Nai Eru varyuva le.

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Habían pasado unos cinco días de aquél suceso. Ella fue de aquí para allá en compañía de los orcos hacia Mordor. Thorin y Balin los pasaron bastante ocupados buscando el camino correcto para encontrar el palacio de Thranduil. Ambos llegaron casi al mismo tiempo a sus destinos... ¿De quién hablamos primero?

~~~~~~~ Narra ella ~~~~~~~

Fueron unos días largos y cansados. Los orcos no se paraban nunca, parecía que estaban hechos para no dormir. Cazaban animales y se los tragaban crudo, así, sin más. Esos días apenas comí ni dormí, me empezaban a fallar las fuerzas.
No era nada fácil soportar a esas repugnantes criaturas, odiaban todo lo existente, incluso a ellos mismos, y era más que imposible hacerles razonar. Aborrecían la luz del Sol y no soportaban estar bajo ella, así que tuvimos que cojer por estrechos y oscuros acantilados de piedras y cuevas deshabitadas. Sus piernas, aunque arqueadas, les permitían correr a gran velocidad por cualquier tipo de terreno pero, lamentablemente, ni mi pony ni yo podíamos acostumbrarnos a ese paso.
Al fin, después de largos días, llegamos a unas enormes batientes de hierro que iban de uno a otro extremo de Cirith Gorgor.

- ¿Qué es esto? - Pregunté incrédula.

- Es Morannor, más conocida como La Puerta Negra de Mordor. -

Estaban custodiadas por dos torres con una vigilancia insomne, la llamaban las Torres de los Dientes.

El orco líder hizo una señal a los trasgos que aguardaban la entrada, haciendo que se abrieran lentamente dando lugar a los oscuros y volcánicos paisajes de Mordor.

De camino hacia la torre de Sauron, nos interrumpió el paso un alto y delgado cuerpo, cuya identidad se escondía en una amarillenta máscara pintada de sombras azules y, entre ellas, una lágrima.
Los orcos hablaron en lengua negra con el desconocido, cosa que no entendí nada de nada. Se acercó hacia mí a observarme más detalladamente.
Entre su largo y liso pelo negro se le podía ver, costosamente, un puntiagudo sobresaliente de su oreja.

- ¿Eres un elfo? - Le pregunté.

Él me mandó a callar rápidamente y miró a su alrededor, rogando que nadie se hubiese enterado de mi pregunta.

- A istal quet' Eldarin? (¿Hablas Élfico?) - Susurró.

- An quet' Eldarin. (Sí, hablo élfico) - La verdad es que algo había aprendido en los libros de Erebor, cuando la cena terminaba y me quedaba en mi cama, leyendo, hasta conciliar el sueño.

- Omentuvalme coanyasse. (Nos veremos en tu habitación.) - Murmuró, cada vez más cercano a mi oreja. - Quentuvalme. (Hablaremos).

- Tenna i loome... (Hasta la noche) - Le contesté, no tenía ni idea de quién se trataba ni que es lo que quería. Habría que esperar hasta después para averiguarlo.

- Nai Eru varyuva le. (Que Eru te aguarde). - Se despidió.
Eso último me extrañó bastante, se supone que para todo ser viviente que habita en Mordor el máximo señor de la Tierra Media era Sauron. ¿Por qué iba a decirme que Eru estaría conmigo?

El incógnito de la máscara se acercó al orco líder.

- Ya está todo listo para que la princesa vea al señor. -

¿Nada más llegar tenía que ver a mi supuesto padre? Eso no me agradó nada.

~~~~~~~ Narra Thorin ~~~~~~~

- ¡Vamos señor! ¡Ya casi no queda nada! - Gritó Balin, subido a una alta roca. - ¡Creo que ya veo el palacio!

Me dirigía hacia él cuando sentí un filo de una daga en mi nuca.

~Pequeña~ Thorin Escudo de Roble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora