Narra Austin.
¡Hora de irme a vivir solo! Al fin he cumplido los dieciocho y puedo largarme de este lugar que solo me trae dolores insoportables de cabeza. No me malinterpretéis, quiero a mis padres, pero no aguanto más en mi casa. Necesito salir de aquí cuanto antes.
Salgo de mi casa con una maleta enorme, dos mochilas y una bolsa enorme.
Sí, como que voy un poco cargado.
Me subo al taxi que pedí hace unos minutos y me lleva hacia la que será, a partir de ahora, mi casa.
Pago y agradezco al taxista por traerme y bajo del taxi con todas mis pertenencias.
Observo mi casa desde fuera y sonrío satisfecho. Estoy demasiado contento por estar aquí, no solo he dejado mi casa, sino que también he dejado mi ciudad para irme a una no demasiado lejos, pero al fin y al cabo, una ciudad distinta. Empezaré en un nuevo instituto mi último año y espero que todo aquí sea paz y tranquilidad.
Lo único que pido es no tener que calentarme demasiado la cabeza pensando en cosas qué debería hacer o que he hecho mal aquí.
Entro en mi nueva casa y dejo las cosas en la entrada y cierro la puerta. Me paseo por las distintas habitaciones de la casa y sonrío al gustarme todas y cada una de las cosas que veo. No, no vine a ver la casa antes ya que la elegí por internet, me alegra ver que no he sido víctima de una estafa o algo así.
Ordeno todas las cosas que he traído y mientras ordeno y preparo a mi gusto mi habitación, llamo por teléfono a un restaurante de comida china para pedir a domicilio.
Para cuando termino de recoger la habitación, llega el repartidor y como en mi nueva cocina.
Joder, aún me cuesta creer que yo realmente esté viviendo solo. Aunque bueno, acabo de llegar.
A mamá no le ha gustado demasiado la idea de yo yéndome a vivir solo, pero realmente necesitaba irme.
- Austin, ¿estás seguro de que quieres irte? Aquí estás tan bien, tienes amigos, a tus hermanos, a papá, a mí... ¿Por qué quieres irte? -Dice suplicándome con la mirada que me quede. Pero yo ya he tomado una decisión.
- Lo siento mamá, pero ya te he dicho que voy a irme. Llevo queriendo irme desde que tengo quince años. Entiéndelo, aquí no puede vivir cualquiera. -Digo y ella me mira dolida.
- No sabía que realmente lo pasabas tan mal aquí.
- No es que lo pasase tan mal, es que ya no me sentía cómodo ni estando aquí, en el lugar que se supone que es mi casa. Yo os quiero a todos, sois mi familia y la culpa no es vuestra. Pero necesito irme.
- Está bien, supongo que debo dejarte ir si es lo que quieres. -Mamá se levanta de mi cama y se seca una lágrima. -Espero que te vaya muy bien allí donde sea que vayas.
No puedo evitar sentirme un poco mal, porque la he dejado sola. Bueno, no la he dejado sola, tiene a papá y a mis hermanos. Pero eso no me hace sentir mejor. Aún así tengo que pensar que este cambio me hará un bien. Siempre he pensado en ellos antes que en mí, me toca pensar en mí antes que en ellos esta vez.
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Serás mía.
RomanceMegan Mitchell, una chica de diecisiete años que solo quiere acabar su último año de instituto en paz. Suele estar enfadada con el mundo, pero también puede ser una de las personas más dulces que pueden existir. Tiene un pasado desconocido y poco a...