Capítulo 23.

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Narra Megan.


- Bueno, ya que, al parecer, hoy os habéis dignado a aparecer todos, nombraré a las dos personas que serán las encargadas de organizar la pequeña fiesta que habrá dentro de unos días. -Dice el profesor observando a toda la clase.

- Por favor que no me toque a mí, por favor que no me toque a mí... -Dice Austin a mi lado para sí mismo. Me empiezo a reír.

- Ya verás como te terminará tocando. -Digo con burla y me mira mal.

- No tiene gracia.

- Uno de los encargados, -empieza a decir el profesor. -será Austin Green.

- Mierda. -Dice y me río.

- Te lo dije. -Digo burlándome.

- Y el otro encargado, bueno, en este caso encargada, será Megan Mitchell.

- ¿Qué? -Me sobresalto al oír mi nombre.

- El karma querida, el karma. -Dice Austin riéndose.

- Espero que os lo toméis en serio. -Dice el profesor antes de salir de clase junto al resto de los chicos.

- Parece que nos hemos quedado solos. -Dice Austin con una sonrisa coqueta.

- Sinceramente no sé qué es peor. Que me hayan asignado la tarea de organizar una fiesta o que tú seas mi compañero en esa tarea. -Digo y Austin se ríe.

- Vale, dejaré de lado la parte en la que soy el chico más irresistible que has conocido jamás y me centraré en que esta tarea nos salga perfecta. -Dice y ahora soy yo la que se ríe.

- ¿Piensas que eres irresistible? -Digo siguiéndolo mientras vamos de camino al gimnasio.

- No cariño, no lo pienso, sé que lo soy.


Niego con la cabeza divertida y recorremos los pasillos del instituto hasta que llegamos al gimnasio.


- ¿Qué podríamos usar o mandar a comprar para la fiesta? -Pregunto.

- Tengo algunas ideas. -Dice Austin.

- Adelante, ilumíname con tu creatividad.

- Podríamos usar las máquinas de espuma, llenar todo esto de espuma... estaría guay. O también globos de pintura de colores, también estaría chulo, o quizá...

- Espera, espera... -Lo interrumpo. -¿Alguna de tus ideas no deja manchas o humedad? -Pregunto.

- Esto... -Dice pensando. -No.

- Perfecto, así le daremos más trabajo al instituto ya que, nosotros no tenemos que limpiarlo. -Digo y chocamos los puños.

- Pues me parece bien.

- Aunque le veo un inconveniente. -Digo.

- ¿Cuál?

- ¿De dónde vamos a sacar la máquina de espuma y las pinturas para rellenar los globos? -Pregunto y Austin sonríe.

- Eso déjamelo a mí. -Dice.

- Miedo me das.

- Puedes confiar en mí, tu hermano confía.

- Mi hermano es idiota.

- Pero lo amas.

- Claro, es mi hermano. -Digo como si fuese algo obvio.

- Yo no lo tengo tanto cariño a mi hermano. -Dice riéndose y me río yo también.

- Seguro que es simpático, solo que tú eres raro.

Serás mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora