La mañana de Navidad pasó algo increíble mientras paseabamos.
Nunca me pusiste correa, con el collarín bastaba para que el mundo se diese cuenta de que soy parte de tu família.
Tampoco necesitaba una cuerda para no escaparme.
¿Quién se iría de tu lado?
Aunque he de confesar que esa vez acelere mi paso.
No fue por ti Amor, fue por el chico de ojos avellana al otro lado de la calle.
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Un trozo de tu felicidad
Short StoryA pesar de no ser más que una fiera, me diste la oportunidad de cambiar