Princesa de Mordor.

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- Vaya, parece que ya hemos llegado. - Dijo Balin, señalando un camino que se abría paso entre el esperado Bosque Negro.

- ¿Estás seguro de coger este sendero? - Interpuso Thorin, mirando desconfiado a su alrededor, buscando otra alternativa.

- Lamentablemente no. Así que es mejor aligerarse. -

El inicio del camino todo fue entre risas, Balin tenía el don de sacar temas de conversación para no aburrir a nadie.
De pronto, Thorin me agarró de la espalda haciéndome retroceder hacia atrás.
-¿Pasa algo Thorin? -

- Si que ocurre señorita. - Contestó una voz seca y desagradable proveniente de detrás de los arbustos, apareciendo entre si un repugnante y deforme orco con una larga lanza.

Thorin envainó su espada poniéndose en posición de ataque, yo permanecía a su lado.
Detrás del orco aparecieron otros tres. Tras esos tres aparecieron una docena más, todos armados, gruñendo y amenazando con atravesarnos sus armas.

- ¡Silencio inútiles! - Gritó el que parecía ser el cabecilla. Todos hicieron caso a su ordenanza.

- ¿Qué quieres? - Dijo Thorin.

- A la princesa. -

- Aquí no hay ninguna princesa. - Me entrometí.

- Sí que la hay, estamos ante una. La de Mordor más encima. - Dijo, haciendo una reverencia, con orgullo.

- Pues se habrá confundido. -

Thorin hizo una señal a Balin, a la que este se acercó disimuladamente.

- Llévatela. Corred. Yo los entretengo. Ponla a salvo. - Le susurró.

Balin me agarró de la mano.
- Vamos chica. -

- No voy a ir, son por lo menos veinte contra uno. -

Thorin me empujó.
- ¡Lárgate he dicho! -

Balin me volvió a agarrar y salió corriendo, mientras yo me dejaba arrastrar por su ritmo.
Miré hacia atrás. Thorin combatía contra los orcos. Eran muchos para un único enano y no estaba en las más perfecta condiciones. Lograba esquivar las afiladas hojas de lanzas y espadas que intentaban atravesarle, pero no podía encargarse a la misma vez de patadas y puñetazos de otros orcos que recibía. Esos repugnantes lo tenían rodeado.

- ¡Déjame ir Balin!- Gritaba desesperada, mientras luchaba por soltarme. - ¡Va a morir! -

Él me ignoraba y seguía llevándome tras de sí.

-¡¡Maldito enano!! ¡¡Qué me sueltes!! - Gritaba cada vez más, enfurecida, hasta que decidí morder su mano, haciendo que la soltara inconscientemente.
A esto aproveché para volver corriendo hacia donde estaban los orcos.

- Has dejado marchar a la princesa de Mordor, tienes que pagarlo con tu vida. - Dijo el orco jefe, levantando su espada, mientras otros cuatro agarraban a Thorin para que el golpe no fallara.

- ¡¡¡Parad!!! - Interrumpí. - ¡Soltadlo! -

- Te dije que te fueras y te pusieras a salvo. - Escupió Thorin, enfadado.

Le ignoré, mientras me dirigía al orco jefe.

- ¿Qué es lo que queréis de mí? -

- Sólo nos han mandado para que te llevemos de vuelta a Mordor. -

- No me pienso ir sin más. Eso no me convence. - Dije elocuente.

- Nuestro señor, su padre, nos mandó a recogerte por la fuerza, matando a tus acompañantes si hiciera falta. - Me respondió en un tono tranquilo, mientras sentía que Thorin se estremecía a mi lado.

El enano me giró hacia él.

- Tu padre es él... - Me susurró desconcertado.

- Sí, el señor oscuro. Y yo su hija, la princesa de Mordor. Eso explica mis extraños comportamientos y pesadillas. -

- No pensarás... -

- Este viaje era para descubrir mi pasado ¿no? Allí tengo todas mis respuestas. -

Thorin me cogió fuerte de la mano, acercándose a mi rostro.

- Encontraríamos otras soluciones... -

- Otras soluciones pondrían en juego tu vida. -

- ¿Y qué hay de la tuya? -

- La mía se resume en tí. -

- Pero... No voy a abandonarte a tu suerte, no quiero. - Murmuraba, mientras se acercaba a mí con la mirada empapada de lágrimas.

- Es la única manera de que estés a salvo. -

- No lo hagas por favor... Que pase lo que tenga que pasarme. -

- No voy a permitirlo. Si hay un modo del que sé seguro que vas a estar bien lo haré. -

- Pequeña... - Susurró, mientras esa palabra hizo fundirnos en un apasionado abrazo.

- Dinos ya la propuesta. No tenemos todo el día. - Interrumpió severamente el orco.

Me separé del pecho de Thorin, inhale por última vez su aroma y le miré fija a los ojos.
Él puso su mano en mi cuello y, acariciándolo por última vez, me dió un último beso aproximado a mis labios.

- Quiero que, si voy con ustedes, dejéis a este enano en paz para siempre. No le haréis daño alguno ni lo molestaréis más. Recibirá el respeto de todos los orcos. ¿Entendido? -

- Está bien, este enano estará libre por siempre de este tema. Ahora larguémonos, que queda un buen viaje. - Concluyó.

Y allí me encontraba, cabalgando junto a esa raza tan extraña. Alzaba mi vista atrás, viendo como se nublaba hasta desaparecer la figura de Thorin. Me mordí el labio nerviosa, yo quería estar con él.
*Ya está a salvo.*

Debía seguir adelante, a Mordor, hacia lo que supuestamente era mi hogar.

~~~~~~~ Narra Balin ~~~~~~~

Después de un buen rato sin escuchar ningún jaleo llegué al lugar, asustado y rogando que no hubiera pasado nada malo.
Encontré a Thorin arrodillado, con su cabeza agachada, dejándola apoyar en el suelo.

- Príncipe... ¿Estás bien? -

- Le has dejado ir... ¡Todo es por tu culpa! ¡¡¡AHORA ELLA SE HA IDO!!! - Gritó, enfurecido como nunca antes lo había visto, y esmorecido en gruesas lágrimas que resbalaban una tras otra.

Me agaché a su lado.

- Ella sólo quería salvarte... - Le decía, mientras le acariciaba la espalda de consuelo. - Anda vamos, levanta. Hay que llegar al palacio de Thranduil.

- ¿Para qué sirve todo esto ya? No volverá, ha cambiado su libertad por mi salud. - Dijo angustiado, cada vez más atragantado en su llanto.

- Oye... Quizás Thranduil nos ayude a encontrar Rivendell. Te dejarás curar por los elfos, descansarás y le pediremos consejo para dirigirnos al valle. Elrond estoy seguro de que tiene una solución, lo tiene para todo. Piensa en positivo... Por ella.

Thorin se levantó, guardando su espada y tomando "prestadas" algunas cosas, que serían útiles para el viaje, de los cuerpos de los orcos que yacían.

- Por ella... - Susurró, suspirando hacia la lejanía mientras, en su cabeza, deseaba que estuviera bien y que la trataran como la princesa que se merecía.

~Pequeña~ Thorin Escudo de Roble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora