CAPITULO 33

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Cameron estaba aturdido al igual que Ritter, respiraba pausado oxigenando sus pulmones. No sabía dónde estaba, se sentía desorientado, miró los rostros que tenía al frente no reconoció a ninguno, pero al llegar hasta la chica se detuvo. La observó largo y tendido, aquellos ojos, hacía mucho que no los miraba. Pero ya no era una niña, una bella joven estaba frente a él, no cabía duda, era su hija.

Las imágenes empezaron a llegar a tropel una tras otra, tanto que la cabeza parecía iba a estallarle, pegó un grito al tiempo que apretaba con las manos sus sienes, un pequeño hilo de sangre salió por su nariz. Su respiración se aceleró, sus manos comenzaron a temblar, mientras una preocupaba Elena se acercaba a él.

-No, no te acerques. _Emitió entrecortado.

-¿Qué está pasando? _Consultó Ritter mirando a Andrew.

-Te lo explicaré todo, ven conmigo.

Ambos salieron del sótano no sin antes mirar de reojo a Elena que agradeció la dejara sola con su padre.

-¿Estás bien? _Indagó ella a la vez que intenta nuevamente acercarse.

El retrocede unos pasos hasta pegar con el altar.

-No ha sido una pesadilla ¿Verdad?

-No, ¿Qué tanto recuerdas?

-Todo, desde que recibí aquella llamada diciendo que el tío Holmes había fallecido y lo de la herencia. Cuando llegue Jürgen fue a traerme al aeropuerto y al cruzar la puerta de la mansión una sombra negra se posicionó al frente y todo se volvió oscuro, ya no supe más de mí. ¿Cuánto tiempo ha transcurrido?

-10 años. _Responde Elena carizbaja.

-¡10 años! Es posible. Perdóname por no estar ahí contigo. Lamento como te traté, las cosas que te hice ¡Dios!

Cameron cubre su rostro con sus manos, mientras que un sentimiento de culpa se marca en sus facciones.

-No eras tú, estabas poseído.

-Traté de liberarme, deseaba tanto hacerlo. A veces tenía el control como cuando hice que vinieras, quería verte.

-¿Hiciste que viniera? _Inquiere Elena con duda.

_Cuando Rick me llamó y supe sobre la muerte de tu madre me afectó mucho. El demonio quiso decir que no pero yo lo manipulé sembrando duda, con respecto a que llamaría la atención si no lo hacía. Cuando te vi el primer día de tu llegada y me dijiste aquellas palabras, me calaron en lo más profundo pero él era más fuerte Elena, y en el calabozo, Dios sabe que luché pero me fue imposible hija.

-Ya no importa, estás aquí, y te amo.

Cameron toca con cuidado el cabello de su hija y sin más preámbulos la abrazó fuertemente, tanto que Elena sintió que le faltaba el aire, pero no le importó, regresó el apretón y lo disfrutó, su papá, aquel que ella recordaba, estaba de regreso.

Un aún confuso Ritter Duntjen regresó con su esposa e hijos, que no lo habían visto desde su desaparición meses atrás. Tenía mucho que explicar pero no podía decir la verdad, lo creerían loco.

Todos comentaban lo acontecido esa noche pero nadie entendía a ciencia cierta lo ocurrido. Los religiosos lo atribuían a que el fin del mundo estaba cerca y otros únicamente a un extraño evento natural producido por el eclipse lunar.

Pasaron algunos días, mientras que Cameron dejaba todo en orden. Decidió vender la mansión y regresar a casa con su hija y el nuevo miembro de la familia, Andrew Jacobs.

La tarde caía con tonalidades naranja, rojo y amarillo. Elena y Andrew se encontraban en el Cementerio, ella colocaba flores sobre las tumbas de los Gossner.

-Los extraño mucho. _Coloca su cabeza sobre el pecho de Andrew, éste la rodea con su brazo.
_No sé qué hubiera sido de mí sin ellos.

-Están bien y lo sabes, creo que asimismo tenían un deber que cumplir y ése era protegerte.

-Todo esto es tan extraño. Apenas hace unas cuantas semanas luchaba contra un poderoso demonio y hoy todo está tan tranquilo, es como si sólo se tratase de un mal sueño.

-Pero sabemos que no fue así, y debemos honrar ese día. Por el momento, disfrutemos de esta paz y esperemos que perdure. _Sonríe.

-Me encanta cuando sonríes de esa forma. Elena levanta la mirada.

-Y a mí me encanta perderme en tus ojos, naufrago en ellos y siempre me hacen llegar a este punto. _Se inclina un poco para acariciar sus labios, convirtiéndose en un beso pausado, pero de igual manera tenía el ya siempre conocido efecto en Elena cuya piel se eriza y el vacío en su estómago se incrementa.

-¿Qué pasará con el libro? \Pregunta ella pegando su frente con la de él.

-Lo seguiremos protegiendo y al Libro Oscuro también, no podemos permitir que caiga en manos equivocadas.

-¡Elena! ¡Andrew! _Se escucha a Cameron llamarlos.

-Estamos aquí._Contesta ella, mientras tomada de la mano de Andrew se dirigen hacia él.

-Al fin hay comprador, unos monjes están muy interesados en adquirid la propiedad, creo que es bueno que se convierta en suelo sagrado, así estaremos seguros que no sucederá ningun acontecimiento a futuro.

-¿Y qué les has dicho? _Consulta Andrew con curiosidad

-Que sí, mañana firmaremos el contrato, se los he vendido a un buen precio, me urge que nos marchemos de aquí lo más pronto posible. Ya he hecho la transferencia a mi cuenta personal en los Estados Unidos, gracias a tu mamá que la mantuvo abierta todos estos años. Ése dinero de la herencia nos servirá para nuestra causa.

Elena sonríe a su padre, al fin todas las aguas volvían a su cauce, aunque muy en su interior sabía que ella nunca sería la misma, maduró en todos los aspectos, ya no era aquella niña, regresaba como una mujer más segura. Tenía a su lado a los dos hombres que amaba, y aunque su madre no estaba con ella, sabía que siempre cuidaría de ellos. Miró de reojo hacia al cementerio, pensó en Susanne y Jürgen, al igual que la pareja de ancianos ya pronto regresaría a casa.

El Secreto de la Mansión HolmesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora