CAPITULO 24

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Andrew se encontraba entre sus brazos, expuesto, más pálido de lo habitual, pensaba en cada palabra que Cameron mencionó, y recordó el cambio que tuvo, sus ojos rubí llenos de ira que ahora volvían a ser celestes y pasibles.

-Andrew, dímelo por favor.

-Elena debes saber que lo que hice fue .... no me justifico y comprenderé si te alejas de mi cuando conozcas la verdad.

-Estoy cansada de tanto misterio, nada de lo que me digas me hará alejarme de ti Andrew Jacobs. _Toca su mejilla con suavidad, regalándole una cálida sonrisa.

-Ni siquiera al reconocer que utilicé el Libro de los Hechizos y conjure su poder sobre mí. Todo lo que Cameron dijo es cierto, yo pertenecía a la Orden, alguna una vez fui el Guardián, pero Astargon nos atacó con un ejército de fuerzas demoniacas.

-Tus padres fueron Joseph Jacobs and Brigitte Vanderwood ¿Cierto?

-Si Elena, soy su hijo.

-¿Cómo es eso posible? ¿Eres inmortal?

-Lo soy, pero pagué un alto precio por eso.

Andrew logró enderezarse, saliendo del refugio de los brazos de la joven. Se recostó a la pared con la mirada perdida al otro lado.

-Sabía que nos ganarían, papá nos puso a mamá a y a mí lejos, creyó que estábamos a salvo pero nos interceptaron y..... asesinaron.

-¿Qué clase de conjuro utilizaste?

-Uno muy antiguo, que daba la vida eterna. Mi intención era no morir, poder subsistir y seguir protegiendo el libro pero, no debí jugar con magia que no comprendía.

-Te convertiste en algo que no esperabas.

-Así es, ese demonio que posee a tu padre me degolló, cuando desperté estaba confundido y aturdido. El cuerpo de mi madre desspareció, así que regresé al castillo, éste ardía, totalmente destruido, no quedaron sobrevivientes, estaba solo. Temí que Astargon tuviera el libro pero luego supe que no. Desde entonces he permanecido cerca, vigilando, y comprendí que el fin se acercaba cuando te conocí Elena Holmes, y debía cuidar de ti.

-¿Qué eres? Acaso un demonio.

-No, pero estoy cerca de serlo.

-¿Qué necesitas para sanar?

Andrew no contestó, nuevamente bajó la mirada.

-Sin trabalenguas. _La chica lo miró fijo, esperando una respuesta.

-Soy un monstruo, es todo lo que debes saber.

-¿Qué clase de monstruo?

-Un vampiro Elena, desperté siendo un maldito vampiro.

Ella quedó en shock, sus ojos se abrieron como platos, asimilando lo escuchado.

-¡Oh por Dios! Si realmente eres eso, ¿Cómo no te afecta la luz del sol?

-No lo sé, también tengo muchas interrogantes sabes, este es un territorio que desconozco.

-Necesitas sangre ¿Cierto? _Afirma ella acelerándosele el pulso.

Él acentúa con un movimiento de su cabeza.

-¿Has matado personas?

-Cielos no. _Contestó él indignado. _Jamás le haría daño a nadie. Me he alimentado de animales y sí una que otra vez de humanos, pero sin lastimarlos.

-¿Sabías en lo que te convertirías al hacer el conjuro?

-No, sólo  que sería inmortal. Era joven, inmaduro, creía tener todas las respuestas y cometí un error.

-Un error que te trajo hasta mí. Si no fuera por ti, yo.... Estaría perdida.

-No soy un redentor Elena, me viste, no difiero mucho de ellos.

-No te compares, no lo permitiré, actuaste por un impulso bien es cierto, pero tus intenciones eran buenas, luchaste por lo que creías, te equivocaste en el proceso, quién de nosotros no lo ha hecho.

-No era la reacción que esperaba de usted señorita Holmes.

-Estoy llena de sorpresas.

-Me voy dando cuenta de eso.

-Ahora, bebe mi sangre, te necesito en una pieza y no te ofendas, pero luces terrible. Duntjen no tardará en llegar si no es que ya está aquí, no tenemos mucho tiempo.

-No beberé de ti, me niego.

-No hay otra opción. _Elena toma la espada y con la punta se hace un corte a la altura de la muñeca. Las gotas comenzaron a manchar el suelo. -Andrew por favor bebe._Insistió ella ofreciéndole su mano.

-Yo no....

-No te juzgaré, hazlo.

Tras la insistencia de la joven toma la muñeca y comienza a sorber el preciado líquido. Elena siente un escalofrío, la sensación es extraña al principio, pero luego se torna agradable, casi placentera. Disfrutaba de una cercanía íntima con él, mientras que éste se alimentaba de ella. Andrew tomó lo que necesitaba y la soltó, quedando Elena aún sumergida en una ola de sensaciones jamás experimentadas.

-Deberías alimentarte más seguido de mí. _Añadió sin ser muy consciente de sus palabras.

-Lo tomaré en cuenta. _Respondió él mientras que las fuerzas regresaban, sintiendo como su cuerpo se regeneraba. Se quitó la ensangrentada camisa y limpió con ella su cara, Elena no pudo más que admirar aquella obra de arte, ni Miguel Ángel pudo ser capaz de esculpir tal perfección.

-Me está comiendo con los ojos señorita Holmes. _Expresó divertido mientras que se colocaba de pie.

Elena pobló sus mejillas con un color rojo intenso e imitando al joven se levantó.

-Ummm creo que necesitas ropa nueva. _Observó sin poder sostenerle la mirada.

-Te intimida verme sin camisa.

-No, yo, ehh... un poco. _Confiesa.

Andrew se acerca a ella haciendo que su corazón se dispare, siente las conocidas mariposas en su estómago, la cercanía de él la pone nerviosa.

-He querido besarte desde que te conocí, me atraes de una manera que en ocasiones me asusta.

-¿Ah sí? _Contesta ella con nerviosismo.

El joven se aproximó lentamente, Elena empieza a hiperventilar, sus piernas se sentían como gelatina, cerró los ojos y esperó, unos labios cálidos se posicionaron sobre los suyos, aprisionándolos, su temperatura era normal, ¿Qué los vampiros no estaban siempre fríos? Rodeó los hombros del chico con sus brazos mientras él posicionaba sus manos sobre su cadera. Fue un beso pronunciado, deseado por ambos, la sangre técnicamente le hervía, había besado a otros chicos, pero lo que experimentaba con Andrew es complemente nuevo. Se perdió en aquel beso, no quería que terminara, pero él se separó para besarla luego en la frente.

-¿Qué hechizo has puesto en mí? _Pregunta él mirándola a los ojos con ternura.

-Ya sabes soy la Guardiana y todo eso, soy especial.

-De eso no me cabe duda. Tenemos que marcharnos, no entiendo porque Duntjen no está aquí pero tengo el presentimiento que no es por nada bueno. La luna sangrienta aparecerá dentro de dos noches, debemos estar preparados.

-¡Tan pronto! _Exclama ella alarmada.

-No temas, no permitiré que nada te suceda. ¿Confías en mí?

-Sí, por completo.

-Entonces vamos. _El joven le extiende la mano, ella la toma sin titubear.

-¿Qué pasará con mi padre?

-Tendrá que permanecer aquí, lo siento.

-¿Y si lo encuentran?

-Es un riesgo que debemos correr.

No muy convencida se va con él, desde lo más profundo de su corazón desea que su padre no sea descubierto. Andrew le sonríe y ella encuentra consuelo en esa sonrisa.

El Secreto de la Mansión HolmesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora