CAPITULO 3

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Elena despertó exaltada, se quedó dormida con la ropa puesta, trató de moverse pero no pudo. Es cuando notó un peso sobre ella, unas manos sujetándola. Intentó liberarse pero era inútil entre más forcejeaba más fuerte la apretaban. Abrió la boca para gritar pero le fue imposible, la voz no le salía, las lágrimas no tardaron en hacer su aparición, sentía una pesada respiración cerca de su cuello, que le causó escalofríos. Una voz tétrica le habló en un idioma que no entendió, cerró los ojos esperando despertar, porque eso debía ser una pesadilla.

Cuando por fin abrió los ojos pudo moverse, estaba empapada en sudor, su respiración agitada y su cuerpo temblaba sin poder evitarlo. Se incorporó a encender una de las lámparas pero no prendió, se acercó al otro extremo para intentar con la otra lámpara pero con horror se dio cuenta que donde quiera que tocaba era pared. Su corazón se disparó, su respiración se aceleró aún más. Siguió intentando torpemente bajarse de aquella cama, pero parecía estar atrapada entre cuatro paredes.

Abrazó sus piernas, y comenzó a decir en su interior: "es sólo un sueño", "es sólo un sueño", "es solo un sueño", "despierta", "despierta:, "despierta" gritó con fuerza y al instante lo hizo.

Se apresuró a encender la lámpara y sintió alivio al ver la habitación iluminada. Se levantó y miró a su alrededor pero todo estaba tranquilo, sólo se escuchaba el tic tac del reloj de péndulo que colgaba en la pared cerca de la puerta. Miró la hora, eran las 3:00 a.m.

-¡Oh Dios! -Exclamó. Sus labios temblaban, frotó sus manos sudorosas sobre la ropa, un profundo frío se sintió en la recamara, tanto que le llegaba a los huesos e hizo que su aliento saliera un vaho. Aterrada recorrió con su mirada cada rincón, sentía una presencia, no estaba sola.

-¿Quién eres? ¿Qué quieres? Déjame en paz.

Trató de abrir la puerta pero no pudo, una mano se posó sobre su hombro haciéndola sentir un hormigueo y un escalofrío la recorrió por completo.

-Déjenme salir. -Gritaba golpeando la puerta. -Auxilio.

Otra vez sintió la respiración cerca de su cuello, cerró los ojos esto no podía estar pasando, era una pesadilla.

-"No" -Se despertó gritando, su corazón palpitaba tan deprisa que otra vez le dolió el pecho. Ya había amanecido, saltó de la cama y abrió las gruesas cortinas dejando que la luz iluminara la estancia. Se acercó a la puerta y la abrió, corrió y bajó las escaleras de dos en dos. Aún de día la mansión se encontraba en penumbras. Trató de controlarse, se sentó en el último escalón y comenzó a respirar pausadamente, inhalando y exhalando, varias veces hasta que su organismo volvió a la normalidad.

-Buenos días señorita Holmes.

La voz la hizo pegar un brinco que la sacó de la grada, cayendo sentada. Era Susanne que la miraba divertida.

-Me has dado un susto de muerte.

-Lo lamento, no era esa mi intención. ¿Desea desayunar? anoche le subí la cena pero dormía, decidí no despertarla.

-No sabes cuánto hubiera apreciado que lo hicieras.

-Perdón, no comprendo.

Su estómago gruño reclamando el alimento, no comía nada desde hacía casi veintiuatro horas.

-No importa, muero de hambre.

Susanne le sonrió cálidamente, era la única persona en esa casa que le caía bien.

-Ven, la cocina es por aquí.

Llegaron y Elena se sorprendió, al menos la cocina parecía más moderna. Con refrigerador, horno microondas, horno de hornear, una cocina de gas, el mueble del fregadero era de mármol, un estante donde se encontraban las ollas, platos, vasos y los cubiertos. Los sartenes colgaban de la pared y al fondo una enorme alacena.

-¿Has dormido bien?

-Para nada, he tenido una pesadilla, tres en una para ser más precisa.

-¿Tres en una?

-Sí, cuando creí despertar no era así e iniciaba otra pesadilla, fue horrible.

Susanne le sirvió huevos con tocino y tostadas, acompañada con un vaso de zumo de naranja, aparte unos panqueques y miel de maple. Devoró todo de buena gana.

-¿Ya te sientes mejor?

-Un poco. ¿Él me odia verdad? _Dejó salir sin más.

Susanne nuevamente tenía esa mirada de ¿Lástima? No soportaba que la viera de esa forma.

-No te odia cariño, es sólo que...... _Deja la frase sin concluir

-Sólo ¿Qué?

-Conoce los alrededores te gustará este lugar ya verás. Es enorme, cuida de no perderte. El lunes vendrá el tutor, el señor Buntjen es un excelente profesor, aprenderás mucho. -Agrega cambiando el tema.

-Sí claro, estaré arriba desempacando.

-A la 1:00 p.m. serviré el almuerzo.

Elena asiente y se retira, cuando va a entrar a su cuarto deja la mano en el aire sobre la perilla, indecisa si abrirla o no, pero ya era de día y sólo fue una espantosa pesadilla. Se desentiende del sueño y decide acomodar su ropa. Al abrir el closet se queda boquiabierta era casi tan grande como su recámara, se necesitaría muchísima ropa para completar los estantes.

Después de quince minutos de acomodo guardó sus maletas y llamó su atención un tapiz de fondo con el mismo dibujo que el de la puerta del comedor o lo que fuera esa sala donde Cameron la recibió. La miró con detenimiento, un demonio y un ángel luchando, parecían ser las ruinas de un castillo, era de noche pero no había estrellas en el firmamento, por el contrario una enorme luna roja parecía escupir sangre de sus entrañas.

-De ninguna manera te tendré aquí. _Tiró de ella con fuerza trayendo el tapiz al suelo, para su sorpresa detrás había una puerta oculta. La miró con curiosidad y trató de abrirla pero no tenía manija solo cerrojo ¿Qué habría tras esa puerta?

-Si hay un cerrojo hay una llave. _Pensó con emoción. Reparó en los alrededores, ¿Dónde ocultarías una llave? Duró el resto de la mañana tratando de encontrarla, estaba a punto de darse por vencida cuando recordó que en los escritorios antiguos casi siempre había compartimientos ocultos, lo registró cuidadosamente por todos lados sin suerte.

-¡Maldición! -Exclamó golpeando el escritorio con su pie, escuchándose un clic. Elena vio como del costado derecho se abrió una pequeña gaveta, la jaló conteniendo el aliento de la excitación, ahí se encontraba la llave.

El Secreto de la Mansión HolmesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora