Mi vida se basaba en pelear con otros como yo en una jaula grande hasta que uno quédase sin fuerzas, para luego encerrarme en otra jaula más pequeña.
Odiaba a Roger, me obligaba a participar en luchas a muerte casi todos los meses.
Si perdía, era sentenciado a no comer ese mes.
Si ganaba, me libraba de sus palizas, me llamaba monstruo y se enorgullecia de eso.
Me pegaba, con cada error, otras veces por capricho.
La última vez que le vi estaba intercambiando dinero con otro, tras eso se acercó a mi con la pistola de dardos que tan bien conocía.
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Un trozo de tu felicidad
Short StoryA pesar de no ser más que una fiera, me diste la oportunidad de cambiar