Narra Megan.
Me levanto de la cama muy a mi pesar y me imagino la cara horrible que debo tener en estos momentos, no he dormido nada en toda la noche y eso va a tener sus consecuencias en cuanto a mi poca belleza facial.
Me miro al espejo y ahí están... esas ojeras que tanto odio.
- ¡Megan, llegarás tarde si no te das prisa! -Grita mi hermano desde abajo y no respondo.
Me visto perezosamente y cojo mi mochila del suelo para irme, doy un último vistazo a mi habitación y veo todo el desastre que tengo armado. Será mejor que Dylan no entre aquí.
- Buenos días hermanis. -Dice Dylan cuando aparezco en la puerta de la cocina, me mira con una mueca. -Tienes muy mala cara, ¿no has dormido bien?
- He dormido de pena, pero tengo que ir a clase así que... así estaré todo lo que queda de día.
- ¿Quieres comer algo?
- No me apetece nada ahora mismo, la verdad.
- Deberías comer algo antes de ir a clase, no es bueno que salgas a la calle con el estómago vacío.
- Bueno... está bien, dame una de esas tostadas con mantequilla y mermelada.
- ¿De fresa?
- Sí.
Veo como Dylan me prepara rápidamente la tostada y me la entrega con una sonrisa que le devuelvo.
- Que tengas un buen día hermanis, te quiero. -Me da un beso en la frente y salgo de la cocina.
Camino hasta la entrada y al abrir la puerta me encuentro con una muy sonriente Emily esperándome.
Hacía varios días que no venía a buscarme... ¿qué mosca le ha picado a esta?
- ¡Hola Megan! Vaya... tienes muy mala cara. Nada que un poco de maquillaje no puede arre...
- Cierra la boca. No quiero maquillaje, ni quiero nada. Solo quiero que este día de mierda se pase ya para poder irme a dormir.
- Ay va... te has levantado gruñona hoy... pues no te preocupes, voy a intentar contagiarte un poco mi felicidad.
- ¿Y por qué se supone que estás tan feliz?
- Porque somos... ¡cuñadas! -La miro sorprendida. -¿Qué? Prácticamente obligué a James a decirme todo lo que había pasado entre vosotros. Lo siento si te molesta que lo sepa tan pronto o algo, es que simplemente estoy emocionada con la idea.
Noto como el estómago se me retuerce por la poca ilusión que me da a mí eso.
Cuando entramos al instituto me sorprendo al ver más gente de la que normalmente suele haber... quiero decir, siempre hay mucha gente, pero nunca está toda esa gente concentrada en la entrada principal.
- ¿Qué pasa aquí? -Pregunto desconcertada.
- Hoy entrarán veinte nuevos alumnos al centro, hay bastantes personas que quieren entrar así que aquí están todas esperando la respuesta definitiva y rezando de que sus nombres estén en esa increíble lista.
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Serás mía.
RomanceMegan Mitchell, una chica de diecisiete años que solo quiere acabar su último año de instituto en paz. Suele estar enfadada con el mundo, pero también puede ser una de las personas más dulces que pueden existir. Tiene un pasado desconocido y poco a...