dándose cuenta de la pulsera -gracias.

-De nada. -dije encogiendome de hombros -al igual que tu collar, me encanta.

Sonreí a lo que ella me imitó. Luego conversamos de los estudios, de cómo le iba con Brad y de su futura boda. Aun no lo tenían muy claro cómo iban a planearla y a quien iban a invitar.

Aunque me decía que no importaba como seria mientras estuvieran juntos y que había visto a su ex quien le había dado unas par de palabras bruscas -pero simplemente le dijo que se iba a casar con el amor de su vida -lo que hizo que se pusiera como perro con rabia.

Victoria ya era una mujer hecha y derecha. No le importaba lo que la gente dijera de ella, ella tenía muchas esperanzas que su vida ahora iba a ser mejor y con mucha más felicidad. Las cosas cambiarían para ella y su hija.

-¿Entonces como le colocaras a tu hija? -pregunté.

-Mmm... aun no tengo muy claro. Pero me gustaría Samantha.-dijo sonriendo.

-Es muy bonito. -dije sonriendo igual.

Decidimos comer los chocolates que había comprado. Se me había ocurrido jugar a las diez preguntas. Por lo que comencé yo.

-Bien, juguemos a las diez preguntas. -opiné.

-Ok.

-Empiezo. -pensé un poco -una razón por la que te caía mal Anthony.

-Era un Don molestoso experto. -dice dándole un mordisco a un pedazo de chocolate.

-Pero él me había dicho que tú habías empezado.

-Corrección, empezamos los dos. Me toca. -dijo sacándome del tema -porque no me habías dicho sobre lo de Chris.

Christian Ainswort mi médico.

-Pues... no se lo había dicho a nadie. Me toca. ¿Por qué no me habías dicho de tu mejor amigo secreto?

-Hm... no. Doble corrección, tú ya lo conocías solo que no te diste el lujo de preguntar ya que estabas comprometida con el señor de ojos azules. -dijo alzando las cejas pícara -o dime que es mentira.

-No. -dije seria. No pude evitar sonreír -un poco.

-¿Cómo conociste a Chris? -dijo. Entonces se vinieron esos recuerdos hermosos a mi mente, cuando por casualidad chocamos en la salida para el patio.

-Supuestamente en un apretón de puerta. -dije sonrojada.

-Ui... -dijo dándome codazos -el destino los unió.

-Bien... digamos que a ti también te dieron de apretones tus padres cuando chica por salir a ver al vecino. -dije riéndome.

-Era una niña. -dijo defendiéndose- además, era dos años mayor que yo.

Ambas nos colocamos a reír. Recordaba cuando peleaba con Victoria, siempre nos pasaba pero siempre nos perdonábamos. Después de todo eso es amistad, dos almas que viven en un solo cuerpo. Y a pesar de la distancia siempre sientes que ellos están ahí contigo.

Jessy, Anthony, Jhonny... eran otro de mis mejores amigos. No solíamos pelear demasiado ya que nos preocupábamos de salir y comer y reír. Algunos más que otros. De hecho un día nos encontramos con la profesora de lenguaje estornudando y luego... uno que otro lorín saliendo de su nariz.

Sé que a todos nos ha pasado una vez. Pero realmente da vergüenza.

Y una que otra donde los profesores tenían sus dolores estomacales, olores de boca, sus dientes con comida. Etc.

-De hecho te tengo un regalo. -dije sacando algo de la cartera de mi bolso.

-¿Qué es? -dijo curiosa.

Saqué un collar al igual que el mío solo que esta venía con distinta frase.

Se lo coloqué en el cuello y luego se levantó a verse en el espejo. En eso empezó a saltar de alegría y a darme abrazos.

Me sentía bien así. Con mi vida, conmigo misma. Con haber recuperado a mí mejor amiga.

-Gracias Jamie. -dijo dándome besos en la mejilla.

-Yo también, querida.

Después de visitar a Victoria, a sus abrazos y beso me volví a casa. Estaba cansada y algo hambrienta.

Así que aquí estaba. Comiendo una deliciosa pizza que mi hermana había hecho con mi abuela.

Luego de comer fui hacia el baño para lavarme los dientes e ir luego a la cama, para poder descansar. Sin antes mandar un mensaje a los chicos en el viejo grupo de WhatsApp.

"Yo: dulces sueños queridos amigos, los quiero a todos. Duerman bien.   -11:03.

Jhonny: gracias Jamie, igual para ti.  -11:03.

Tony: este grupo ha durado demasiado, amigos. -11:04.

Jessy: ya casi un año queridos. -11:06.

Yo: cómo pasa el tiempo." -11:07.

Y claramente pasaba rápido. Tan rápido como cuando me quedé dormida.


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