Daniel y tú no me llevasteis a casa, si no a la perrera.
¿Me habías mentido todo ese tiempo?
Escuché a la encargada decir que no tenía ningún chip, ni nadie buscaba un labrador con mis características.
Te alegraste.
Pero yo estaba confuso, no entendía que hacíamos allí.
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Un trozo de tu felicidad
Short StoryA pesar de no ser más que una fiera, me diste la oportunidad de cambiar