Narra Megan.
Estoy sentada en el sofá de mi casa esperando a que Austin pase a buscarme, pero claro, aquí está mi hermano molestando, como siempre.
- Entonces vendrá tu novio a buscarte, ¿eh? -Dice pícaramente.
- Sí, mi novio vendrá a buscarme.
- ¿Y qué haréis? -Sigue diciendo con el mismo tono.
- Cenar.
- ¿Y qué cenaréis?
- Comida.
- ¿Qué tipo de comida?
- Estás pesado, ¿eh?
- Pero si yo soy un amor...
- ¡Estoy deseando que llegue Austin!
- ¡Pero si en realidad te encanta pasar tiempo conmigo!
- No lo niego, pero aún así estás diciendo cosas sin sentido y estás empezando a ponerme nerviosa e incluso me estás incomodando. ¿Puedes dejar de mirarme como si fueses un cachorrito abandonado?
- Me has hecho daño, justo aquí. -Se señala el corazón y río.
- Eres un exagerado.
- ¡No exagero! Mi hermana no me quiere. -Dice lloriqueando.
- Ay... lo que tengo que aguantar.
- ¡Oye! Que más te tengo que aguantar yo a ti, ¿sabes lo pesada que eres? Y bueno, sin contar lo borde que eres a veces, o cuando me golpeas sin ningún motivo. ¿Sabías que eres una agresiva? Es por si no lo sabías, para que no te quepan dudas. ¡Es que eres una idiota, en serio!
- Vaya, te habrás quedado tranquilo después de soltar todo eso.
- Sí, la verdad es que sí.
Ambos nos reímos y suena el timbre.
- ¡Yo voy! -Decimos los dos a la vez y empezamos a correr hasta llegar a la puerta.
Me encuentro con la mirada de Austin junto con una sonrisa que aparece cuando abro la puerta. Pero todo lo bonito se acaba cuando mi hermano me empuja y me caigo al suelo de culo.
- ¡Hola cuñado! ¿Qué tal? ¿Quieres pasar? -Dice Dylan y Austin ríe levemente.
- Hola, estoy bien. Aunque dudo que tu hermana esté muy bien en estos momentos. Y si me lo permites, sí, voy a pasar.
Austin entra y se acerca hasta donde estoy.
- ¿Estás bien, preciosa? -Me tiende su mano y la cojo. Me ayuda a levantarme.
- Sí, bueno, podría estar mejor. Aunque ahora que has llegado tú, estoy muy muy feliz. -Digo con una sonrisa.
- ¿Tan feliz estás por verme?
- ¡Que va! Estoy feliz porque por fin me voy a alejar del pesado de mi hermano.
- ¡Que te estoy escuchando! -Dice Dylan y le enseño el dedo corazón.
- Que te den, Dylan.
Agarro a Austin de la mano y tiro de él para salir de mi casa.
¡Por fin paz y tranquilidad sin las preguntas agobiantes de Dylan!
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Serás mía.
RomanceMegan Mitchell, una chica de diecisiete años que solo quiere acabar su último año de instituto en paz. Suele estar enfadada con el mundo, pero también puede ser una de las personas más dulces que pueden existir. Tiene un pasado desconocido y poco a...