Dedicado a...

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Aunque piense y piense, no hay manera de dedicar esta historia a solo una persona, asi que, en cambio, quiero dedicarlo a todo este año, mi año numero 24.
Fue un año difícil, pero lleno de experiencias. Como le dije a mi hermana “Este año no fue fácil, pero no puedo decir que no fue entretenido”
Se lo dedico a cada suceso, bueno o malo.
Al momento en el que decidi partir, porque allí ya no había nada para mi.
A los que me vieron llorar y a los que me vieron sonreir. A los que notaron que estaba herida, y a los que me hicieron reir.
A esos trabajos (que no fueron) pero que me dejaron unas anécdotas y aprendizajes de vida impresionantes.
Al momento exacto, en el que elegi mirar aquella novela  de la cual no tenia nada en común, y que al final, termino por darme un modelo a seguir.
Al segundo, en el que, hundida en la cama, me dije a mi misma: “Levantate, asi no podes seguir”, y lo hice… (y no fue uno solo).
A las canciones que cante, que me ayudaron a superar muchas veces el dolor, y hasta comprenderlo.
A las noches solitarias, en las que me senti vacia, pero también en las que entendí, que la soledad no es el fin, el fin es la muerte y la mia todavía no había llegado.
A las desilusiones, a los que me fallaron, a esas verdades que me hicieron incarme en el suelo, querer quitarme el corazón del pecho, para no sentir mas.
A todo eso que me hizo sentirme bien, cosas sencillas, como caminatas, baile, escritura, lectura (de genios) y claro, platicas con el alma expuesta.
A los que me la pusieron difícil, a los que alentaron mis desiciones, a las personas que me leyeron, y me hicieron sentir que lo que escribo puede llegar lejos.
A la fuerza de voluntad, al amor, y el desamor, a la amistad y a la ausencia de ella, a la familia y a sus peleas.
A todo, todo eso y mas, porque el año en el que escribi esta historia, fue el año en el que me descubri y conoci mas que nunca, y no puedo decir que me siento mal por ello. No seria quien soy después de todo, sin la mochila completa, con todos sus matices.
Por supuesto, dedico esto a ti, (quien me conoce sabe quien eres), que me dejaste partir, quizás por cansancio o quizás porque sabias que allí, jamás concretaría esto.
Y si esta historia llegase a ser publicada (sueño que anhelo como Jamie), podre salir con la frente en alto, pensando que sobrevivi a todos los monstruos, ajenos y propios que me decían que “Nunca lo podría hacer”.

— Mar Dortignac

¡NUNCA te daré mi autógrafo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora