Capítulo 30.

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Narra Megan.


Estoy sentada en el sofá de mi casa esperando a que Austin pase a buscarme, pero claro, aquí está mi hermano molestando, como siempre.


- Entonces vendrá tu novio a buscarte, ¿eh? -Dice pícaramente.

- Sí, mi novio vendrá a buscarme.

- ¿Y qué haréis? -Sigue diciendo con el mismo tono.

- Cenar.

- ¿Y qué cenaréis?

- Comida.

- ¿Qué tipo de comida?

- Estás pesado, ¿eh?

- Pero si yo soy un amor...

- ¡Estoy deseando que llegue Austin!

- ¡Pero si en realidad te encanta pasar tiempo conmigo!

- No lo niego, pero aún así estás diciendo cosas sin sentido y estás empezando a ponerme nerviosa e incluso me estás incomodando. ¿Puedes dejar de mirarme como si fueses un cachorrito abandonado?

- Me has hecho daño, justo aquí. -Se señala el corazón y río.

- Eres un exagerado.

- ¡No exagero! Mi hermana no me quiere. -Dice lloriqueando.

- Ay... lo que tengo que aguantar.

- ¡Oye! Que más te tengo que aguantar yo a ti, ¿sabes lo pesada que eres? Y bueno, sin contar lo borde que eres a veces, o cuando me golpeas sin ningún motivo. ¿Sabías que eres una agresiva? Es por si no lo sabías, para que no te quepan dudas. ¡Es que eres una idiota, en serio!

- Vaya, te habrás quedado tranquilo después de soltar todo eso.

- Sí, la verdad es que sí.


Ambos nos reímos y suena el timbre.


- ¡Yo voy! -Decimos los dos a la vez y empezamos a correr hasta llegar a la puerta.


Me encuentro con la mirada de Austin junto con una sonrisa que aparece cuando abro la puerta. Pero todo lo bonito se acaba cuando mi hermano me empuja y me caigo al suelo de culo.


- ¡Hola cuñado! ¿Qué tal? ¿Quieres pasar? -Dice Dylan y Austin ríe levemente.

- Hola, estoy bien. Aunque dudo que tu hermana esté muy bien en estos momentos. Y si me lo permites, sí, voy a pasar.


Austin entra y se acerca hasta donde estoy.


- ¿Estás bien, preciosa? -Me tiende su mano y la cojo. Me ayuda a levantarme.

- Sí, bueno, podría estar mejor. Aunque ahora que has llegado tú, estoy muy muy feliz. -Digo con una sonrisa.

- ¿Tan feliz estás por verme?

- ¡Que va! Estoy feliz porque por fin me voy a alejar del pesado de mi hermano.

- ¡Que te estoy escuchando! -Dice Dylan y le enseño el dedo corazón.

- Que te den, Dylan.


Agarro a Austin de la mano y tiro de él para salir de mi casa.


¡Por fin paz y tranquilidad sin las preguntas agobiantes de Dylan!

Serás mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora