Kate 3

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Bueno, ¿por dónde comienzo?

Soy Kate, tengo quince años y es así como comenzó el día más extraño de mi vida.

Ese día la abuela me había despertado temprano, como había prometido ella; y me hizo un delicioso desayuno para animarme. La noche anterior habíamos tenido una pequeña plática: sería internada en un viejo instituto, donde ella había ido de niña. Las razones: "Ahí estarás mejor, ahí podrás hacer amigos" Me enviaría a inicios del verano, para acostumbrarme para las clases.

Nunca fue fácil para hacer cualquier amigo, de hecho, siempre todos los chicos y chicas del colegio, huían de mi. Me llamaban "bruja" o "demonio". Esa era una de las escusas de mi abuela para mandarme lejos de casa, porque "ahí estaría mejor". Según ella, el director era antiguo "amigo íntimo" suyo. Dijo que ahí no tendría problemas con las demás chicas nunca más. También me prometió que podría visitarla todas las vacaciones y fines de semana.

La idea era tentadora. Pero me inquietaba abandonar a mi abuela, era lo único que me quedaba y yo era lo único que le quedaba. Pero al comentárselo, ella sólo río, y me respondió: "todo estará bien". Odio esas palabras, todos suelen decirlas cuando no saben que responder ante alguien que está sufriendo algo terrible, pero por primera vez en mi vida, creo que las decía enserio.

La noche anterior había hecho mis maletas, ya estaban listas en el comedor. Me sentía nerviosa y emocionada. Era un nuevo comienzo para mí. Una nueva oportunidad de iniciar desde cero. No podía dejar que mis nervios lo arruinarán todo, otra vez.

Ya me hallaba en la acera, fuera de la enorme Mansión Fernsby con mis maletas, mi abrigo y abuela. Entonces, un extraño sonido se escucho a lo lejos, y una pequeña figura amarilla apareció.

-Es tu transporte-me anuncio mi abuela.

En efecto, la figura fue creciendo y creciendo hasta convertirse en un típico amarillo autobús escolar. El camión aparco enfrente de nosotras. Mire a mi abuela.

-Bien querida-me dijo con un hilo de voz-Ha llegado el momento, es tiempo.

La puerta del autobús se abrió con un agudo chillido. Y apareció un hombre. Era alto, gordo, de piel clara, cabello negro corto y ojos morados, sí, morados. Debía tener unos treinta años. Se veía feliz.

-Buenos días, señora Fernsby...y señorita-saludo alegre, y tomo mis maletas y las subió al camión.

-Buenos días Bob-lo saludo mi abuela antes de dirigirse a mi- Ten cuidado mi niña, te quiero.

-Yo también abuela-le dije y le di un beso.

Subí nerviosa al enorme autobús. Dentro había unos cuantos chicos, todos adolescentes. Me senté en el primer asiento vacío que halle, y mire por la ventana. Pude ver a mi abuela y al Chofer, Bob, conversando. Ella se dio cuenta que los observaba, así que me dirigió una última sonrisa. Bob subió al camión, tomo el asiento del conductor y arranco.

No aparte la mirada de la ventana, de mi vieja casa, de mi abuela; hasta que esta se hubo esfumado por completo.

Entonces, me di cuenta de lo que ocurría en realidad. No volvería a ver a mi abuela en mucho tiempo. El autobús siguió avanzando por la calle hasta llegar a la autopista. ¿Dónde era aquel internado? Intente no preocuparme por eso, ya habría tiempo para eso después. Así qué busque otra cosa con la que concentrarme: el paisaje. Observe por la ventana como atravesábamos el verde bosque. Aunque no había mucho que ver, sólo enormes árboles, ni siquiera una ardilla.

No sé exactamente cuánto tiempo pasó hasta llegar al enorme edificio rojo, donde un chico de más o menos de mi edad, ya se hallaba esperando el autobús, al lado de un enorme hombre de barba y expresión seria. Bob bajó del camión y le ayudo con las maletas, como hizo conmigo. Bob fue a guardar el equipaje del chico en la parte trasera, detrás de él, entró el muchacho.

Era más o menos de mi estatura, sólo que un poco más alto, tenía el cabello negro y chino, y unos hermosos ojos azules. Hermosos. Me dejaron hipnotizada, literalmente. Me mantuve observándolos durante un buen rato, hasta que llego ese incómodo momento cuando nuestras miradas se cruzaron. Aparte la vista inmediatamente. Pero no fue necesario, el chico llego junto a mi asiento.

-¿Puedo sentarme?-me preguntó tímido.

-Claro-dije, anhelando alguien con quien pasar el eterno viaje.

El chico se sentó. Vestía unos jeans negros entubados, y una sudadera blanca con rayas negras y capucha. Traía una vieja mochila azul. Gire mi cabeza hacia la ventana, pero continúe observando disimuladamente al muchacho, me parecía...curioso. El chico abrió su mochila y comenzó a husmear en busca de algo, después de unos segundos, sacó un libro. La portada decía: "Street Girl". Mis ojos se abrieron como platos.

-¡No puede ser!-grite-¿Lo estás leyendo? ¿Es tuyo?

-Si-respondió algo asustado.

-Oh por dios, creí ser la única que leía ese libro-dije incrédula.

-Espera, ¿tu lo lees?-me preguntó.

-Lo leí-dije-Hace mucho, pero me gusta repetirlo de vez en cuando.

-Yo también-dijo sonriente-Es la tercera vez que lo leo.

-Soy Kate-dije.

-Dylan-nos dimos la mano-Vaya, creí que nadie más leía ese libro.

-Es cierto-dije-Una pregunta.

-¿Eu?

-¿Puedo tocar tu afro?-le pregunté emocionada.

Academia Neregunthur I: ElohimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora