No me notaste hasta la primavera, una mañana en la que tenía los reflejos lentos, te interpusiste entre un camión y yo.
Me salvaste.
El conductor bajó, te preguntó si te encontrabas bien, a lo que tú resplandeciente respondiste que no se preocupase.
Te subiste a la acera, te giraste y esperaste que fuera tras de ti.
Con esa sonrisa, ¿quién no te seguiría?
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Un trozo de tu felicidad
Short StoryA pesar de no ser más que una fiera, me diste la oportunidad de cambiar