Kate 14

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Helena me llevo a una parte alejada.

Yo estaba llena de emoción. Durante mucho tiempo, siempre que me emocionaba, enojaba o asustaba; las cosas a mi alrededor salían volando hacía todas partes; principalmente hacía la gente con la que tenían que ver mis emociones. Me habían llamado: "bruja", "demonio" o "Satanás". Ya no más. Al fin sería libre. La esperanza de un nuevo comienzo iluminó mi rostro por completo. Al fin podría controlar mis poderes. Sería hermoso.

-Muy bien-me dijo Helena, jugueteando con una pelota amarillo pipí-Tu eres una Telequinéticos. Posees una de las habilidades mas estudiadas, más sin embargo, menos comunes. Eso es una ventaja y desventaja.

Asentí.

-Aproximadamente solo hay cien Telequinéticos en el mundo-me dijo-Sucede que, esta habilidad, se pasa por sangre, es hereditaria a diferencia de muchos otros dones. En tu familia debió haber algún Telequinéticos en algún punto del árbol genealógico.

-Mi abuela-pensé de inmediato.

-O mi madre, la Profesora Crawford, Profesor Browning, Gandhi, Kennedy, JK Rowling, etc-me empezó a decir.

-¿!Gandhi!?¡¿JK Rowling?!-exclamé sorprendida.

-Nuestra Raza aparece muchas veces en la historia-me dijo Helena-De hecho, la mayoría de los personajes históricos eran Elohims, por eso destacaron. O al menos, mitad y mitad...mestizos.

-¿A qué te refieres?-preguntó Helena.

-Durante años, Elohims y Mortales, se han estado relacionando. Lo que ha provocado que nuestra especie comenzara a disminuir. Muy pocos de los nuestros, son cien por ciento Homo Deorum Sapiens. Se estima que en trescientos años, ya estaremos extintos.

-Vaya...

-Lo sé, es extraño-me dijo-Bueno, empecemos.

Asentí. aún pensando en lo que me dijo. Me mostró la pelotita.

-Ahora, mira la pelota-me dijo-Obsérvala bien, memorízala.

Hice lo que dijo. Aunque no entendía muy bien como alguien podría memorizar una pelota color orina, pero así lo hice. Observe la pelota, cada parte de ella.

-Ahora piensa en la pelota y muévela-me dijo, mientras ponía la pelota en el suelo.

-Pero...

-Tu hazlo-me dijo.

Mire la pelota, pensé en ella, y mentalmente imagine que levitaba. Me concentré lo mas que pude, pero aún así, no ocurría nada. Me empezó a doler la cabeza.

-Si no puedes así-me dijo-Extiende tu mano hacia la pelota, como si fueras a sujetarla-me dijo.

Lo hice, solo que esta vez, imagine que mi mano crecía hasta tomar la pelota, y entonces la levantaba con mi enorme brazo imaginario. La pelota amarillo pipí, comenzó a levitar ligeramente, se elevó unos tres centímetros. Sentí una extraña sensación, era como si un tercer brazo me hubiese brotado de la frente y hubiese comenzado a sujetar la pelota. Solo que la pelota pesaba mil toneladas más, y mi tercer brazo comenzó a cansarse, hasta soltar la pelota. La cabeza me empezó a dar varias punzadas de dolor. La pelota cayó al suelo.

-Perfecto-me dijo Helena-Fueron dos minutos. Nada mal.

Pasó un rato, logré mantener a flote la pelota amarilla un metro sobre el suelo durante cinco minutos, aproximadamente. Después de un rato, la cosa se hizo más sencilla. Sin embargo, mi dolor de cabeza iba aumentando, Helena tuvo que buscar a Zoe para que me diera de una de sus pastillas para la migraña. Después de tomarme la enorme capsula, Zoe, Helena y yo; decidimos sentarnos un rato a descansar. Fue entonces cuando llegó ella, Alex.

¿Cómo era Alex? Era muy bella. Era alta, un poco más que yo; delgada; de piel clara como la mía. Tenía unos hermosos ojos azules, hermosos. Su cabello, era largo, ondulado y negro azabache; le llegaba hasta un punto entre los hombros y los codos. Vestía un escote rosa; y unos jeans negros entubados. Era hermosa, y se hubiese visto aún más, si no hubiese tenido esa horrible expresión de asco y repugnancia. Caminaba de una manera bastante extraña, moviendo todo su cuerpo por cada paso que daba; lo que daba bastante risa.

-Hola-dijo en tono fresa y orgulloso; pero alegré a la vez.

-Hola- respondió Helena.

Zoe calló, Alex la miró con desprecio.

-Hola Zoe-le dijo-¿Que tal la familia?

-Bien, gracias-dijo inmediatamente Zoe, mirando hacia otro lado.

-Pero dime-le dijo acercándose a ella-¿Como esta tu padre? ¿Sigue trabajando en esa vieja tienda de..."comida" en Washington?-Zoe la ignoró.

-¿Se te ofrece algo?-preguntó Helena.

Alex la miró con desdén.

-¿Acaso no puedo venir a saludar a mis best-friends?-preguntó con tonó chillón- Dime tu Helena, ¿tu madre sigue trabajando como bruja en Amsterdam? ¿O ya encontró un trabajo de verdad?

Los ojos de Helena se llenaron de ira.

-¿Y tu madre, sigue acostándose con las estrellas de Cine?-le preguntó Helena enfadada-¿O ya se encontró un trabajo de verdad?

Alex se quedó perpleja, no esperaba que le respondieran así.

-Tu-me dijo ignorando a Helena-¿Cómo te llamas?

-Kate Ferns...

-Muy bien, Kate; ¿qué haces con estas personas?-me pregunto-Lo único que harán será darte una mala influenza.

-Perdón, pero creo que es Influencia-le corregí.

Me vio con odio.

-Y creo que ya vi quien podría darme una mala influencia-le dije.

-Como quieras, Ferns-me dijo.

-Es Fernsby-la corregí, me miró perpleja.

-¿Fernsby?-repitió incrédula- ¿Eres pariente de Elizabeth Fernsby?

Es curioso, mi abuela es rica y famosa; fue una gran escritora -tal vez por eso amo los libros- hizo muchas obras que terminaron transformando en películas, obras, historietas, etc. Tal vez pienses que por ser nieta de una persona así, mucha gente hubiese querido ser amiga mía, pues no; así no funcionan las cosas.

-Es mi abuela-dije al fin.

-Oh, por dios-exclamó sorprendida-Debes saber cómo admiro a tu abuela...claro nunca leí un libro, es decir...¿para que? Pero obvio, si vi esas películas...de verdad...me dejaron impresionada...tu abuela tiene tanta...ese don para crear.

-Lo sé-titubee. Cualquiera que diga: "Nunca leí un libro...¿para qué?" me deja tan desconcertada para poder ponerla en su lugar.

-¿Y qué poder tienes?-preguntó interesada.

-Soy Telequine...algo...

-¡Como yo! Ven conmigo, seremos grandes amigas-respondió alegre.

-Pero...

-Una persona de tu clase no merece estar con este tipo de personas. Ven conmigo.

La gota que derramó el vaso.

-No gracias.

-¿Es enserio? ¿Prefieres quedarte ¿Solo te quieren por tu dinero e importancia, que jamás conseguirán? ¿Te contagiaran lo perdedora?-dijo riendo.

-Si voy contigo, me contagiaré la estupidez-respondí enfadada.

La chica, hizo un horrible gesto con la cara; y se marchó con su extraña forma de caminar.

-¿Quien era esa?-pregunté.

-Alex-respondió Zoe.

-Sí es una perra-dije-¿Continuamos?

Academia Neregunthur I: ElohimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora