El cielo se cubrió de hermosas tonalidades, amarillo, lavanda, rojo y naranja. Elena jamás había admirado un amanecer más bello que ese.
-!Mira Andrew! _Susurra al oído al chico que sostenía en su regazo. _Lo logramos. _Las primeras lágrimas lastimaban sus ojos. Colocó su rostro sobre el pecho de él y lloró. Su llanto encerraba tristeza, frustración, temor, y todo aquello guardado desde su llegada a la mansión. Lloró desahogando aquella pesada carga que le impedía respirar.
-Me estás ahogando con tus lágrimas. _Se escuchó a alguien hablar en voz muy baja.
-¿Qué?
Ella de inmediato colocó su mirada sobre el joven que fue abriendo los ojos despacio. Su cuerpo ya no mostraba ninguna herida, un pálido carmesí cubría sus mejillas y unos radiantes ojos celestes la recibieron llenos de vida.
-¡Oh por Dios! Lo cumplió.
-¿De qué hablas?
El chico trata de enredarse con dificultad. Le dolía cada parte del cuerpo.
-Uriel, me habló en mi mente, afirmando que mi amor te traería de regreso. Me reveló que estábamos destinados a estar juntos y que teníamos que continuar nuestra misión protegiendo el libro, así como nuestros descendientes lo seguirían haciendo.
Andrew se sentó en el césped e inspeccionó cada parte de su anatomía, estaba sano y había algo más que hizo que una enorme sonrisa aflorara de improvisto.
-¿Qué sucede? _Preguntó Elena intrigada ante la reacción del joven.
-Lena, soy humano ... al fin soy libre de la maldición.
Ambos se abrazan emotivamente y sin pensarlo encuentran sus labios. Se dejan embriagar con aquel beso. Elena siente como un calor la recorre por completo, como su cuerpo reaccionaba al contacto de Andrew, sólo él era capaz de hacerla sentir de esa forma.
Cuando se separan ella observa en dirección donde su padre y Ritter Duntjen estaban tendidos sobre el suelo. Corre hacia ellos con Andrew a sus espaldas.
Él los revisa, parecen sin vida. La mirada de Elena es de angustia pero él le explica lo que estaba sucediendo.
-No están muertos. Sus cuerpos ahora están vacíos, ya no habitan los demonios en ellos. Debemos devolverles las almas y ahora que ya no tengo súper fuerza nos tocara una tarea ardua para llevarlos a la mansión. ¿Dónde está el libro?
-Yo lo tengo. _La voz de Susanne los sorprende, los dos la determinan al mismo tiempo.
-¡Susanne! _Exclama Elena corriendo hacia ella rodeándola con un fuerte abrazo.
-Perdóname, perdóname por lo que casi hago. Pero él tenía mi alma yo no podía controlar mis acciones.
-Está bien, no me des explicaciones, comprendo. ¿Y Jürgen?
-Está custodiando las almas. Nos espera. Los llevaré, colóquense cerca. _Les gira la instrucción y obedecen. Se posiciona en medio y con una luz que los cubre aparecen en el sótano.
-A eso le llamo servicio inmediato. _Añade Andrew sonriendo.
Elena se pierde en aquella sonrisa que creyó no vería más.
Jürgen se acerca con el libro en las manos entregándoselo a Andrew. El anciano es tomado con la guardia baja cuando Elena se precipita sobre él y lo abraza. No estaba acostumbrado a aquellas muestras de cariño pero devuelve el abrazo y acaricia los cabellos de la joven con ternura.
-Gracias al cielo están bien, temí lo peor.
-Nos torturó, amenazó con llevarse nuestras almas al infierno pero nos necesitaba, así que nos utilizó.
-Entonces sí fueron ustedes los que me visitaron aquella noche.
-Sí Elena. _Contesta Susanne avergonzada.
-No, está bien, ya les dije que comprendo.
-Acá está el hechizo_Interrumpe Andrew. _Elena trae las almas y colócalas sobre la mesa, abre las tapas con cuidado.
Ella obedece y él le indica que se postré a su lado.
-Este conjuro debe ser recitado entre dos, debemos hacerlo al mismo tiempo o no funcionará. Léelo primero para que te familiarices con las palabras.
Elena las repite internamente varias veces hasta que le indica a Andrew que está lista, ambos recitan al unísono mientras que las luces dentro de los frascos brillan con más intensidad, se elevan cinco centímetros y comienzan a girar, de repente se detienen y cada una se dirige hacia direcciones diferentes. Dos entran en los cuerpos de los ancianos y las otras en los de los hombres que yacían en el piso.
Jürgen y Susanne vuelven a ser transparentes mientras que una bellísima luz se abre como una puerta y una figura que irradiaba una energía muy poderosa estaba esperándolos al otro lado.
-Gracias Elena. Susanne le agradece al tiempo que Jürgen le sonreía y tomados de la mano ingresaron a la luz que desapareció de golpe.
Elena lloraba de alegría pero a la vez de tristeza, los extrañaría pero al fin ellos también eran libres.
Unos gemidos los pusieron en alerta, Ritter y Cameron se enderezan sosteniendo su cabeza y tratando de levantarse. Andrew y Elena los ayudan a ponerse de pie.
Sujetándose de la orilla de la mesa observan los alrededores. Un confundido Cameron se topa de frente con unos cristalinos ojos verdes que lo miran con precausión.
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El Secreto de la Mansión Holmes
Mistério / SuspenseDespués de la inesperada muerte de su madre, Elena debe ir a vivir con su papá, un hombre que no ha visto en 10 años. Al hacerlo se ve envuelta en una serie de eventos paranormales que encierra la Mansión Holmes y que está fuertemente ligada con el...