Dylan 42

1.9K 178 5
                                    

Jake tarareaba la canción de Misión Imposible mientras andábamos inseguros por el extraño pasillo. En ningún momento nos cruzamos con cualquier tipo de alma, dimos vueltas una y otra vez en ese laberinto de metal sin llegar a ningún lugar en concreto, después de unos minutos comenzaba a hartarme. No le veía fin a ese horrible lugar, por más que buscáramos alguna salida, no dábamos con ninguna. Y con el estrés de mis heridas, las cosas no mejoraban.

¿Estrés de heridas? Sí. '¿Recuerdas cuando mencioné que Hoffman me guió con sus portales a su cocina donde tomó un cuchillo en intentó atacarme. Pues las tajadas que había logrado soltarme, aún no sanaban para nada. La cosa comenzaba a asustarme, al principio creí que era solo una especie de efecto retardado. Pero para ese momento estaba asustado. Algunas que se encontraban en el brazo, ya habían sanado por completo. Sin embargo, había una en especial que me ardía aún bastante. En la parte medía del abdomen.

Kate lo había notado al subir al Albatraoz y me ayudó a vendarme, así que no estaba completamente seguro si de verdad estaba sanando o no, pero por el dolor agudo dudaba mucho que estuviera ocurriendo. Mis amigos me preguntaron cómo me encontraba, y obviamente les mentí diciéndoles que ya me encontraba muchísimo mejor, porque no quería asustarlos. Porque yo estaba asustado. ¿Estaría perdiendo mis poderes? En ese caso, ¿podría volver a la Academia? ¿O me regresarían a ese horrible orfanato? No quería volver a ese horrible orfanato.

Un sonido hueco y algunos murmullos me sacaron de mis inquietantes pensamientos. Unas personas se acercaban por el pasillo.

-Mierda-soltó Jake.

Miré a mi alrededor en busca de alguna ruta de escape, pero la última desviación estaba a varios metros detrás de nosotros, no lograríamos llegar sin ser vistos. Miré al cielo para soltar una maldición, me detuve a medio acto cuando vi una rendijilla del sistema de ventilación. Recordé todas esas películas y programas de televisión donde esa solía ser la manera perfecta para pasar desapercibido. Llamé con un gesto a Kate y le señalé la puertecilla. La chica sonrío y con su poder, hizo la reja a un lado, dejando una pequeña apertura lo suficientemente grande para que nosotros entráramos por ahí.

Me coloqué debajo, e intente entrar de un brinco. Luego pensé en lo ridículo que ese debió de haber visto, nunca llegaría tan alto. Estaba a punto de pedirle a Jake que hiciera un escalón con sus manos, cuando sentí que algo tiraba de mí hacía arriba. Y de golpe, salí volando hacía la entrada de los ductos, logré sostenerme de la orilla y arrastrarme hasta haber entrado por completo. Luego, Jake fue el siguiente en ser lanzado por Kate; yo logré atraparlo por las manos y lo ayude a entrar. Así, juntos tiramos de Kate hacía arriba lo más rápido posible mientras las voces se acercaban peligrosamente.

En cuanto estuvimos todos apretujados dentro de los ductos, cerramos la rendijilla, y pude ver atreves de ella como un grupo de unos cinco hombres adultos avanzaban lentamente por el pasillo riendo. Pude distinguir a Rodríguez y a Hoffman entre ellos.

-¿Cuándo estará listo?-preguntó un hombre con voz gruesa.

-Pronto señor-respondió otro con voz de loco-Antes de esta noche, podremos iniciar con nuestro plan.

-¿Qué hay de los muchachos?-preguntó el hombre.

-Lograron huir-reveló Hoffman con voz pasiva.

Todos se detuvieron.

-¿Los dejaste escapar?-soltó Rodriguez.

-Cállate, para empezar tú fuiste la primera que no logró con ellos-respondió.

-Perfecto, ahora todo se irá al diablo-se quejó Mordem, el Nigrum del parque.

-¡Son unos inútiles!-se quejó la voz gruesa-¿Cómo es que un trío de insignificantes chicos logró despistar a los mejores en nuestro ejército?

-Son un tanto...especiales, he de admitirlo. Pero no imposibles, ya caerán; cuando sea tiempo de ello-aseguró Hoffman.

-Más te vale-respondió cortante-¡A todos ustedes!

Los hombres siguieron hablando pero yo no podía parar de pensar como llegaríamos con el científico que en un principio habíamos ido a rescatar. Sonreí cuando la idea vino a mí.

-Tengo un plan-les susurré-Entregarnos.

Me miraron con cara de loco.

-¿Qué?-pregunté.

-¿Estás loco?-me soltó Kate-Me costó mucho trabajo subirlos a los dos aquí para entregarnos y ya.

-Solo así llegaremos a su mazmorra o calabozo, donde sea que escondan a Spielberg.

Jake lo analizó detenidamente.

-¿Cómo sabes que no nos matarán?-propuso.

-No lo sé-respondí sincero-Cincuenta a cincuenta.

-¿Sabes?-me dijo Kate-Me gustan más las cosas cuando la probabilidad es cien.

-¿Tienen una idea mejor?-pregunté.

Ambos se quedaron callados.

-Bien, vamos a entregarnos-les dije muy seguro de mi idea.

-¿Sabes? Cuando se entregan facilitan todo, gracias-dijo una voz detrás de nosotros.

Nos giramos asustados y vimos la cabeza de Rodriguez atravesando los ductos de ventilación. Los tres gritamos del susto, antes de que con el movimiento el ducto se desprendiera y calleáramos al suelo los cuatro. Un fuerte dolor me recorrió la espalda, mientras Hoffman se acercaba lentamente, y nos observaba sonriente.

-¿Lo ven? les dije que caerían.

Entonces, antes de que pudiera distinguir a alguien más, el Nigrum se acercó a nosotros y nos lanzó una especie de oscuridad encima. Sentí que me asfixiaba, antes de caer inconsciente.

Academia Neregunthur I: ElohimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora