CAPITULO 27

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Astargon se sentía renovado, al fin había dejado aquel encierro y su ira hacia los Jacobs se convirtió en el odio más puro. Deseaba vengarse, destruiría toda su descendencia y esta se encontraba representada en Andrew.

El demonio salió fuera de la mansión y aspiró profundo, la noche sin estrellas lucía tenebrosa mientras que la luna roja resaltaba como un punto carmesí en el firmamento.

Sonrío para sus adentros, podía sentir la maldad de la humanidad, se alimentaba de sus miedos, de todo lo oscuro oculto en el corazón del hombre. La luna lo fortalecía, su cuerpo comenzó a cambiar tomando la forma de un humano, mostrando su apariencia antes de la transformación.

Vestía una armadura, como la que usaban los caballeros en la edad media, y sostenía una pesada y larga espada cuyo mango tenía incrustada la cabeza de una calavera. Hasta viéndose como hombre su sola presencia infundía temor. Sus ojos eran dos hoyos negros separados por unas pupilas color borgoña.

-Busca a Cameron. _Ordena a Ritter. _Se encuentra en la torre del castillo.

Duntjen no cuestiona como lo sabe, sólo asiente con su cabeza y se va a buscarlo.

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-¿A dónde crees que vas? _Inquiere Andrew a Elena quién no lo sintió llegar.

-¿Cómo te despertaste?

-Estoy muerto, no sordo, además soy un vampiro recuerdas, aunque duerma estoy alerta a lo que sucede a mi alrededor.

-Los Gossner me pidieron ayuda, los están torturando.

-¿Te visitaron en sueños o se materializaron?

-Los vi, se aparecieron frente a mí.

-¿Sus espíritus tocaban el suelo o se encontraban suspendidos?

-Levitaban si a eso te refieres ¿Por qué?

-Cuando son demonios sus pies se postran en el suelo cuando son fantasmas no.

-Debo ir, ellos se arriesgaron por mí, se los debo.

-No te has puesto a pensar que es una trampa. Mira al cielo Elena, debemos apresurarnos, debemos invocar al ángel.

-No, primero iré a liberarlos.

-Por qué es tan testaruda señorita Holmes.

-¿Y si no es una trampa? ¿Y si de verdad me necesitan?

-Lo lamento pero no lo permitiré, si te atrapan estamos en desventaja.

-Tienes el libro, qué te preocupa.

-Dije no, regresaremos por el libro e invocaremos al ángel, Artargon tiene hasta el amanecer. Si no lo derrotamos será la noche eterna.

-¿A qué te refieres?

-Han hecho un conjuro para que el eclipse no termine.

-Te refieres.... _Se queda analizando todo. _Pero si es así jamás amanecerá. _Afirma.

-El tiempo sigue su curso, si el Elegido gana la batalla a las 6:00 a.m. saldrá el sol y todo volverá a la normalidad, pero si el resultado es el contrario, viviremos en tinieblas y bajo su dominio.

-¡Eso es horrible! _Exclama Elena imaginando como sería.

-De ahí la importancia que nos mantengamos juntos. Iré a traer el libro, ¿Me esperaras? Prometo que les devolveremos sus almas a los Gossner y a los demás después de cumplir con nuestra misión.

-Ok, te espero aquí.

Andrew regresa a los túneles y ella se queda sola, la voz de Jürgen y Susanne resuena en su cabeza. Enfoca su mirada en dirección donde hace pocos minutos Andrew ingresó. Se debatía qué hacer, sin pensarlo dos veces hecho a correr tan deprisa como pudo. Escucha que Andrew la llama pero no se detiene hasta que pega con un obstáculo que la hace rebotar y caer sentada.

-¿Me puedes explicar qué haces? _Consulta un enfadado Andrew.

-¿Cómo? _No termina la oración, era lógico, él era un vampiro y podía correr 10 veces más rápido que ella.

-No escuchaste nada de lo que te dije.

-Lo siento, no quiero tu aprobación.

-Elena no te dejaré ir.

-No te atrevas a detenerme.

-Arriesgarás a la humanidad por dos personas que ya están muertas.

-Ellos son mis amigos, no te pido que lo entiendas.

Elena intenta irse pero Andrew la toma del brazo, y es cuando ocurre: _Suéltame grita ella y su cuerpo expide una clase de corriente eléctrica que golpea a Andrew y lo lanza por el aire cayendo a unos cuantos metros de distancia.

-¡Andrew! _Expresa ella dirigiéndose hacia él.

-¿Estás bien? No sé qué pasó.

-Sobreviviré, acuérdame no hacerte enojar otra vez.

-¿Qué fue eso? ¿Cómo lo hice?

-Bueno recuerda que ser la Guardiana te otorga ciertos poderes.

-¿Poderes? Lo había olvidado. _Su rostro refleja exaltación ante la noticia.

-Sí, pero demora años en perfeccionarlos y no lo vas a lograr en unas cuantas horas.

Él se endereza y levanta el libro que yacía a su lado.

-Tienes razón, me dejé llevar. Me preocupo por ellos.

-Elena solo hazte esta pregunta ¿Te pondrían Jürgen y Susanne en peligro? Porque sabes que ir allá es entrar a la boca del lobo, literalmente.

-No, sé que no, pero si no fueron ellos, entonces quién.

-Alguien que puede jugar con la mente.

-¡Duntjen! Como fui tan tonta.

-Está bien, te dejaste llevar. Ahora tenemos que ir al castillo, la invocación sólo puede llevarse a cabo ahí, no podemos perder más tiempo.

-Te sigo. _Contestó ella, contemplando una vez más la luna que anunciaba que pronto iniciaría una gran batalla.

El Secreto de la Mansión HolmesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora