Al mediodía, Jane salió con el bebé en brazos.
-Jane, comé algo antes de ir.-pidió su padre asomándose a la puerta.
-No puedo. Tengo que ir al hospital.
-Tenes que comer.
-No importa. -dijo ella y siguió su camino con el bebé.
La carretera vacía cada vez le parecía mas larga. Un paso tras otro fue dando mientras Steve dormía contra su pecho.
-Podes irte.- susurró ella.- Si queres irte, no importa. No me importa si queres dejarnos, quiero que no sufras chiquito.
Steve Grifin tenía incontables problemas. Había nacido prematuro cuando su madre falleció. Sus órganos no habían terminado de desarrollarse y eso era un gran freno que se le ponía para seguir viviendo. Jane y Artur, su padre, ya sabían que lo perderían pero querían aprovecharlo lo mas posible.
Cuando llegó al hospital, los doctores se encargaron de el.
-¿Volves en la noche, Jane?-preguntó el médico y ella asintió.- Lo lamento, nena.
-No importa. -suspiró ella y se retiró rumbo al café.
Entró en el lugar y el dueño sonrió al verla. Ya tenía show para esa noche.
-Jane Grifin.-dijo el hombre de cabello canoso y ojos azules.- Me alegro que lo hayas reconsiderado.
Ella le sonrió con suavidad y tomó la guitarra.
-Media hora, un descanzo y así sucesivamente hasta las siete.-dijo el hombre. Ella asintió y subió al escenario.
No era un secreto que Jane Grifin tenía una voz digna de escuchar, sin embargo, en muy pocas ocasiones se había logrado. Jhon Glerk tenía suerte de que trabajara para él.
El lugar estaba mas que lleno cuando él pasó y decidió entrar para ver que pasaba. No era usual que, en medio de un pueblo que nadie conocía y todos vivían tranquilamente, hubiera tal aglomeración de gente en un solo café.
El cabello rojizo de la joven sobre el escenario llamó su atención y enmudeció ante su voz. Jamás la había oído cantar por mas que llevara unas semanas observandola.
La cuestión era sencilla, ella debía ir con él, a eso lo habían enviado, después de todo. Pero no era tan fácil. ¿Cómo lo lograría? Aparte, él tampoco ponía mucho entusiasmo, no quería tener absolutamente nada que ver con ella.
Jane salió a las ocho treinta del lugar y se encaminó al hospital, donde la esperaban.
-Linda, tenemos un problema.
Y el mundo volvió a sacudirse. Si hermano había tenido complicaciones antes pero jamás se lo habían dicho de ese modo. Supo que algo iba terriblemente mal cuando vio a su padre y tuvo que tomar asiento. Supo que Steve no regresaría a casa esa noche.

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No importa.
FanficElla era un "No importa" constante, hasta que llegó una noticia que le dejó los labios sellados. Quizás hay ocasiones een las que si importa.