29. Todo Sobre Mi Madre

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Las lágrimas salieron después de un rato de haber estado reprimidas.

Sentía un hueco en el estómago. Pensaba que estaba desangrándome pero a pesar de la tristeza, sentía coraje. Mucho.

Quería buscar la forma de llenar este vacío que estaba golpeándome pero sabía que ni con comida iba a llenarlo.

Pensé en bajar a la cocina y encontrar algo tan engordativo que me hiciera olvidar que Nathan se había llevado todo en tan solo segundos. Porque arruinó tanto, y con su egoísmo arrastró también mi dignidad, mi orgullo y me quitó a Harper.

¡Harper!

Tomé el teléfono. Le marqué como una desquiciada. Una y otra vez sin colgar. Fácilmente había inundado su número con llamadas y mensajes míos.

Lo buscaba en whatsapp sin ver su última hora de conexión.

Bastaba con mirar su fotografía de perfil para recordar sus besos, sus abrazos, el aroma de su loción.

Necesitaba de Harper en estos instantes porque sentía que me ahogaba entre la calidez de este ático donde nuestro amor se había ido descubriendo.

Las sábanas me lo recordaban, por eso frotaba mi cuerpo contra ellas. Sobre la almohada se había quedado impregnado el aroma de la cera que utilizaba para darle forma a su cabello.

Lloré.

Estaba llorando tanto. Quiero secarme. Quiero que a través de estas lágrimas salga este dolor que siento.

Del llanto pasé a la rabia porque sentía ganas de salir a buscar a Nathan para golpearlo hasta cansarme.

Cubrí mi rostro con la almohada para gritar porque no quería que nadie me escuchara. De todas formas, a nadie en esta casa iba a importarle que me estuviera ahogando de coraje porque ya no había más dolor.

- ¿Estás bien Sophie?

Era Marcia.

- Si vienes a burlarte aprovecha.

- No. No vengo a burlarme. De verdad me preocupas.

- Dudo que te importe mucho.

- La verdad es que no.

No supe qué responderle.

Marcia se quedó parada en la puerta mirándome.

- Te servirá de algo un abrazo.

No alcancé a decirle que se fuera pero sentí su abrazo intentando confortarme.

Mi hermana nunca me había abrazado y sentirla tan cerca y empática conmigo me removió muchos sentimientos que se habían borrado por el ataque de coraje que me había dado.

- Llora. No pasa nada.

- Es que me duele. Siento mucho coraje.

- Y también te duele Harper.

- Es lo que más me importa.

- ¿Por qué no le llamas? Preguntó.

- Ya lo hice. De nada servirá. Conozco a Harper.

- Entonces mejor espera. Necesita tiempo.

Dejé caer mi frente sobre la pierna de mi hermana.

Nunca la había sentido tan sincera.

- Nunca espero decirlo pero te entiendo. Sé cómo te sientes.

- No creo que lo entiendas.

- Lo supe cuando Nathan me dejó.

Memorias de una Ex-GordaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora