Narra Megan.
Solo faltan dos horas más y podré salir de este infierno al que suele llamársele instituto. Que las jaquecas acabasen no implica que deba estar de buen humor. Al contrario, estoy de un pésimo humor por el simple hecho de que todos me han estado preguntando acerca de mi ''desapareción'' ayer.
¡Sólo vino mi hermano a recogerme! No pueden ser tan jodidamente cotillas.
Lo peor de todo es que este sería el tercer día de mi ''relación de una semana'' con James, y ya estoy cansada de esto. Ni si quiera lo he visto, pero ese es el problema, él no merece esto.
- ¡Hola! -Dice Soph sentándose a mi lado muy animada.
- Hola... -Contesto desanimada, al contrario que ella.
Es que cuanto más lo pienso, peor me siento conmigo misma. No solo he sido una imbécil con Austin, o una idiota con James. También estoy siendo la peor amiga que puede existir. Ella me dijo que le gustaba Austin y aún así yo... soy una horrible persona.
- Mi hermano me dijo que ayer te dio otro de tus ataques de jaqueca. ¿Estás mejor? -Dice y siento como se me contrae el corazón en el pecho.
- Sí, ya estoy mejor... -Ni si quiera llamé a James, soy una imbécil.
- ¡Me alegro! -Sonríe pero no sé por qué su sonrisa me parece diferente.
Las cosas han cambiado demasiado últimamente y yo apenas lo estoy notando.
- Disculpe bella dama, ¿me haría usted el honor de dejarme ocupar mi sitio? -Dice una voz a mis espaldas que reconozco a la perfección.
- Por supuesto que sí, bombón. -Dice Soph y Austin ríe.
- Eres rara.
- Tú también lo eres. -Se defiende y subo la cabeza para observarlos.
Soph lo mira con descaro y Austin mantiene sus ojos entrecerrados intentando averiguar qué quiere mi amiga.
Austin dirige su mirada hacia mí y me sonríe. Soph tose levemente llamando de nuevo su atención.
- Aquí tiene el sitio, caballero. Espero que no moleste a mi amiga, sino se las verá conmigo. -Dice Soph y Austin ríe.
- Tu amiga disfruta de mi compañía, no te preocupes, estará bien. -Dice y Soph frunce el ceño unos segundos dándome a entender que eso la ha molestado, pero se va con una sonrisa y Austin se sienta a mi lado. -¿Qué tal estás hoy?
- Ya estoy bien, gracias por preguntar, supongo... -Digo desconcertada.
- ¿Supones?
- Sí, supongo.
- ¿Qué hay entre tú y James?
- No quiero hablar de eso ahora. -Digo y al parecer se sorprende de mi respuesta.
- ¿Por qué? ¿Ha pasado algo?
- No. Simplemente... no quiero hablar de él ahora.
- Está bien.
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Serás mía.
RomantikMegan Mitchell, una chica de diecisiete años que solo quiere acabar su último año de instituto en paz. Suele estar enfadada con el mundo, pero también puede ser una de las personas más dulces que pueden existir. Tiene un pasado desconocido y poco a...