Andrew se preocupa al ver que Elena no regresa, fue a buscarla pero se imaginó lo peor cuando notó que no estaban, ni Cameron ni ella. ¡Idiota! Pensó, como pudo ser tan descuidado.
Llegó al punto donde debía invocar al ángel, no podía buscarla, algo en su interior le decía que ellos la tenían, nada podía hacer. ¡Demonios! Exclamó molesto consigo mismo, Astargon ya tenía uno de los requisitos para su libertad "La sangre de Elena" ahora vendría por el libro. Se apresuró a buscar la página y comenzó a recitar aquellas hermosas palabras, el cielo comenzó a revolverse, un remolino de nubes negras y grises se formaron, del centro se visualizó una brillante luz pero su oración fue interrumpida por los gemidos de un ejército de demonios que iban a su encuentro.
Dejó ir un suspiro, él era fuerte pero ellos demasiados, sólo era rival con la espada de los Templarios pero había agotado su poder. ¿Terminaría todo así? Tanto tiempo esperando que este día llegara y no podría hacer nada para detener a Astargon.
Miró el libro no podía permitir que él lo tuviera, lo escondió y espero a los demonios. Sus pupilas tomaron el color de la sangre, sus facciones comenzaron a cambiar, dejó salir a su propio demonio, y aguardó.
Aunque inservible, sostenía la legendaria espada, no les sería tan fácil deshacerse de él. Para su sorpresa ésta comenzó a emitir un pequeño brillo que se fue convirtiendo en una luz que la cubrió por completo, la espada recobró su poderío. Pronto estuvo rodeado de los seres demoniacos.
-Que empiece la acción. _Murmuró para sí mismo, y con una sonrisa dibujada en los labios se dejó ir contra ellos. Era diestro con la espada, su velocidad y fuerza le ayudaban, los fue combatiendo uno a uno, conforme la espada atravesaba sus putrefactos cuerpos ellos regresaban al infierno. Andrew peleaba con fiereza, pero le superaban en número, sabía que perdería.
_Padre. _Gritó al aire. _Te he fallado, pero si aún soy digno de ti, ayúdame.
Los demonios se detuvieron, Andrew mantenía la espada en alto a la defensiva, dirigió su mirada hacia donde ellos tenían puesta su vista. No pudo más que maravillarse, una multitud de luminosas siluetas estaban tras de él, reconoció a uno de ellos, era Joseph Jacobs en compañía de su propia guardia. Joseph sonrió a su hijo y sin preámbulo atacaron a los demonios al fin la lucha era pareja.
Hombro a hombro padre e hijo pelearon con valentía, los demonios fueron disminuyendo, sus espadas y armas atravesaban a los seres luminosos, pero no les causaban ningún daño, cuando todos fueron enviados al infierno, Joseph se acerca a su hijo y éste, baja la cabeza avergonzado.
-No. _Sir Jacobs le sonríe. _Eres mi hijo, y me siento orgulloso de ti, Astargon se dirige hacía acá, no puedo ayudarte, nuestra campaña ha terminado.
-Gracias padre. _Andrew libera lágrimas rubíes que recorren su rostro.
-Ella es la clave. _Le advierte al tiempo que le entrega lo que parece ser un cubo de cristal para luego desvanecerse seguido de los demás.
-¿Qué? _Pero él ya se había ido.
Debía continuar con el ritual, sabía que Astargon llegaría en cualquier momento, pero estaba débil, en el enfrentamiento recibió múltiples heridas y perdía sangre. Con la vista nublada trató de leer pero no pudo, maldijo para sus adentros.
-Al fin Andrew Jacobs. _Astargon lo miraba con Elena a su lado. _Mi momento de venganza ha llegado. Veo que recibiste algo de ayuda con mis demonios pero ahora nadie te puede auxiliar.
-Andrew. _Lo llama la joven notando las condiciones en las que el muchacho se encontraba. Él le sonrió, su respiración comenzó a acelerase, había visto esa sonrisa antes en Susanne, Andrew se estaba despidiendo.
-No. _Susurró ella.
-Tienes razón Astargon, no puedo luchar contra lo inevitable.
Elena se paraliza, sin creer que él se exprese de esa forma.
-Te entregaré el libro, pero sólo se lo daré a ella. _Señala a Elena.
El demonio lo mira desconfiado, pero le indica a Elena con la cabeza que vaya hacia él.
-¿Qué estás haciendo? \Le pregunta la chica al tenerlo al frente.
-Siempre fuiste tú. _ Le entrega el libro y con cuidado coloca el cubo en su mano tratando que los demonios no lo vieran.
-No sé cómo hacerlo.
-Hallarás la manera. _ Y diciendo esto la besa. Los labios de ambos se encontraron, él los acarició con sutileza, saboreando el momento, sabía que era el beso del adiós. Elena sintió en su corazón un vacío, como si algo en ella se quebrara. Andrew se separó y se dirigió hacia Astargon.
-Aquí me tienes. _Extendió sus brazos a los lados. _Haz conmigo lo que quieras.
El demonio sonríe complacido y en un rápido movimiento que le es imposible percibir a Elena, mete su mano en el pecho del joven y saca su corazón pulverizándolo al contacto. En segundos el cuerpo inerte de Andrew se precipita al suelo.
-No. _Elena, se inclina, cayendo de rodillas frente a él. Lo toma en su regazo, mientras numerosas lágrimas surcan sus mejillas.
-¿Por qué? no me dejes.
-Suficiente. _Entona el demonio tomándola del brazo y separándola de Andrew. _Harás el hechizo ahora.
Elena siente el cristal en el bolsillo de su sudadera, sabía lo que debía hacer, sólo lo sabía. Miró a Astargon con una falsa serenidad, tomo el libro y buscando la página encontró el conjuro.
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El Secreto de la Mansión Holmes
Mystery / ThrillerDespués de la inesperada muerte de su madre, Elena debe ir a vivir con su papá, un hombre que no ha visto en 10 años. Al hacerlo se ve envuelta en una serie de eventos paranormales que encierra la Mansión Holmes y que está fuertemente ligada con el...