Me desperté por última vez en casa de Girion. Sólo habían pasado cuatro días desde nuestra llegada, pero me parecieron eternos después de tantos acontecimientos.
Ese "buenos días" fue diferente, después de la noche anterior mi pensamiento hacia Thorin había cambiado muchísimo, y por tanto, también mi aprecio hacia él.
Sí, me infundía cariño, aunque a veces me hacía perder los papeles. No es fácil tratar con alguien que si no era un cansino gruñón, se dedicaba a ser más frío que el hielo.
A pesar de todo, le estaba muy agradecida por tantísimo que había hecho por mí.Me dirigí al salón impaciente, Girion y Thorin preparaban la embarcación.
El humano se giró - ¡Buenos días! -
- Buenos días. - Le dije sonriente.
A esto también me dirigí a Thorin, con un gesto de aprobación.
Él me respondió con una media sonrisa, con una cálida chispa en sus ojos de cristal.Pocas veces se le alcanzaba ver así.
Por no decir casi nunca.- Deberías desayunar, ayer no cenastes. - Dijo Girion. Asentí.
Al poco rato de haber desayunado y recogido todas mis pertenencias Thorin me avisó de que era la hora de irnos.
La despedida de Girion fue breve pero triste.
El humano nos deseó de corazón que todo nos fuera bien. Yo no dudé en halagar y agradecer la personalidad tan bondadosa y acogedora que tuvo con nosotros.
El enano, cansado de tantos empalagos, hizo que surcaramos de una vez hacia la otra orilla del Lago Largo.>>>>
La barca sabía sostenerse muy bien al peso, llevábamos muchas provisiones que Girion nos había proporcionado. Eran suficientes para unas semanas, si las sabíamos conservar bien.
Thorin remaba y conducía la barca con bastante destreza, yo en cambio me encontraba atónita, mirando todo en cuanto había a mi alrededor. Detalle a detalle, observaba todo lo que el primer día, de camino a Erebor con Thrór y Thorin, no me había parado a admirar.
El Lago Largo se abría de norte a sur extensamente. Los bordes eran tan anchos que las márgenes opuestas asomaban apenas a lo lejos y tan largo que no se veía el extremo norte, que apuntaba a la Montaña.- Thorin, ¿quieres que te ayude a llevar la barca? - dije, aún ensimismada.
- No, no quiero. Contigo la barca se hundiría. - Contestó, impasible.
Después de un día y medio conseguimos llegar.
Está orilla era todo lo contrario a su contraria, estaba completamente deshabitada.- Iré a buscar algo para hacer fuego. No te alejes del lado de la barca. -Dijo Thorin.
Yo asentí. Lo veía alejarse y adentrándose en el bosque. Yo me dejé caer al suelo en un suspiro, agotada.
Si el viaje en barca me había causado tanto cansancio ya no quería imaginar el que tendría Thorin después de haber remado todo el trayecto.
Esa noche sólo quería dormirme y calentarme junto la hoguera, pero pasaban los minutos, las horas... Y Thorin no volvía. Empecé a preocuparme y decidí ir a buscarlo, pero recordé su advertencia de no moverme del sitio.
Hice caso omiso, tenía que encontrarlo.Me levanté decidida a hacerlo cuando alguien apareció a mis espaldas.
Me giré esperando que fuera él, pero vi a un hombre con una larga barba y poco pelo.- Perdone... Señorita... ¿Eres por casualidad la acompañante de un enano? -
Yo ya me temía lo peor y contesté, casi desvaneciendome.
- ¡Sí! ¿Dónde está? ¿qué le a ocurrido? ¡Habla! -
- Verás... Le hemos encontrado inconsciente y... -
No dejé que terminará la frase cuando cerraba mis puños con fuerza, impotente, y ordenaba a aquél hombre a llevarme junto a Thorin.Nos paramos en un sitio bastante alejado de la barca.
- ¿Dónde está? - grité, mirando desesperadamente a mi alrededor.
Unos tres hombres se acercaban a nosotros. Uno de ellos me cogió por detrás atando mis manos.
- ¡Suelta! ¡Idiota! - Gritaba, mientras intentaba escapar golpeándole con mis piernas en su espinilla.
El hombre que me acompañó hasta allí se acercó a mí, cogiéndome el mentón con sus repugnantes dedos. - No me toques... -- Está bien criaturita... No te tocaré, pero sé de alguien que sí tiene derecho. - Contestó, apartándose, mientras aparecía una figura familiar a su lado.
Era el joven que me "besó" en la Ciudad de Valle.
Se acercó y, besando mis mejillas, aproveché para asestar una patada en su estómago, causando que se despegara.- Vaya... Que carácter tiene mi chica... Parece que nos vamos conociendo más... - Dijo de nuevo, junto a mi cara.
Aproveché para escupirle. Él se enfureció y me golpeó en la barriga, provocando que vomitara sangre.Me cogió de la cintura bruscamente, y, mientras otro me agarraba para inmovilizarme, empezó a recorrer todo mi cuerpo.
A esto uno de los hombres cayó muerto al suelo.- Dejadla. -
Ahí regresó él, Thorin. Con una mano sujetándose uno de sus costados, mientras que de este le caía sangre.
- ¡¡Thorin!! ¡¡NO!! - Grité.
Los dos hombres restantes se abalanzaron hacia él con sus espadas y el enano las esquivaba débilmente, mientras respondía traspasando la suya por el cuerpo de esos malnacidos.
Al final logró acabar con ambos y, acercándose tambaleante hacia mí, sentí un filo cortante en mi garganta.
- Como des un paso más la mato. - Dijo el joven que me tenía todavía agarrada, poniendo su espada en mi cuello.
Thorin se paralizó.
- Thorin... - Grité mientras, temblando, mi consciencia sólo quería ir corriendo junto a él. - Escapa.
El joven empezó a reír y, pegándome de nuevo, un puñetazo en la espalda hizo que cayera de bruces al suelo.
El enano cada vez estaba más furioso, apretando el mango de su espada.Él joven seguía riendo complacidamente, mientras rodeaba al enano y desenvainaba su espada.
Los dos empezaron a lanzarse golpes, que eran esquivados por el contrario.
Hasta que Thorin consiguió rebanarle la pierna al joven y, este, le atravesó de nuevo la herida del costado causando que los dos cayeran al suelo.- ¡¡¡Thorin, dime qué estás vivo!!! ¡¡¡Por favor!!! - Gritaba esmorecida, sin poder moverme por las ataduras de mis tobillos y muñecas.
El odioso joven se levantó de nuevo junto a su espada y se acercaba a Thorin.
- Oh querido enano... Si me hubieras dejado disfrutar más de ella... - Escupió, poniéndole el pie sobre la herida y presionándolo, mientras Thorin se retorcía de dolor.
*No puede estar pasando esto...* Pensaba, mientras algo se apoderaba de mí. Era la misma sensación de aquella noche en la casa de Girion cuando...
Un impulso hizo que me levantara y, de un tirón, me deshice de esos nudos que parecían irrompibles.
- ¡Sus ojos son completamente negros! ¡ES UN DIABLO! - Gritaba el joven como un loco, agachándose en el suelo y encogiéndose entre sí.
Corrí hacia él con una risa diabólica. Disfrutaba de ver, oler y sentir su sufrimiento, él me lloraba y suplicaba por su vida.
Yo me puse de rodillas para poder mirarle fijamente a los ojos y, mientras estos lloraban, le cogí por el cuello y con toda mi fuerza... Le ahogé.
Arrojé su cadáver como si de un mísero objeto se tratase.Poco a poco un mareo invadía mi interior, haciendo que me volviera a sentir cómo antes. Todos esos impulsos ya se habían marchado, me encontraba normal. ¿Por qué parecía que me hipnotizaba realmente un verdadero demonio?
Vi a Thorin tumbado palpándose el costado herido, mientras tosía. Corrí hacia él, le cogí y lo apoyé en mi regazo.
- Tú... ¿Cómo... - Me decía, intentando lo imposible por decir una sola frase. Yo le callé, estaba muy débil para que gastara fuerzas.
- Tranquilo... Ya estás conmigo... - le susurré, mientras acariciaba su cabello. - No hables ahora... Ya podrás echarme la bronca por alejarme de la barca más tarde... -
Y, con una media sonrisa, Thorin cerraba los ojos, perdiendo la consciencia en mi pecho.
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~Pequeña~ Thorin Escudo de Roble.
FanfictionPoseemos el don de dominar nuestro presente para así moldear el futuro que deseamos, pero, ¿qué hay del pasado? Todos estamos respaldados por nuestro propio inicio, experiencias que han repercutido en quién somos ahora. Siendo de aquellos tiempos qu...