Pensé que nadie me querría, que los monstruos estaban hechos para sufrir en soledad.
Llegó un día en el cual quise convencerme de lo contrario.
Un niño de 15 años se acercó a mi, me dijo que era precioso y que, aunque no podía llevarme con él.
Quería ser mi amigo.
ESTÁS LEYENDO
Un trozo de tu felicidad
Short StoryA pesar de no ser más que una fiera, me diste la oportunidad de cambiar