Narra Austin.
Madre mía esto tiene que ser una puta broma.
Hace días que no veo a Megan, ocho, para ser exactos. Y lo peor de todo es que ella cree que la he engañado. ¿Cómo coño podría engañarla después de todo lo que he pasado para conseguir gustarle? No me entra en la cabeza. Lo peor de todo es que la chica que estaba tumbada conmigo... era mi hermana. Había venido a despertarme para que empezásemos a preparar las cosas para cuando Megan llegase. ¡Estábamos teniendo una parte empalagosa de nuestra relación de hermanos! Pero por desgracia Megan escuchó todo lo que se podía malinterpretar. ¿Y la llamada del día anterior? Me llamó mi hermana. Sí, también. Mi hermano se había caído en el patio porque se había bebido él solo una botella entera de vodka. ¡Estaba tan borracho que era incapaz de mantenerse en pie! Claro que debí ser más claro con Megan y contarle lo que había pasado. Es solo que... creo que en ese momento me sentí avergonzado de mi hermano.
La he cagado. Y demasiado. Pero es que Megan no atiende mis llamadas y cuando voy a su casa, nadie me abre la puerta. He intentado hablar con Dylan, pero al parecer está de viaje con su novia y debo hacer esto yo solo.
¿Qué hago? ¿Cómo la encuentro? Necesito que ella me escuche. Que vea que todo ha sido un error. Pero no se me ocurre nada, nada.
Me tumbo boca abajo en la cama y creo que podría echarme a llorar de frustración en cualquier momento. Yo no quiero que esto se acabe, ella es mi chica, no puedo dejarla ir. Y menos si ella piensa que la he engañado, porque jamás haría algo así. Ni a ella, ni a nadie.
- ¿Austin? -La voz de mi hermana detrás de la puerta me sobresalta pero me relajo al instante.- ¿Qué quieres? -Pregunto.
- ¿Estás bien?
- No, déjame en paz.
- Austin...
- Vete, por favor.
- Está bien...
Escucho los pasos de mi hermana alejándose y grito contra la almohada. Esto es demasiado peso para mí, no puedo aguantar esto. La quiero y cada vez estoy más lejos de recuperarla, me niego a perderla. Me niego.
Me levanto de la cama y abro la puerta fuertemente para salir de mi habitación corriendo.
- ¿Dónde vas? -Pregunta Ash.
- A recuperar a mi chica.
- ¡Suerte! -Grita cuando ya he salido de la casa.
La necesitaré.
Cojo la moto y me pongo el casco. Arranco y voy a toda la velocidad que puedo para llegar lo antes posible a la casa de Megan. Y si no me abre la puerta... usaré fuerzas mayores.
Cuando llego a su casa, toco el timbre y escucho pasos bajando las escaleras. Pero cuando noto la presencia de ese alguien tras la puerta, se vuelve a ir.
Ha mirado por la mirilla y se ha largado. Estupendo, estupendo.
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Serás mía.
Roman d'amourMegan Mitchell, una chica de diecisiete años que solo quiere acabar su último año de instituto en paz. Suele estar enfadada con el mundo, pero también puede ser una de las personas más dulces que pueden existir. Tiene un pasado desconocido y poco a...