15.Cuencos blancos

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Un caluroso día de verano llegaste con dos cuencos blancos.

Me había acostumbrado a comer tus bocadillos y beber de tus manos, pero el hecho de regalarmelos me puso eufórico.

Cada vez que los miro me siento feliz, me recuerdan ese momento.

Esa noche dormí acurrucado entre ellos.

Un trozo de tu felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora