Dylan 41

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¿Sabes lo desagradable que es teletransportarse por un portal a otro, y así sucesivamente? Pues es un mal que no le deseo a nadie. Es bastante horripilante. Sientes como si estuvieras vomitando, pero a la vez no vomitas. Como si de extirparan cada uno de tus órganos, huesos y músculos para rearmarte en otro lado y tu estuvieras consciente y sintieras todo eso. Y hacerlo acompañado de un hombre que planea matarte no lo hace más divertido.

Primero aterrizamos en su cocina -bastante elegante, déjame decirte- donde se puso de pie amenazadoramente con un cuchillo de carne, así que volví a saltar sobre él para hacerlo caer. Mala idea, después de eso estábamos luchando en su jardín, donde forcejeamos hasta llegar al sótano, luego fuimos al techo. Cuando regresé al vestíbulo, me di cuenta que realimente estaba herido.

Algunos de mis golpes estaban sanando, pero...lo hacían distinto. Ya no era casi de inmediato, eran tardíos. Y esta vez el dolor era mucho más real. Mientras Kate, buscaba el botiquín de emergencias en el Albatraoz, un pitido comenzó a resonar por la cabina. Jake y yo nos mostramos confundidos, analizamos el panel atentamente intentando averiguar de qué se trataba. De pronto, un mensaje apareció proyectado en el cristal de la nave: "Mensaje Entrante".

Jake apretó un botón al azar, y el Profesor Browning salvaje apareció proyectado. No se le veía muy feliz. Pude reconocer que se encontraba dentro de su oficina.

-¡¿Qué está ocurriendo?!-exclamó.

Nos quedamos callados.

-No sabemos nada de ustedes en días, la última actividad registrada fue el día de ayer por la mañana mientras una carísima tienda de ropa, cargaba una serie de prendas a la cuenta de la Academia...en ¡Nueva York! Yo no los envíe a Manhattan...¿Qué planean ahí? ¿Encontrar el Campamento Mestizo? ¿A los Cazafantasmas?

-Lo sentimos-se disculpó Kate que llegaba desde la sala con el botiquin en las manos.

El profesor puso los ojos en blanco.

-¿Qué ocurre ahora? ¿Dónde están?

-Nos encontramos en volando por encima del mar, no me preguntes cual es por que soy muy malo para la geometría-mencionó Jake.

-Es geografía-corregí.

-¡Lo ven! Soy muy malo en eso-recalcó el pelirrojo.

Kate soltó un suspiro.

-¿Qué hacen? ¿Vienen ya de regreso? Los necesito aquí de inmediato.

-No, nos castigará-repuso Jake.

-No lo dudes-respondió el profesor-¡Ahora tengo a WICA encima de mí! Al parecer, muchos han visto su pájaro de metal sobre Manhattan¡ ¡Nos están exponiendo! Por suerte, un idiota de un pequeño pueblo de Vermont corrió el rumor de que son Aliens.

-Llévenos con su líder-bromeó Jake.

-Descubrimos que la Hermandad planea un bombardeo nuclear en todo el continente, para empezar su guerra contra los humanos y elohims que no les sigan. Su base está en la isla Mihole, y vamos a detenerlos.

-¿Qué es la Hermandad?

-Una organización Elohim del mal, o algo así-mencionó Jake sin importancia.

-¡Pero son solo niños! Los matarán...

-¿Entonces por qué nos envío?-pregunté.

-Los envíe para que investigaran, no a que pelearan contra un ejército de Elohims...

-No hay tiempo, el ataque es cada vez más cerca...si no los detenemos, todo iniciara mañana-respondió Kate.

Browning se mostró perplejo, pasaron unos segundos antes de que respondiera, pero entonces se perdió el audio de la transmisión. Mientras Jake intentaba recuperarlo, las comunicaciones se cortaron de golpe. Un escalofrío me recorrió la espalda.

-¿Qué ocurre?-pregunté confundido.

-Bloquean las transmisiones-respondió Jake-Debemos estar cerca.

-Sumérgete-le ordenó Kate.

-¿Qué?

-Bajo el agua, no nos detectaran tan fácilmente.

Jake hizo soltó un gruñido, acto seguido presionó un par de botones y nos pidió que nos pusiéramos nuestros cinturones de seguridad. Fue directo al panel y tiro de una palanca hacía abajo, mientras controlaba el timón. Gradualmente, fuimos descendiendo lentamente hasta que la fina capa que separaba el agua del resto fue travesada por el Albatraoz. Las linternas del avión se encendieron e iluminaron el fondo del mar.

Al principio no había nada más que un infinito azul de muchas tonalidades oscuras, pero mientras nos hundíamos comenzaron a aparecer distintos grupos enteros de cientos de peces. Navegamos en silencio unos veinte minutos hasta que las montañas submarinas eran cada vez más alta, y comenzaban a aparecer cientos de riscos que llegaban hasta la superficie. EL nivel del agua era cada vez más bajo.

-¿Qué es esto?-preguntó Kate.

-Ya llegamos-sonrío Jake-¿Dónde estaciono?-preguntó.

Kate señaló una cueva submarina en una pared de piedra. Jake dirigió la nave hacía el agujero y nos internamos en una serie de túneles, el techo de la caverna era cada vez más alto hasta que sobrepasó el nivel del agua, entonces nos elevamos y encontramos un pequeño islote de arena negra y piedras en el que aterrizamos.

Nos miramos nerviosos entre nosotros. No estábamos seguros de que hacer, a decir verdad, nunca creímos que llegaríamos tan lejos. Nos preparamos y salimos a la cueva, justo enfrente de nosotros, un largo túnel se extendía hacia la superficie. Sin pensarlo dos veces, nos internamos en el. Dentro hacía mucho calor, pero el lugar se encontraba tan húmedo con el agua goteando de las paredes. Al fondo podía ver la luz del día.

-¿Y qué haremos?-pregunté.

-A mi no me vean, los cerebros aquí son ustedes, yo soy el revoltoso de cada aventura que alivia la tensión-respondió Jake antes de ponerse a silbar una canción.

Observé a Kate.

-¿Qué haremos?-pregunté-Tenemos que tener cuidado...sí este lugar explota...

-No-respondió de golpe-Buscaremos al Doctor Spielberg, con la esperanza de él sepa que hacer...

-Claro que sabrá que hacer, el es el hombre radiactivo-dije animándome a mí mismo.

Salimos a la selva, estábamos rodeados de una infinidad de árboles, cuyas hojas nos protegían del potente sol. A unos metros de nosotros, podía escuchar murmullos entre los cantos de las aves. Nos miramos entre nosotros y seguimos las voces.

Aparecimos en un enorme claro, a pies de una gigantesca montaña de piedras y enredaderas. Nada inusual, excepto por las enormes puertas de metal. Nos acercamos curiosos pensando cómo podríamos abrirlas. Jake sugirió incinerarlas, pero probablemente serían a prueba de fuego, balas y todo tipo de cosas. Así que Kate utilizó su mente para abrirlas de par en par. Logró mantenerlas el suficiente tiempo para que los tres entráramos a las instalaciones antes de que las puertas se cerraran detrás de nosotros.

Miré hacia el fondo del túnel, Jake soltó un silbido.

-Algo me dice que esto será una trampa-soltó el chico.

-Claro que será una trampa-nos animó Kate-Vamos.

Academia Neregunthur I: ElohimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora