11

721 36 0
                                    

Desperté sola en mi habitación y se me antojó tan nostálgica y ajena que la piel se me erizó. Bajé los pies de la cama y no escuché mas que el rugido de mi estómago vacío.
Me asomé al pasillo y bajé en silencio. Creí que todos dormían y casi muero del susto cuando me encontré con Liam en la cocina.
-¿Estás bien?-preguntó acercándose con el ceño fruncido.
-Me asustaste.-dije con la mano sobre el pecho.- Pensé que todos dormían.
-Yo madrugo.-rió él y me hizo tomar lugar.- Te preparo el desayuno. Debes estar hambrienta.-asentí.- Harry no quiso despertarte para cenar. Estaba de mal humor y dijo que no quería agarrarsela con vos.
Yo asentí sin saber que responder y él dejó un café con galletitas frente a mi.
-¿Podrías.... mmm.... es que, yo no conozo bien el lugar y necesito comprar algo pero...
-¿Queres que te acompañe?-preguntó y yo asentí, tímidamente. No solía pedir ayuda jamás.- Está bien. Cuando termines, cambiate y vamos antes de que haya demasiada gente.
Asentí nuevamente y seguí desayunando en silencio. Si le contara a Jason que había pedido ayuda, no me lo creería.
Cuando bajé llevaba un pantalón ajustado y un sweter blanco que resbalaba por mi hombro. Había pertenecido a mi madre, al igual que los otros.
Liam sacudió las llaves del auto en su mano y me indicó que salieramos. Una vez en el auto, me miró intrigado.
-¿A dónde la llevo, señorita?
-A un lugar donde vendan pinturas.-susurré. Suponía que acá no habría un almacén que tuviera todo. Él rió y arrancó.- ¿Está bien si pinto mis paredes?
-Si. Es tu habitación. Mientras no pintes el resto de la casa no pasa nada.
Miré por la ventana y apoyé el mentón en mi palma. Recorrimos calles y calles hasta que él, por fin, se detuvo.
-¿Vamos?-preguntó y yo asentí con timidez. Ahora era tímida, porque todo eso me resultaba tan abrumante y desconocido que no sabía de que otro modo enfrentarlo.

No importa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora