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Llamaron a la puerta de la casa y ella se asomó con sus ojos verdes, hinchados, y su cabello rojizo revuelto.
-Jane.-dijo su padre desde la escalera.
Ella se quedó mirando al chico de los rulos y los ojos color esmeralda.
-Hola, Artur.-dijo, con voz profunda y desganada.
-Harry. -saludó el hombre, quien había sufrido una transformación inmediata.- Jane, quiero que armes tus valijas.
-¿Qué? -preguntó ella, confundida.
-Que te vas a Londres.
-Conmigo. -agregó el chico.- Tu hermano.
Ella se sintió descolocada y luego corrió al fondo de la casa, encerrandose en su habitación.
-Jane...-dijo su padre, suavemente, llamando a la puerta.
-No. Dijiste que no importaba. Dijiste que iba a quedarme con vos. Prometiste que nadie iba a separarnos y que todo iba a estar bien. Me mentiste.
-Yo también voy a irme, hija.-dijo y la puerta se abrió.
-¿A dónde? -preguntó, incrédula.
-Logré venderlo, todo.
-A Fergus.-le cortó ella.- Le vendiste todo a Fergus.
-Yo sé que...
-No importa. Ya no importa, papá.
-Hija, te amo.-suspiró él.
-Lo sé, papá. -dijo ella y lo rodeó con sus brazos.- Yo también te amo.
-Quiero que te portes bien con él.
-Lo prometo, papá.
-Ahora vas a poder tener una vida de verdad.
-¿Estás renunciando a mi porque crees que no me das la vida que merezco?-preguntó aturdida.
-Nunca voy a renunciar a vos.-dijo él.- Nunca te olvides de que soy tu papá.
-Siempre vas a ser mi papá. -dijo ella.
Esa noche, él la ayudó a guardar sus pertenencias y metió cosas de Steve, para que ella siempre lo tuviera con él.
Tras enterrar al bebé, ella se encontró con Jonas y este la abrazó con fuerza.
-Al final, nunca voy a tenerte en mi cama.-dijo él, algo desilusionado y ella rió.
-No importa, Jonas.-dijo palmeandole el hombro.- Voy a contarte un secreto, puede que, en un tiempo, aceptara.
Ambos soltaron una carcajada y volvieron a abrazarse.
El problema llegó cuando tuvo que despedirse de su padre. No quería irse, no quería dejarlo.
-¿Qué pasa, hija?-preguntó él.
-Que si importa. -dijo ella, presionandose contra su pecho.
-Es lo que hay que hacer. Es hora de que vuelvas con tu familia.
-Vos sos mi familia.
-No lo hagas mas complicado. -suplicó. -No puedo hacerlo si no me ayudas.
Ella suspiró y se apartó con los ojos llenos de lágrimas. Sabiendo que, de otro modo, no podría contenerse, corrió al aito del tal Harry y este arrancó al instante.
Le dolía, porque ahora si importaba.

No importa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora