Narra Megan.
Me despierto al escuchar un golpe que viene de la planta de abajo.
- ¿¡Dylan!? -Digo lo más alto que puedo levantándome de la cama.
- ¡Estoy bien! -Grita y río.
- ¿Qué cojones haces? -Pregunto y lo escucho reír.
- Quería sorprender a mi novia y me ha salido mal la cosa. ¡Baja, no quiero estar a voces!
- Voy.
Cojo mis zapatillas y me las pongo. Salgo de mi habitación y bajo las escaleras para encontrarme con mi hermano en la cocina y ésta está hecha un desastre.
- ¿Qué se supone que haces? -Pregunto riéndome y mi hermano sonríe inocentemente.
- Intentaba preparar algo romántico para Maya.
- ¿Y qué se supone que has intentado hacer?
- Quería preparar un desayuno riquísimo, ella está viniendo hacia aquí y quiero preparar algo que merezca la pena. Pero mira, he dejado la cocina hecha un desastre y por si fuera poco, no tengo nada preparado.
- Bueno, ella está viniendo pero no sabe qué tienes pensado para hacer. Llévala a algún sitio para desayunar, invítale y pórtate como un caballero, ya verás que termina encantada contigo. Bueno, no es difícil estar encantada contigo.
- Ya sé que te tengo loquita cariño. -Dice tirándome un beso y río. -Bueno, según tú, vas a ir a comer con tu novio y tus cuñados, ¿no es cierto? -Dice.
- Sí... -Digo nerviosamente.
- ¿Y por qué no vas ahora y le sorprendes con un gran desayuno?
- Eso suena terriblemente mal.
- Mente sana Megan, mente sana.
- Vale.
- Y tienes sus llaves, ¿cierto?
- Sí.
- ¡Pues ve y sorpréndelo!
- ¿Tú crees? -Pregunto dudosa.
- ¿Por qué dudas tanto?
Y ahí viene la pregunta que me hace pensar.
Anoche... Austin tuvo que irse, no dijo por qué. Y habló con alguien, bueno, precisamente era una chica. Habló con una chica. Ay señor...
- ¿Qué pasa hermanis? -Pregunta Dylan.- Nada Dylan, estaba pensando.
- ¿Todo bien?
- Sí, sí... todo bien. No te preocupes.
- Vale.
- Entonces... ¿Qué harás?
- La llevaré a desayunar y me comportaré como una persona normal. -Dice y sonrío.
- Eso está muy bien.
- ¿Y tú qué harás?
- Iré a sorprender a mi chico, no creo que pase nada malo por ir, ¿no?
- Claro que no. No es como si tuvieses que salir corriendo de allí.
- Qué tontería. -Ambos reímos y el timbre suena.
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Serás mía.
RomanceMegan Mitchell, una chica de diecisiete años que solo quiere acabar su último año de instituto en paz. Suele estar enfadada con el mundo, pero también puede ser una de las personas más dulces que pueden existir. Tiene un pasado desconocido y poco a...