Jake 49

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-¡Corre, joder, corre!

-¡Decir "Joder" no nos hará ir más rápido!-gritó Kate aguafiestamente. No estoy seguro sí existe esa palabra pero de alguna forma tienen que inventarse, ¿no? Sí definitivamente. Inventar palabras es tan: "Jakeástico". El crear palabras no debe ser un poder que solo se limité a ciertos Elohims, aunque no creo que así sea.

Como sea, volviendo al tema, el techo de la caverna comenzaba a colapsar detrás de nosotros mientras corríamos rápidamente hacia el avión, y bla, bla, bla. Una vez que estuvimos dentro, me dediqué a sumergirlo para escapar de la isla mientras esta se hundía lentamente en el mar. Kate se encontraba sentada en la cabina conmigo, tenía el cinturón abrochado y una posición fetal muy graciosa mientras susurraba repetidamente por lo bajo cosas que no alcanzaba a escuchar ni entender.

Cuando por fin logramos elevarnos en el aire, ambos observamos como la isla terminaba consumiéndose en fuego, antes de hundirse en el océano. Kate soltó un grito de susto, mientras cientos de objetos salían a flote en el mar. Muebles, puertas, restos de robots y de más. Di vueltas y volé bajo intentando divisar a Dylan.

-No creo que...no creo que esté vivo-lamentó Kate con un hilo de voz.

-Ese chico, tiene que estar vivo-le dije-Es un hueso duro de roer, yo se que está vivo. En alguna parte, tiene que estarlo.

Lo buscamos después de cerca de media hora, yo me encontraba tan tembloroso y asustado como Kate. Pero no me di por vencido, el chico tenía que estar vivo. No podía simplemente llegar, formar parte importante de mi vida, transformarla por completo y luego marcharse. No, no podía ser. De ser una película o libro con dicho final, sería el peor de la historia. Había muchas cosas que no tenían sentido ahí, como que unos súper villanos tuvieran un sistema de lanzamiento que diera  diez minutos de ventaja a sus enemigos. Muchas cosas sin sentido, pero que Dylan muriera no podría ser.

Por muy "suertástico" que suene, pude ver los rizos del chico flotando en el océano. ¡No se asusten! Los rizos se encontraban en perfecto estado y pegados a su cabeza, la que también se encontraba bien. Aunque el resto del cuerpo...bueno, eso es otra cosa. Kate soltó un gritó de emoción y susto al verlo, yo me coloqué encima del cuerpo y abrí las compuertas para que Kate pudiera tomar con sus poderes y arrastrarlo dentro de la nave.

En cuanto la chica me dio la señal, elevé el vuelo y coloqué automático hacia la Academia Neregunthur. Corrí a reunirme con mis amigos. Dylan se encontraba tirado en el suelo de acero, en medio de un charco de agua y sangre. Se encontraba mojado, y con la ropa carbonizada y hecha jirones. Apenas traía playera alguna. Tenía varios golpes en todo el cuerpo que aún no le curaban, sin embargo las ampollas estaban desapareciendo lentamente.

Kate tenía los ojos llorosos, y he de admitir que a mí se me escapó una lágrima también. Me arrodille junto a él y llevé mi mano para comprobarle el pulso, solté un suspiro cuando comprobé que seguía vivo, sin embargo su corazón latía demasiado lento y apenas respiraba.

-Sí respira, que bueno porque no iba a hacerle respiración de boca a boca-intenté animar a Kate.

-Hubiese sido interesante verlos-sonrío de forma triste-Necesitamos volver inmediatamente.

-Llegaremos en unos cuarenta minutos, con algo de suerte.

Pasamos el resto del viaje llenos de preocupación, mientras Kate tomaba el mando en la cabina yo me dediqué a llevar a Dylan a la cama. Tal vez pudimos hacer más, como curar sus heridas, pero estábamos demasiado asustados para siquiera hacer eso. Pensé en esas películas donde a veces curaban a los heridos con fuego, ¿podría hacer eso? Intentarlo no me costaba nada, aunque podía incendiar a Dylan; o peor al lujoso y carísimo Albatraoz.

Las alarmas del avión comenzaron a sonar, corrí a la cabina asustado.

-¿Qué ocurre?-pregunté.

En la pantalla un mensaje marcaba la avería de uno de los motores.

-Seguramente lo golpeo una roca al salir de la caverna...¡tenemos que llegar ahora!

Tome el mando e intenté mantener el avión estable mientras Kate comprobaba que tan lejos quedaba la Academia, la chica abrió los ojos como platos.

-¿Qué ocurre?-pregunté haciendo muecas, mantener esa cosa en el aire no era fácil.

-La computadora dice que la Academia esta a quince minutos de nosotros, y avanzando.

-¿Qué? ¿Eso qué significa?¡Llámales o algo!

Kate tomó el teléfono del avión y lo colocó en alta voz. Antes de correr a ver a Dylan. Nos respondió la secretaria del Partenón.

-Ustedes están volando en Espacio Aéreo Restringido, den vuelta o serán derribados.

-¡Usted hágame caso a mí!-le solté-Soy Jake Stoll el favorito de Browning, ahora ponga esas malditas instalaciones en la superficie y habrá el hangar o...ó...haré algo que no les gustará.

Sin responder, la Academia comenzó a surgir desde el océano. Las enormes burbujas escurrían agua mientras se elevaban a la luz del día, los enormes cristales del Hangar, comenzaron a correrse.

-¡Jake! ¡DYLAN NO TIENE PULSO!-gritó la chica desesperada.

Tomé el bando de la nave, y muy difícilmente intenté apuntarle al Hangar. Y para mi muy mala suerte, no lo logré y fuimos directos contra la burbuja principal. Solté un grito, creí que ahí acabaría todo.

-Objeto al frente en tres segundos, activando protección automática-rezó la computadora.

Y un mísil salió disparado hacía el cristal, el cual se hizo añicos en una explosión dejando un agujero lo suficientemente grande para que entrásemos. Estuvimos a punto de chocar contra el gran edificio del Partenón pero logré esquivarlo, y fuimos directo contra el bello jardín. Intenté hacer la caída lo más suave posible, sin embargo nos estrellamos con fuerza antes de deslizarnos destruyendo el jardín a nuestro paso.

Ahora, entre los gritos de Kate de socorro, las miradas confundidas de aquellos en el jardín, y el Albatraoz dando brincos mientras yo intentó frenar; aprovecharé para despedirme. Porque conociendo al idiota que escribió está historia, tal vez me mate o terminé la historia sin darme otro capítulo. Jake Stoll dice adiós, y recuerden. Jake es vida, Jake es amor.

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Academia Neregunthur I: ElohimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora