Nuestra última batalla. (Parte 3.1)

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~~~ Narrador externo. ~~~

*Eres un idiota... No debiste hacer esto por mí... Era yo quién merecía morir...* Pensaba Khris, dolorido, junto al cuerpo inerte de su hermano.

La joven llegó hasta ellos sin poder creerlo. Cayó de rodillas, completamente en shock. Su rostro se comenzó a palidecer preocupante. Observó al elfo que yacía sobre el suelo y se lanzó, inconscientemente, a él.

- ¡¡Turentar!! ¿¡¿¡Te encuentras bien?!?! Tranquilo, estoy contigo... - Balbuceaba la chica, mientras palpaba nerviosa con sus manos el rostro del difunto en un intento de reanimarle.

Abrazó su torso y se acurrucó en su brazo. Sólo pasaron unos minutos para que el desconcierto de la chica cesara, causando potentes gritos invadidos de rabia y dolor. Derramaba lágrima tras lágrima, amargas, sin fin. Mordía su labio inferior reprimiendo la angustia, hasta tal punto de hacerse sangre. Algo en el interior de su pecho le causaba la misma sensación de clavarse millones de agujas una y otra vez. Gritos y más gritos.
Había perdido a Thorin noches atrás y acababa de perderle a él. No podía hacerse a la idea de que Turentar se había marchado.

Khris se levantó, después de velarle casi por dos días.
- Creo que deberíamos irnos... - Le susurró a la joven.
Ella seguía inmóvil, agarrada a la cintura y apoyada en el hombro del elfo, con los ojos completamente abiertos mirando a un punto fijo, escondida entre sus mechones de pelo. Así había permanecido largas horas y horas, sin ni siquiera un movimiento y apenas un pestañeo junto a su cuerpo sin vida, buscando el calor y el afecto de Turentar, pero no lo logró.

Khris tragó saliva y se dispuso a agarrar a la joven de la muñeca, obligándole a ponerse en pie, pero ella negaba a moverse.

- ¡Tenemos que irnos! - Gritó Khris.

La chica seguía del mismo modo. Khris suspiró, ella no reaccionaba ni pensaba hacerlo.
Al principio entendía que era causa de tener que asimilar el dolor de la pérdida, pero su estado empezaba a ser demasiado preocupante.
Se dispuso a recogerla él mismo pero, esta, sólo consiguió reaccionar para patearle la desgarradura de su pierna, a la que Khris gritó de dolor y, tras esto, ella cayó y no volvió a levantarse.

Khris corrió a su lado, intentando llamarla por un nombre en concreto para hacerle reaccionar y la alzó en brazos. En ese momento, comprendió que una gran parte de la chica también había muerto con la pérdida de Turentar.

Llegada la noche, ella gimió débilmente hasta abrir sus ojos, mareada y confundida.
Inspiró como si llevara días sin coger aire y se dispuso a ponerse en pie. Pero, un cuerpo robusto y algo familiar, que no lograba reconocer del todo, la tenía junto a él.
Una chispa de brillo y de vida volvieron a sus ojos en ese momento, iluminando su pesada y dolorosa alma y, removiéndose entre los brazos en los que se encontraba, quiso comprobar angustiada si era el enano que esperaba. Pero no fue así.

- ¡¡Has despertado!! - Alzó la voz con dulzura.

Al fin lo comprobó.
- Balin... Eres tú... - Dijo, aún desconcertada.

- Tuviste fiebre toda la noche, a causa de pesadillas. - Anunció.

La chica se levantó con dificultad y observó a lo lejos otra figura, junto al fuego.
Una sombra alta y esbelta la adornaba, dejaba caer entre su espalda un largo y blanquecino cabello agrupado en una cinta de cuero, piel blanca, rostro fino e iris amarillentos que brillaban con el fuego, pareciendo estrellas.
Quedó embelesada por unos momentos pero, cuando logró volver algo más en sí, una furia empezó a invadirle por dentro, hasta tal punto de coger la espada más cercana y colocarla en el cuello de este.

Khris respiró hondo, seguía calmado, aún en el borde de la muerte.
Ella empezaba a dudar si debería dejar perderle de vista o, simplemente, matarlo. Nunca le perdonaría el daño que le hizo a Turentar, nunca.
Ella recordó de nuevo al elfo que le había hecho sentir y cuidado tanto, causando volver a caer al suelo, derrumbada entre llanto.
*Ahora él está muerto...*

Khris la volvió a poner en pie, ella agachaba su cabeza para tapar sus lágrimas entre su cabello castaño, e intentando reprimir gritos sin calma.
Un suave roce en su mentón hizo alzar su mirada hasta las pupilas doradas de Khris.

- Él... Me encargó de decirte que todo saldrá bien. De que tú... Podrás con todo... Porque eres muy fuerte. -Susurró. - Y que te amaba, por encima de todo y de todos.

La joven gimió amargamente y, el elfo, la rodeó con cuidado y respeto con sus brazos, dejándole apoyada en su pecho. Él suspiró con angustia y dirigió una mirada a Balin, que observaba en silencio dolorido.
Khris asintió y el enano se percató de su significado, tenía que buscar a Thorin. Recogió su zurrón y se alejó sin más.

Khris revolvía el pelo de la joven con delicadeza, mientras esta se desahogaba en su hombro.
El elfo dejó escapar una que otra lágrima mientras intentaba aguantar el llanto que se atragantaba por su garganta, tenía que demostrar dureza.
Por unos largos momentos, estuvieron ayudándose el uno al otro, calmando su dolor mutuo.
Ella pudo sentir unos minutos, en el que su dolor fue algo más ameno y su respiración se aceleraba, de que era Turentar quién estaba allí tranquilizándola, protegiéndola y queriéndola y no su hermano mayor.
Rodó sus ojos al cielo y se separó suavemente de Khris.

- Tengo que acabar con esto. - Se dijo.

~Pequeña~ Thorin Escudo de Roble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora