El Secreto de la Mansión Holmes

CAPITULO 30

Elena sostenía el libro mientras miraba el cuerpo de Andrew sin vida. No podía creer lo sucedido, no entendía porqué lo hizo, pero sí que de ella dependía todo. Sabía que no podía hacer la invocación del ángel, Astargon no se lo permitiría. Sintió el cristal en la bolsa de su sudadera metió la mano y lo sacó, al contacto con su piel, éste empezó a brillar.

-¿Qué tienes ahí? _Inquirió el demonio acercándose. Ella retrocedió unos pasos y lo levantó, al momento el cristal quedó suspendido en el aire y la cubrió con un domo de energía.

Con la voz temblorosa comenzó a recitar las palabras, cuando Astargon se dio cuenta de lo que hacía empezó a golpear con su espada el campo de fuerza una y otra vez, Elena sabía que no tenía mucho tiempo, la cúpula se agrietaba, leyó más fuerte, en el cielo nuevamente se formó el torbellino y un camino de luz se abrió pasó hasta tocar el suelo.

-No. _Gritó Astargon golpeando con más fuerza el domo, levantó la espada y la dejó ir pesadamente haciendo que el cristal se rompiera en mil pedazos. Elena terminaba el hechizo, cerró el libro mirando al demonio de manera victoriosa.

-Insolente, te destruiré.

-Me necesitas, no puedes matarme y lo sabes. _Las palabras salían con firmeza, se paró frente a él y por primera vez no había temor en sus ojos.

-Dame el libro. _Esperó el demonio furioso mientras que escupía fuego por su boca.

-Nunca. _Añadió ella, apretándolo contra su pecho.

Elena miraba al cielo, nada pasó, ¿Sería que no hizo bien la invocación?

Astargon leyendo sus pensamientos sonrío para sus adentros. -Mocosa, creíste poder manipular magia tan poderosa, es tarde ya, dame el libro y te dejaré vivir.

-No lo entiendo. _Musitó Elena. _Perdóname Andrew. _Las lágrimas se precipitaron por sus blancas mejillas.

-El libro. _Replicó Astargon.

-¿De qué te sirve? no puedes usarlo ni ellos tampoco.

-Es cierto pero ella sí puede.

Ante sus ojos se materializó Susanne.

-Me canse de juegos. _Con un movimiento de su mano le quitaba el libro a Elena y sin tocarlo se lo daba a Susanne.

-No lo hagas. _Le suplicó Elena a la anciana.

-No tengo control sobre mí, lo siento.

Era todo, falló en su misión, cayó de rodillas derrotada, ¿Qué clase de Guardiana era? Andrew murió protegiéndola, y ella no pudo hacer lo mismo con el libro. Merecía la muerte, había condenado al planeta a una nueva era de oscuridad y terror.

Susanne encuentra el conjuro para liberar a Astargon pero antes de poder leerlo el cielo se arremolina, truenos y relámpagos surcan a sus anchas y se ve como del camino de luz desciende una figura que resplandecía. Parecía un ser humano pero vestía un vestido blanco inmaculado, dos hermosas alas sobresalían de su espalda, sus cabellos de oro le cubrían el rostro y los hombros. Elena jamás había visto algo tan majestuoso, había en ese ser una paz que la llenó por completo. Sus facciones eran perfectas, le sonrió con calidez.

El cuerpo de Elena quedo suspendido, el ángel la envolvió con su luz. Astargon y compañía trataron de detenerlo pero el poder que emitía el ángel era tan fuerte que ni siquiera podían moverse.

El cuerpo de Elena comenzó a cambiar, sus vestiduras fueron blancas como la nieve, su vestido brillaba como las estrellas en la noche, sus cabellos refulgían, dos alas de fuego aparecieron en su espalda, al abrir sus ojos ya no eran verdes sino dos diamantes que miraron a Astargon con desafío, cuando el espíritu del ángel entró en ella, se unificaron.

Astargon la miró con repudio, Cameron a su lado se convirtió en la bestia que habitaba en él y Ritter se transformó en una enorme gárgola, los tres estaban listos para enfrentarla.

Elena levantó la mano y con un solo movimiento lanzó a Cameron y Ritter lejos de ahí encerrándolos en una prisión de plata. Cuando intentaron salir al contacto con los barrotes sintieron como su piel ardía.

-No podrás vencerme, yo soy Astargon, la mano derecha del Oscuro, yo gobernaré este mundo y tú no lo podrás evitar. \Emitió un rugido y su cuerpo se cubrió con fuego.

Al fin la profecía se cumplía, en la luna sangrienta, en las ruinas del castillo Vanderwood el bien y el mal se enfrentarían por el porvenir de la humanidad.