Narra Megan.
- Bueno, ya que, al parecer, hoy os habéis dignado a aparecer todos, nombraré a las dos personas que serán las encargadas de organizar la pequeña fiesta que habrá dentro de unos días. -Dice el profesor observando a toda la clase.
- Por favor que no me toque a mí, por favor que no me toque a mí... -Dice Austin a mi lado para sí mismo. Me empiezo a reír.
- Ya verás como te terminará tocando. -Digo con burla y me mira mal.
- No tiene gracia.
- Uno de los encargados, -empieza a decir el profesor. -será Austin Green.
- Mierda. -Dice y me río.
- Te lo dije. -Digo burlándome.
- Y el otro encargado, bueno, en este caso encargada, será Megan Mitchell.
- ¿Qué? -Me sobresalto al oír mi nombre.
- El karma querida, el karma. -Dice Austin riéndose.
- Espero que os lo toméis en serio. -Dice el profesor antes de salir de clase junto al resto de los chicos.
- Parece que nos hemos quedado solos. -Dice Austin con una sonrisa coqueta.
- Sinceramente no sé qué es peor. Que me hayan asignado la tarea de organizar una fiesta o que tú seas mi compañero en esa tarea. -Digo y Austin se ríe.
- Vale, dejaré de lado la parte en la que soy el chico más irresistible que has conocido jamás y me centraré en que esta tarea nos salga perfecta. -Dice y ahora soy yo la que se ríe.
- ¿Piensas que eres irresistible? -Digo siguiéndolo mientras vamos de camino al gimnasio.
- No cariño, no lo pienso, sé que lo soy.
Niego con la cabeza divertida y recorremos los pasillos del instituto hasta que llegamos al gimnasio.
- ¿Qué podríamos usar o mandar a comprar para la fiesta? -Pregunto.
- Tengo algunas ideas. -Dice Austin.
- Adelante, ilumíname con tu creatividad.
- Podríamos usar las máquinas de espuma, llenar todo esto de espuma... estaría guay. O también globos de pintura de colores, también estaría chulo, o quizá...
- Espera, espera... -Lo interrumpo. -¿Alguna de tus ideas no deja manchas o humedad? -Pregunto.
- Esto... -Dice pensando. -No.
- Perfecto, así le daremos más trabajo al instituto ya que, nosotros no tenemos que limpiarlo. -Digo y chocamos los puños.
- Pues me parece bien.
- Aunque le veo un inconveniente. -Digo.
- ¿Cuál?
- ¿De dónde vamos a sacar la máquina de espuma y las pinturas para rellenar los globos? -Pregunto y Austin sonríe.
- Eso déjamelo a mí. -Dice.
- Miedo me das.
- Puedes confiar en mí, tu hermano confía.
- Mi hermano es idiota.
- Pero lo amas.
- Claro, es mi hermano. -Digo como si fuese algo obvio.
- Yo no lo tengo tanto cariño a mi hermano. -Dice riéndose y me río yo también.
- Seguro que es simpático, solo que tú eres raro.
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Serás mía.
RomansaMegan Mitchell, una chica de diecisiete años que solo quiere acabar su último año de instituto en paz. Suele estar enfadada con el mundo, pero también puede ser una de las personas más dulces que pueden existir. Tiene un pasado desconocido y poco a...