Orígenes.

563 53 23
                                    

~~~~~ En Rivendell... ~~~~~
{Narrador externo}

Sonaban trompetas y cuernos, el rey de los Elfos del Bosque Negro había llegado.
Se bajó de su leal montura mística.

- ¡Necesito ver a tu señor! - Gritó alarmado, dirigiéndose al primer elfo de Rivendell que iba allí en su bienvenida.

- ¡Ahora mismo! Si tan urgente es sígueme, para evitar rodeos. -

Thranduil asintió, corriendo aprisa por las plantas del majestuoso palacio. Sin pararse a observar sus paisajes, sus alrededores y su belleza. Sólo repitiéndose a sí mismo todo el discurso que llevaba memorizando desde que partió de su hogar.
Llegó a un gran arco que daba paso a una sala redonda decorada con columnas, de jarrones floridos y estatuas.

- Hasta aquí le puedo acompañar, los elfos vulgares no deberían dar un paso más. - Dijo el súbdito, retirándose.

- Gracias. - Le agradeció, con una mueca fingiendo una sonrisa. Estaba demasiado nervioso.

Al llegar al centro de reunión se encontró dos altas y esbeltas figuras, decoradas con bellos trajes y dos largas cabeceras; una rubia como el mismísimo oro, y otra castaña azabache.

- Em... ¿Perdonad?... - Balbuceó.

Las figuras se giraron dando lugar al señor del valle, Elrond, y a la grandiosa señora de la luz, Galadriel.

Thranduil hizo una reverencia.

- ¡Que alegría verte tan pronto! Ansiábamos tu presencia. - Dijo Elrond, amistoso, invitándole a tomar asiento. - ¿Qué te trae por aquí? -

- Han intentado atacar a mi reino. - Concluyó. - Sé la causa que nos percata.

Galadriel se dirigió hacia ellos, interrumpiéndole.

- No sigas Thranduil. -

El rey Elfo obedeció la orden, agachando la cabeza.

Elrond miró a la señora con cierta inquietud pero, a la vez, con confianza y ternura. Se conocían desde hace mucho y ya, al señor de Rivendell, no le solían impresionar sus causas.

- Tropas de orcos comandados por Sauron están en camino, para concentrarse aquí, tras las montañas que esconden el valle. Vienen a un par de días de retraso de las andadas de su hija y sus acompañantes. Si se dan prisa, podrán llegar aquí a tiempo para avisarles. - Confesó la elfa.

Thranduil dio un seco golpe a la frágil y regia mesa de mármol.
- ¡Deberíamos librarnos de esa humana! ¡Está causando demasiados problemas! -

- Eso nunca. - Respondió firme Galadriel. - Ella es nuestra única salvación. ¿Sabes qué hubiera pasado si Sauron se hubiera hecho con su total control? ¡¡Destrozarían toda la Tierra Media!!

- ¿Por qué tanta importancia?- Vaciló el elfo rubio.

- Ella tiene el poder de su padre, y a la vez, el nuestro. -

- ¿Qué quieres decir?- Preguntó Elrond intrigado, también cogiendo asiento.

- También tiene nuestro poder porque... - Galadriel tragó saliva y prosiguió. - No sólo proviene de Sauron, si no también de Indis.

- ¿¿INDIS?? - Exclamó el señor del valle, incrédulo. - Eso debe de ser imposible.

Galadriel asintió.

-Amó en secreto al rey Finwë pero dicho amor no era mutuo, pues él estaba ya casado con Míriel. Indis marchó a Oiolossë para sanar su corazón. Mientras tanto, en su estancia, surgió el amor entre ella y un joven fuerte y apuesto. Pero a la vez era misterioso y abrumador. Él no solía ser muy sociable así que vivía solo, dando paseos por las afueras. Un día se encontró a Indis llorando dolida tras el tronco de un viejo ciprés donde él siempre paraba a descansar. Fue una bella historia, llenos de imposibles, secretos y de protección, hasta se puede decir que él también llegó a sentir algo por ella. -

~Pequeña~ Thorin Escudo de Roble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora