Jake 43

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Desperté acostado sobre el frío metal del suelo.

Me sentí un poco mareado y atontado. Logré incorporarme y miré a mi alrededor confundido, me encontraba en una gran habitación completamente de acero, sin puerta ni ventanas. En el alto techo colgaban una serie de poderosas lámparas que iluminaban toda la sala, a excepción de un pequeño hueco en una esquina del fondo. Mis amigos se encontraban justo a un lado de mí tirados y aún inconscientes.

"Maldita sea" pensé "Ahora estamos atrapados y ni siquiera llegamos con el Doctor Spielberg". Intenté invocar una llama para entretenerme, pero por alguna razón no lo logré. Entonces me di cuenta de lo estúpido que sería encerrar a unos Elohims sin antes neutralizarlos. ¿Pero como lo habían hecho? Me puse de pie y comencé a pasearme de un lado a otro por la celda durante varios minutos.

Después de una hora aproximadamente, me desesperé. Fui con mis amigos y comencé a hablarles gentilmente para que despertasen.

-¡Levántate, Dylan! ¡Inútil! Ya dormiste suficiente ¡Arriba Kate! ¡No sean unos flojos pedazos de basura Elohim!

Después de unos intentos, comenzaron a mostrar señales de vida cada uno de poco a poco. Esperé a que despertaran por completo.

-¿Qué pasó?-preguntó Kate.

-Ese Nigrum nos dejó inconscientes-respondió Dylan-Pero...¿Dónde estamos?

-En las celdas de máxima seguridad de la isla-respondió una voz desde la oscuridad de la sala.

Ambos nos sobresaltamos y nos dimos la vuelta rápidamente asustados. Una figura se puso de pie y comenzó a acercarse lentamente hasta salir a la luz. Alto y delgado. De piel clara y ojos multicolores y cansados detrás de unas gafas rotas. Tenía un cabello gris largo y alborotado. Vestía una bata de laboratorio hecha jirones, se veía joven pero a la vez muy viejo. Como si lo hubiesen caracterizado de un débil anciano para una obra de teatro.

-¿Quién es usted?-pregunté-Atrás, o...lo voy a incinerar o a destruir con la mente.

-¿Piroquinesis y fragoquinesis en una misma persona?-me respondió el hombre-Lo dudo mucho chico. Y si tienes una de las dos, ni lo intentes...seguramente te sedaron.

-¿Quién es usted?-preguntó Dylan.

-Me presento-sonrió-Soy el Doctor Eric Spielberg.

-¡Lotería!-grité de emoción-¡Lo encontramos! ¡Ganamos la misión!

-Aún nos falta llevarlo a salvo a la Academia, y evitar que la Hermandad acabe con el mundo-recordó Kate.

-Lo arruinas todo-le solté.

Eric rió levemente mientras cojeaba de un lado a otro, analisandonos.

-¿Los envió WICA, o la Academia?-preguntó.

-La Academia.

-Menos mal-respondió aliviado.

-¿Pero que no WICA es los buenos?-pregunté confundido.

-La mayoría del tiempo-respondió el doctor-Pero confío mil veces más en la Academia que en esa extraña corporación.

-¿Estudió en la Academia?-aventuró Dylan.

-¡Ja!-rió el hombre mientras se sentaba en el suelo-No, Neregunthur no es la única escuela de Elohims del mundo. Yo estudie en el Colegio Arteling Gorshkov, en Rusia...gran escuela, de las mejores.

-¿Dijo que nos sedaron?-preguntó Kate-¿Cómo? ¿Por qué no podemos utilizar nuestros poderes?

-¿Han oído hablar de Narketina?-preguntó desinteresado mientras jugueteaba con un hilo suelto de su bata..

-¿Qué acaba de decir de mi madre?-le solté, antes de recordar que no tengo madre.

-Es una sustancia muy poderosa, inhabilita las habilidades de un Elohim-respondió.

Nos sentamos junto con él.

-¿Lo cura?-preguntó Kate.

El hombre la miró ofendido.

-¿Curar? Ser Elohim no es ninguna enfermedad; y no. No es permanente, así que se nescesitan múltiples dosis. Fue creada con el objetivo de ayudar a aquellos Elohims cuyas habilidades los destruyen así mismos. Como un Nigrum, por ejemplo. Aunque hoy en día, es adoptada por muchos para secuestrar a nuestra gente.

-¿Los Nigrum usan esa cosa?

-Fue creada por un Nigrum que necesitaba ayudar a su hija. Verán, los Nigrum son seres sumamente especiales. Son los más raros de todos. Suelen tener ciertas...dificultades, sobre todo los adolescentes, que es cuando los poderes de un Elohim se desarrollan por completo. Aunque ya no hay muchos de esos en el mundo.

Observé el suelo. Siempre pensé que ser de fuego era tan bueno como malo. Bueno, porque era genial controlar el fuego. ¿Quién no quisiera incinerar cosas a su placer? ¿O simplemente encender la parrilla para la carne asada sin tantos problemas con el carbón? Era genial. Malo, porque el fuego es demasiado destructivo. Un simple accidente, y ¡Bum!

Pero en ese momento, me di cuenta de lo afortunado que era.

-¿Cuánto lleva aquí?-preguntó Dylan.

-No lo sé, mantienen las luces encendidas para que pierdas la noción del tiempo.

-¿Qué le han hecho?-preguntó Kate.

-Torturar-respondió fríamente-Perderme que preparara esas estúpidas bombas nucleares, pedirme que arreglara el sistema de contención de la isla, y torturar una y otra vez.

Miramos al suelo. No había mucho que decir ante ello.

-¿Cuándo sueltan las bombas?-preguntó el hombre-Vienen de afuera así que tal vez...

-Suponiendo que no hallamos pasado mucho tiempo inconscientes, iniciarían mañana-respondió Kate.

-Entonces es hora-sonrió el Doctor.

-¿De qué?

-De que, con su ayuda, detengamos todos juntos esta posible guerra.

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Academia Neregunthur I: ElohimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora