¡La película!

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–¿Hola?–pregunto Jamie, mientras soltaba de mala gana su computadora. Se había encerrado hacía semanas, tecleando sin parar la nueva secuela de su novela de éxito.
Se lo debía a sus fans. Quizás  no era una escritora de mucho renombre u obras literarias legendarias como Shakespeare, Neruda, ni mucho menos dejaría una historia inédita única, pero había alcanzado la fama entre las adolescentes hambrientas de romance, con su escrito “Ese tipo malo”.
Después de casi veinte años como una escritora amateur, turnando con empleos de medio tiempo para poder comer y vivir, sin jamás abandonar del todo su sueño de triunfar en el mundo de la escritura.
Como se imaginan, fue tal la sorpresa de Jamie, cuando su agente le dijo las palabras mágicas:
“Aceptaron hacer la película”
Jamie dio un salto del sillón. Aunque era lo más cómodo que pudo conseguir, su espalda y cuello estaban un poco entumecidos, aún así, salto olvidándose de todo.
–¡Lo logramos!–dijo Feliz a Erin.
–No, cariño, tu lo lograste, yo solo lo promocione.
–No, no, no… hablo en serio… ¡No lo puedo creer! ¡¿Qué diran mis fans?! ¡Oh Dios! ¡Al fin! ¡Después de tanto!–Jamie dejó caer unas lagrimas emocionada.
Hacía mucho tiempo que se había revelado ante los planes de su padre de ser una médica, una carrera que le daría dinero y seguridad económica, para trabajar en cualquier cosa para subsistir, con tal de tener el tiempo suficiente de escribir.
–Bueno, alístate. Esta noche conocerás al director y productores. ¡Quieren contratarte como escritor adjunto y claro, guía!
–¡wow! ¡Wow! ¡Wow!
Jamie sonrio y corrió a su habitación buscando que usar mientras Erin colgaba.
–¿Qué usaré? ¿algo casual? ¿algo serio? ¿algo nerd? ¡DIOS! ¡Que nervios!–Jamie se miro al espejo, colocando diferentes tipos de ropas.
De repente, en su mente vagaron los momentos más difíciles de su carrera: La vez en que tuvo que pedir prestado dinero a una amiga, como fue ridiculizada por un grupo de escritores por tacharla de “imitación barata de cliches” y hasta tuvo que asimilar que había escrito al principio en su blog personal, historias con toneladas de errores.
Pero ahora triunfaba. Había evolucionado, había perfeccionado la técnica y había llorado sangre (casi literal) cuando su padre se burlo de su pasatiempo como escritora.
“Debes vivir en el mundo real”, le solía decir. “Te vas a morir de hambre”, le recalcaba.
Jamie volvió a sonreír.
–Lo hice, lo hice papá…–Se dijo más para si misma y para sus demonios de inseguridad.

¡NUNCA te daré mi autógrafo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora