CAPITULO 21

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Elena llegó a su habitación y notó que sus cosas se encontraban en desorden, el pulso se aceleró cuando vio que el celular había desaparecido.

No sabía qué pensar, ¿La habrían descubierto? ¿Cómo pudo ser tan confiada después de lo sucedido? Se sentó en la orilla de la cama y se sintió frustrada, aún faltaban dos días para el sábado y si algo ocurría no tendría cómo avisarle a Andrew. Las cosas no podían ir peor o eso pensó hasta que la puerta de su cuarto se abrió entrando Cameron, supo que no era buen presagio, sus ojos negros la recibieron con desprecio.

-Creo que esto te pertenece, en su mano sostenía el celular. -¿Quién es Andrew?

Ella no contesta por el contrario le oculta la mirada.

-Sabías que Sir Jacobs tenía un hijo.

Ella reacciona, conocía la historia.

-Por lo visto sí eh. Acompáñame quiero que veas algo.

Elena se dirige hacia él y caminan lado a lado por los largos pasillos, pensó en correr pero sabía que no llegaría muy lejos y honestamente no era su deseo volver a ver a la bestia. Se detuvieron en un gran salón decorado con numerosos cuadros, la mayoría eran retratos muy antiguos, Cameron se mueve a través de la sala y se posa en frente de una pintura, Elena levanta la vista y cuando vio el retrato quedó helada, conocía ese rostro.

-Te presentó a Andrew Jacobs, hijo y heredero de Joseph Jabobs y Brigitte Vanderwood. La esposa de Sir Jacobs era británica al igual que él, sus padres emigraron a estas tierras hace muchos siglos, Joseph la desposó y éste le pareció un lugar agradable para vivir y resguardar su preciado libro, por eso el castillo es Vanderwood y no Jacobs, sólo te hago una pequeña reseña histórica. Continuando con su hijo, él alguna vez fue el Guardián como al parecer ahora lo eres tú.

Cameron estudia la reacción de Elena que tal y como él sospecha se pone nerviosa pero no afirma su suposición.

-Te debes de estar preguntando ¿Cómo podría tratarse de la misma persona? Bueno te aclaro el panorama, Astargon no fue el único que pacto con fuerzas oscuras, o acaso él nunca te mencionó nada.

Elena lo miró con los ojos cristalinos, sabía que él le ocultaba algo, no entendía por qué no se lo podía decir, ahora todo cobraba sentido.

-Si Joseph Jacobs viviera se sentiría muy decepcionado de su hijo. Jamás uso el libro para su provecho pero Andrew rompió su juramento, además de Guardián del libro también pertenecía a la Orden. Estaba prohibido practicar ciertos rituales.

Elena escuchaba en silencio, no podía afirmar nada ni siquiera cuestionar porque él sabría que ella estaba al tanto de todo, pensó que si guardaba silencio ganaría tiempo.

-Te niegas a hablar ya veo, bueno, he sido muy abierto contigo, al menos aprecio me devuelvas la cortesía.

-Pareces tener resuelto el rompecabezas. _Agrego sin ganas.

-Ummm ni afirmas ni niegas, interesante, aunque no te será de ayuda. ¿Dónde está el libro? ¿Acaso lo entregaste el Enviado?

-No sé de qué hablas.

-No me hagas enojar Elena, él no quiere que te lastime por eso sigues de una pieza.

-¿Él? ¿A quién te refieres?

Cameron la sorprendió con una estruendosa carcajada. -De mi Señor. _Contesta luego. -Déjeme escoltarla señorita Holmes, a sus nuevos aposentos.

Inician la marcha hasta llegar a aquella puerta y supo cuál era su destino. El calabozo estaba tan frío y lúgubre como la última visita, lo que cambió fue la celda donde la encerró Cameron, era más pequeña y esta vez no la esposó.

-Disfruta tu estadía.

Elena pensó que sería su fin, pero ¿Cómo se enteró Cameron de todo? Y fue cuando comprendió, ella tuvo la culpa, Susanne tenía razón, las paredes tenían oídos, ¿Cómo fue tan tonta? Y después de saber lo de Andrew, no estaba segura de qué sentir sobre él, ¿Qué clase de pacto hizo? Definitivamente él era el chico del retrato, de eso no cabía duda, nuevamente una lluvia de preguntas inundaban su corazón, tenía miedo de lo que pudiera ocurrirle ahora que la verdad fuera descubierta y si Cameron sabía sobre Andrew también estaría al tanto que Jürgen y Susanne eran sus amigos, un sentimiento de culpa la carcomió, esperaba que él no tomara represalias contra ellos.
Amén
La última vez vio a su mamá en aquel horrible lugar, pero un presentimiento le decía que no correría con la misma suerte dos veces, se sentó en el húmedo piso, abrazó sus piernas y esperó, sabía que Astargon la ocupaba con vida para el ritual pero luego de eso, ni siquiera quiso darle vueltas al asunto, cerró los ojos y su alma se sumergió en la total oscuridad.

El Secreto de la Mansión HolmesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora