Jake 2

6.5K 449 31
                                    

Desperté en el pasillo del colegio. Todos se habían marchado. Mi ropa estaba chamuscada, al igual que los muros y casilleros del lugar. En el suelo, había varias hojas, lápices y mochilas quemadas. Tenía mucho frío...en el ambiente había un fuerte olor a humo y ceniza.

No podía recordar muy bien lo que había pasado. Me levanté lentamente y comencé a caminar por el destruido pasillo. Tenía que salir de ahí inmediatamente y descubrir que había ocurrido. Observé mi reloj para verificar la hora, pero estaba destruido.

Escuche unas voces, unos murmullos cerca, provenientes de un aula. Me dirigí a toda velocidad, pero me detuve en la puerta, quería escuchar antes.

-¿Novecientos once?-decía una mujer por teléfono-Colegio Lincoln, Evergreen #33; lo más rápido posible por favor....es difícil de explicar...

Entonces entendí.

"Mierda" pensé.

Esta vez me apresuré, corrí lo más rápido que pude a la salida trasera del colegio. A lo lejos comenzaba a oír las sirenas. ¿Por qué? ¿Por qué otra vez? Corrí por toda la calle, ignorando a los conocidos que me saludaban, a los desconocidos que me preguntaban qué había pasado. Tenía que llegar inmediatamente a "casa".

En diez minutos, ya estaba entrando al número #330 de Evergreen Street. En ese momento "Mamá" y "Papá" debían estar en el trabajo, y los chicos en la escuela, pero aun así Raquel se hallaba en la sala, cómodamente sentada viendo el televisor.

-Hola-me dijo con indiferencia.

-¿Qué haces?-pregunté.

-Veo la televisión-me dijo sin apartar la vista del aparato, donde Bob Esponja y Patricio robaban globos.

-¿No deberías estar en el Colegio?-pregunté mientras cerraba la puerta y corría las persianas.

-No, me tome el día-respondió-¿Qué ocurre?

-Problemas-dije mientras corría hacia las escaleras, y me dirigía a mi cuarto.

Entre a toda velocidad, cogí una mochila y comencé a guardar lo que creería necesario: ropa interior limpia, un pantalón, Ipod, audífonos, cargador, ahorros de seis meses, etc.

-¿Qué clase de problemas?-preguntó Raquel , que acababa de entrar.

-De los malos.

-Oh...

Me puse una sudadera, y me colgué la mochila a los hombros.

-¿Te puedo ayudar?-preguntó preocupada.

-Entretenlos-dije- Y explícale a "Mamá" y "Papá" que tuve que salir.

-Entendido, no olvides una linterna.

-Claro-dije tomando una de mi mesa de noche, eché una última mirada a mi cuarto antes de salir. Que lastima, primer hogar temporal que me agrada y me tengo que ir.

Corrí a la cocina, agarré unas botellas de agua y galletas. Tenía que apresurarme. Raquel me habló:

-Escucha.

Las Sirenas sonaban cerca.

-Sal por atrás-me recomendó.

Estaba a punto de hacerlo, pero antes me dirigí a ella.

-Gracias...yo...

-Déjate de tonterías y lárgate.

-Hasta pronto-fue lo último que le dije antes de salir.

Salí al patio trasero. Podía oír como los policías golpeaban la puerta de la casa. Tenía que apurarme. Brinqué la cerca y entre a la casa de los Anderson. Por suerte, habían salido de viaje. Atravesé el jardín hasta la calle. Confiaba en que Raquel los detuviera por suficiente tiempo. Tenía que largarme. Salir, huir de la ciudad. Todo por culpa de Brad.

Todo Había iniciado esa mañana, Brad y su pandilla me molestaba como siempre, me arrojaban piedras, me criticaban a mí y a mi "familia". No pude aguantar más. Todo ocurrió durante la hora del almuerzo, me dirigía a la cafetería cuando ellos me encontraron.

-Hola-me saludo fingiendo amabilidad.

-Púdrete-le dije.

Entonces, sin decir nada más, comenzaron a apedrearme.

-Lástima que estés en el colegio. Lástima que no esté tu amiguita para defenderte-comenzó Brad mientras sus chicos se reían.

Lo siguiente, exploté (literal).

Ya me encontraba en medio de la autopista, caminando tranquilamente, cuando empezaba a anochecer. Tenía que apresurarme para llegar con luz de día a la siguiente ciudad. Ahí podría encontrar transporte y hasta un cuarto. Pero antes tenía que salir del Estado. Calculaba una hora antes de que me localizaran de nuevo. Pero ya estaba exhausto, había corrido mucho, había gastado mucha energía.

Además de la depresión. Me frustraba. Había logrado controlarme por seis meses, el ultimo día de clases y todo se echaba a perder. Tenía que largarme otra vez. No volvería a ese colegio, no volvería con "Mamá" y "Papá"; y peor aún, no volvería a ver a Raquel . Ella era una persona muy especial para mí. Había sido la primera en la que había podido confiarle mi secreto, la única persona que no se asusto o se sorprendió. Ella me acepto, ella y sus padres. Después de quince años, ellos habían sido los únicos que habían logrado ayudarme, que mierda.

Un extraño zumbido me saco de mis pensamientos, un helicóptero. Se hallaba volando a muy baja altura, buscándome, seguramente. Me pegué a los arboles a mi lado, y ya. Eso sería suficiente para que no me vieran. Además, algo que había aprendido en mis fugas, era que tenías que hacer lo que sería lo que ellos esperan que hagas, y a la vez no.

Ejemplo, será lógico que quería huir, así que use la autopista. Pero los policías piensan que usar la autopista es demasiado tonto, que yo no lo haría, así que ellos buscarían en el bosque. Pero yo estaría ahí, en la carretera. Sencillo...creo.

Continúe caminando sin ningún problema, entonces, a lo lejos, un enorme vehículo se acercaba. Demasiado grande. No le di importancia hasta que el vehículo se dirigió a mí.

"Camioneta del SWAT" pensé.

Pero me sorprendió lo que vino a mí. Un autobús, un Autobús escolar.

Academia Neregunthur I: ElohimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora